Estimado Teodorico
Fiel lector de su interesante parte del diario, vi con mucho interés la noticia del amigo Isidro Belver, de Huinganco, y la de la amiga Susana Pintos, referido a la inseminación artificial de la araucaria. Quisiera aportar una información que puede ser ilustrativa al tema.
En la década del 50 el señor Hans Tesdorff, administrador de la estancia "Quechuquina", en San Martín de los Andes, realizó un ensayo de cruzamiento de nuestra Araucaria araucana con su pariente de los subtrópicos Araucaria angustifolia. Juntó polen de árboles de nuestra región y lo llevó a Misiones, donde fertilizó a las plantas de allá. A su vez cosechó polen de las araucarias de allá, para fertilizar árboles aquí. Yo era el sucesor del señor Tesdorff en el cargo de administrador de "Quechuquina".
La cosecha era toda una hazaña, subieron con escaleras a las copas de los árboles, juntando el polen en bolsitas. Dado el corto período de tiempo que el polen conserva su viabilidad, con el mayor apuro había que trasportarlo por toda la república hasta su destino. En aquel tiempo el colectivo tardaba 8 horas de San Martín a Zapala y de ahí 36 horas hasta Constitución. De allá hasta Misiones, no sé.
El hecho es que tuvieron éxito y quedaron 8 árboles de esta cruza en la estancia "Colluncó", cerca de Junín de los Andes. 5 machos y 3 hembras. Los machos tienen abundantes flores y las hembras están desarrollando sus conos. Veré si producen semillas fértiles.
Las plantas tienen 18 metros de altura (la más grande) y 50 centímetros de diámetro a la altura del pecho. Considerando la edad de alrededor de 60 años, es un crecimiento más bien lento y el aspecto de los árboles no es demasiado vital. Pero conservan sus hojas angostas (angustifolia).
Me informaron que quedó otro lote de árboles de este mismo ensayo en la estancia "La Barrancosa", en la región de Venado Tuerto, Santa Fe, que sí producen semillas fértiles y dicen que existen más en Misiones.
La idea era conseguir un árbol de la firmeza de nuestra araucaria y con la velocidad de crecimiento de la angustifolia. Esta esperaza aparentemente no se cumplió, ya que las plantas en "Colluncó" demuestran un crecimiento poco convincente. Pero ya se sabe que la araucaria tiene sus propias leyes. Si no le gusta cierto lugar, no quiere saber nada, y donde está a sus anchas demuestra un excelente desarrollo.
Cuando maduren las semillas trataré de hacerlas crecer. Podría ser que en la segunda generación y tal vez en un sitio más favorable, crezcan mejor. De todos modos, mis respetos a esa gente de aquel entonces. Nunca se va a ver resultados si no se ensaya.
Con tal motivo y felicitándolo por su valioso trabajo, me es grato saludarlo con atenta consideración.
Eberardo Hoepke - San Martín de los Andes