El arquitecto roquense Arecio Abad Rodríguez es amigo de lo justo, despojado, luminoso y sustentable.
Tanto es así que una de sus últimas obras lo refleja en su totalidad, con total precisión.
Se trata de un jardín de infantes de la Universidad Autónoma de Chile, en Temuco.
El día que Arecio nos explicó y mostró por primera vez la obra, un gigantesco sismo sacudía toda la zona central de Chile provocando una tragedia inédita. Pasados los días, el roquense nos dijo: "Demás está decir que la obra no ha sufrido nada de nada con el terremoto. La construcción se ha comportado estructuralmente bien al movimiento bajo condicionantes de diseño estructural que se le dieron al ingeniero calculista".
El edificio tiene losas voladizas de más de dos metros en su fachada principal, como así también el peso de todo el "paquete verde" puesto sobre la losa de techo: "todo está intacto", insistió. Tal cual: la obra estaba intacta como la pasión que Arecio explaya cuando cuenta lo suyo -la arquitectura, el diseño, el arte, la literatura y la enseñanza (es profesor de arquitectura en la Universidad Autónoma de Chile)-. Obra que hoy compartimos porque si no fuese por los Estados que tenemos (nacionales y provinciales), este jardín sería modelo para replicar en Argentina.
Es una obra que dialoga con el entorno a través de la escala de dos pisos, permitiendo una continuidad con el sector, siguiendo la línea de edificación y considerando un amplio antejardín. Es un edificio de 805 m2 en dos pisos (planta baja y planta alta) más un techo habitable, con estructura de hormigón armado, revestido completamente con una envolvente térmica que otorga condiciones de eficiencia energética que posibilitará un bajo consumo de calefacción que se logra por dos conceptos: uno es por el efecto de energía pasiva proveniente de la buena orientación al sol y el otro es por un sistema de calefacción de alta eficiencia que traspasa el calor mediante losas radiantes, que brindará no sólo ambientes confortables sino también espacios limpios.
Contribuye a esta búsqueda de la eficiencia energética el diseño de la cubierta que considera el uso de pasto (cubierta verde) que recupera la superficie original de patio que fue construida y reconstruirla en la cubierta. Por otro lado las edificaciones colindantes en altura tendrán como vista esta quinta fachada verde, permitiendo vincularse con la actividad propia del patio en altura. Además dicha superficie da la posibilidad de tener vistas al paisaje cercano del propio verde de la ciudad y también del lejano en días de buena visibilidad ya que se perciben los volcanes. Se consideran celosías verticales de madera en las fachadas del primer piso, que otorga una estética de calidez por la presencia de la madera y es un contrapunto con la imagen institucional de líneas puras. Estas celosías son móviles por tramos y permiten controlar la luminosidad y asoleamiento extremo en los períodos de primavera y verano, como además evitar el uso de cortinas para lograr un interior de mayor penumbra cuando duerman siesta los niños de las salas cunas. Es un edificio luminoso, con adecuado estudio de ventanas que permite un bajo consumo eléctrico de iluminación.
El edificio presenta una imagen exterior de líneas puras y sólidas con una homogeneidad de color, realzando la celosía en madera. Al interior, la luz, los colores que aparecen recorriendo los espacios, las formas, otorgan una agradable espacialidad. Existe también una continuidad tanto en planta baja como en primer piso, entre salas y patios lograda por la transparencia visual en horizontal, como también por la escalera de conexión de los tres niveles en vertical.
Es una edificación de alto estándar lograda en seis meses, con un valor similar a otras obras públicas realizadas en Chile pero con otros materiales y logros que la ha transformado en un referente de este tipo de proyectos. Una obra que teníamos que conocer.
CONTACTO
arecioabad@hotmail.com
PRODUCCIÓN: Horacio Lara
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