Localizada al sur de la península de San Francisco, esta casa se construyó debido a que la antigua casa que data de 1950 fue demolida por problemas estructurales, pero se preservó la vegetación y un estanque artificial existentes.
Los clientes, amantes del aire libre, deseaban una casa que tuviera la mayor cantidad de espacio posible abierto al paisaje exterior.
El proyecto se planteó en cuatro pequeños edificios: la casa principal, el estudio, la casa de la piscina y el garaje. Todo bordeando los límites de la finca y dejando hacia el interior el estanque, jardines y piscina. Las grandes puertas correderas de cristal se abren directamente a la terraza.
La estructura de la casa principal tiene una espectacular cubierta que permite esconder los paneles solares fotovoltaicos y térmicos (agua caliente), cuenta con calefacción, y a pesar del clima, no tiene instalación de refrigeración, ésta se hace de forma pasiva ayudada por los aleros, persianas y ventanas que se abren.
TIPS
En esta creación se trabaja una idea común que también se ve en otras casas de este estudio: que la arquitectura trascienda la simple función de contenedor estático y utilitario, siempre tratando de lograr la emoción. La emoción por la belleza, por el espacio, por la sorpresa, por lo adecuado.
Aquí, una vez más, la arquitectura muestra las herramientas para manipular el espacio hasta convertir el hábitat en una experiencia que apela a los sentidos de sus moradores y/o visitantes. Todo un lujo, por estos tiempos.