Becca y Doug Worple están más que satisfechos con la casa que lograron armar en base a la reconstrucción de una vieja guardería de botes sobre el lago Huron, en Canadá.
Becca pasó todos los veranos de su vida en esta isla y quería, ahora de grande, casada y con hijos, un refugio bien relax en un medio natural que le era totalmente familiar. Por ello, junto a su marido empezaron a rastrear por internet a algún joven arquitecto que entendiera lo esencial y simple de su proyecto, y fue así, casi por equivocación, que dieron con Michael Meredith del MOS, un centro interdisciplinario de Toronto.
"No soy Martin Miller, la persona que ustedes están buscando, pero me interesa el proyecto", se sinceró Michael. Y fue así nomás que junto con su socia Sample empezaron a ver cómo sería la reconstrucción de la desvencijada guardería náutica.
Un lugar de mucho viento, rodeado de gigantescas rocas y algunos intensos verdes de la arboleda autóctona exigía elegir materiales duraderos y nobles para la construcción. Fue así que eligieron cedro rústico, más ladrillos, chapas de zinc y algo de piedra para la vivienda principal y la de huéspedes.
Los ventanales y las puertas son herméticas, que aseguran buen reparo en el interior.
Pasarelas interiores y exteriores de la casa conectan todo el tiempo con el agua.
La casa descansa sobre una plataforma de pontones de acero que le permiten a la vivienda moverse con las fluctuaciones del lago. Este sistema de sostén permite que sea remolcada, alguna vez, hacia una nueva ubicación.
Los enormes pontones fueron colocados cuando el lago estuvo congelado y la casa, toda prefabricada, fue de inmediato levantada y supervisada por el equipo MOS.