Como nadie nació sabiendo, en la vida todo se aprende ... y la manera más simple es mirando lo que hacen otros. "Hasta acá vamos bien, dijo el pavo y estaba en la puerta del horno" ... el tema es copiar bien.

En nuestra región del norte de la Patagonia, famosa a nivel mundial por la calidad de sus frutas, existe una amplia tradición en el cultivo de frutales, los que pasan a ser "máquinas de producir". Obviamente si copiamos esta práctica en los jardines, "estamos en el horno".

La fruticultura quiere obtener la mayor cantidad de fruta con el mejor tamaño y apariencia posibles y los años de vida de las plantas y su aspecto estético no tienen importancia. En los jardines, por el contrario, queremos muchas hojas que nos den sombra, muchas flores que nos alegren la vida y conservar las plantas el mayor tiempo posible con su forma natural.

LOS ARBUSTOS

Arbustos son aquellas plantas leñosas que forman numerosas ramas de igual diámetro desde la base (los árboles sólo tienen uno o dos troncos principales). La forma de armar su estructura es entonces emitiendo continuamente nuevos vástagos desde la altura del suelo y eso es lo que debemos respetar cuando intervenimos con una poda o raleo.

Esta poda se debe limitar a eliminar a lo sumo un tercio de las ramas más viejas, siempre y cuando se note que decaen en su vitalidad. Si todas se ven vigorosas, la poda es innecesaria.

Esta poda o raleo, lo que busca es adelantarse a lo que la planta haría en forma natural. El mecanismo de envejecimiento de las ramas se debe a que al quedar en el medio del conjunto recibirán cada vez menos luz, lo que las debilita hasta secarse y la planta les "corta el chorro" de savia.

Eliminando estas ramas se permite que la luz penetre en su interior y se formen nuevos vástagos, asegurando así una renovación y longevidad de la planta en su conjunto.

DOS TIPOS

Dentro de los arbustos podemos identificar a grandes rasgos dos tipos: los que florecen en primavera y los que lo hacen desde el verano hasta el otoño.

Los primeros forman sus yemas florales durante el invierno. Si se los poda antes de la floración, se eliminan numerosas flores ... por ejemplo camelias, rododendros (foto), azaleas, magnolia purpurea, coronas de novia, forsitias, membrilleros de flor, cerezos, durazneros y ciruelos de adorno e incluso hortensias. La regla de oro es podar una vez que han perdido sus pétalos. De ese modo las varas y brindillas nuevas que se formarán, pueden "madurar" antes de la entrada del invierno.

Esto es importante especialmente en nuestra región andina y de los lagos, de veranos cortos.