Resulta auspiciosa la iniciativa de encomendarle al gran arquitecto y artista plástico Clorindo Testa, el proyecto de un mirador para la localidad de Huinganco, que permitirá a turistas y paseantes contemplar el hermoso paisaje de esa región desde una instalación inteligentemente adecuada a la magnitud de tan bello escenario. La idea de dicha construcción pone en valor las bellezas paisajísticas de Neuquén con el agregado de la llamada "arquitectura de autor", verdaderas obras de arte que intervienen el espacio, natural o urbano, desde una perspectiva creativa estética y trascendente.
Así ha ocurrido con muchas obras de importantes arquitectos. Tal es el caso de Frank Lloyd Wright y su famosa creación conocida como la Casa Kaufmann, situada en Bear Run, Pensilvania. En esta obra, concebida entre 1936 y 1937, Wright interviene el espacio de un frondoso y salvaje bosque con una casa de líneas absolutamente modernas erigida sobre un macizo rocoso situado precisamente sobre una cascada que parece fundirse con la misma vivienda y viceversa, la obra maestra de la llamada "arquitectura orgánica".
Clorindo Testa ha planeado para Huinganco una instalación que enmarcará el paisaje del lugar dándole carácter de gran escenario. Según él mismo me comentara recientemente, fue su inspiración aquella recordada película del neorrealismo italiano "Milagro en Milán", filmada en 1951 por el genial Vittorio de Sica. En dicho filme, los pobladores de una barriada pobre de Milán, improvisan, con los materiales que tenían a mano, un gigantesco marco a través del cual podía verse la famosa ciudad como si se tratara de un gran teatro. Y el público que participaba exclamaba: "Bella Milán!, Bella Milán!"
Esta idea de enmarcar el paisaje natural precisamente para ponerlo en valor es propia del talento creador de nuestro artista y ha prevalecido en el diseño del proyecto para Huinganco. Estas cualidades seguramente sitúen dicha obra entre las construcciones mas emblemáticas de nuestro país.
Mirar el paisaje como sentados en un gran teatro, luego de atravesar un pasillo cerrado para llegar a un auditorio escalonado, tal como hiciera Oscar Niemeyer en la catedral de Brasilia a la que se arriba luego de largos pasillos oscuros, no solo realza la vista panorámica del lugar sino que la resignifica.
Celebro esta iniciativa de Clorindo como autor del proyecto, por su enorme talento y por los años que nos unen participando en diversas experiencias que tuvieron como eje a la Cultura, desde haber compartido el jurado en la Fuente del Centenario que hoy engalana el centro de nuestra ciudad hasta la muestra de sus obras que se exhibe, en MNBA Neuquén, por estos días.
Un gran arquitecto para un gran paisaje, una combinación que ratifica la posición que Neuquén viene ocupando, desde casi una década, en el ámbito cultural nacional e internacional.