| A simple vista sigue siendo tan imponente como lo era cuando la construyeron, allá por 1917. Su fuerte “presencia” se intuye desde afuera, desde lejos y se ve por dentro. Porque en su interior luce tan esbelta como cuando era joven, ahora que fue remodelada a pleno.La vieja casona, exresidencia de Walter Kaufmann, Carlos Nielsen y Valcarce, ubicada en la zona del canalito de Roca, que en muy poco tiempo abrirá sus puertas como sede de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), fue restaurada y logró recuperar su estilo propio, práctico y austero, conservando lo esencial: su historia.El inmueble fue recuperado luego de décadas y décadas de uso y falta de mantenimiento, respetando sus líneas arquitectónicas y sin incluir ninguna modificación.Los antiguos pisos de pinotea, las pesadas puertas de cedro y las magníficas ventanas que logran una luminosidad única en cada uno de los numerosos ambientes se “dejaron a nuevo” y volvieron a cumplir su función.Victoria Joison es la arquitecta roquense que llevó adelante el proyecto y logró “devolver” la vida al inmueble y dejarlo en impecables condiciones para su nuevo uso.“Es una casa que tiene una buena base y por eso está así”, comentó la arquitecta mostrando la impecable fachada. “Se hizo un trabajo intenso, que llevó dos meses y medio y se logró darle nuevamente funcionalidad en un espacio limpio y ordenado”, remarcó.Joison destacó la renovación del “100% del piso de pinotea” que se complementó, en otras áreas, con un piso nuevo de cemento alisado. “El piso estaba muy estropeado pero se logró renovarlo, se hizo recambio de tablas, se masilló, se lustró y se hizo un hidrolaqueado. También se recuperaron las puertas y ventanas... los viejos radiadores que se usaron con un sistema de calefacción central, muy moderno para esa época... Todo original”, destacó.Las instalaciones eléctricas se renovaron en forma total y se adecuó al nuevo uso que tendrá el inmueble. Teniendo en cuenta esto, se agregaron más sanitarios y en un sector de la casa, “se crearon tres privados y se utilizaron policarbonatos y acrílicos” para no restar luminosidad a los ambientes. “Es una obra austera donde se buscó gran funcionalidad y respeto absoluto por inmueble. Sin ser ostentosa recuperó presencia y elegancia”, finalizó la encargada del proyecto.TEXTO Silvana Salinasslsalinas@rionegro.com.ar FOTOS Alejandro Carnevale Obra: sede administrativa de la UNRN Características: vivienda histórica unifamiliar, con 365 metros cuadrados cubiertos en planta baja, 1.000 metros cuadrados de terreno.Objetivos planteados: recuperar la presencia del inmueble; plantear una intervención basada en el respeto y consolidación del patrimonio; resaltar los valores existentes sin competir con los nuevos y puesta en valor de materiales y objetos originales, pisos de pinotea, aberturas, molduras en los cielorrasos, radiadores. Invasión sin agresión, equilibrio entre funcionalidad (necesidad del uso) y lo existente.Problemas constructivos: “ventilación de muro en forma natural”. La solución técnica se dejó en evidencia en vez de ocultarse, formando parte de la intervención y estética del interior.Los colores elegidos (blanco y porcelana en el interior, y verde inglés en aberturas exteriores ) resaltan el estilo y la luminosidad del lugar.Ruido, limpieza de las instalaciones existentes, artefactos de luz, colgantes, cablecanal, calefactores… A todo esto se le otorgó orden y funcionalidad con un zócalo técnico. Equipo: los arquitectos Victoria Joison y Mauro Pedrazzoli y el ingeniero Ignacio Delfante. Las carreras La Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) desplegará en este inmueble su sede para la coordinación académica y administrativa de las carreras universitarias que se dictarán en Roca. Allí se concentrará sólo la organización de las actividades académicas de la sede local, en conjunto con un Instituto de Geociencias donde se desarrollarán tareas de investigación, básicamente, sobre las áreas de geología y paleontología. El proyecto de la Universidad contempla para esta ciudad la radicación de las licenciaturas en Geología y Paleontología, y también otra área de trabajo en Diseño a dictarse a partir del 2010.
Entre los años 1915 y 1916 Wálter Kaufman, un inmigrante europeo, construyó la casona en la esquina de las que después serían las calles Belgrano e Isidro Lobo, en Roca. Su intención era vivir en una parte de la casa e instalar una banca en la otra, se comentó, y por eso hizo traer desde Alemania una caja fuerte, que hasta el día de hoy permanece empotrada en una de las paredes de la casa, de unos 365 metros cuadrados en total. Trajo pisos y cerámicos de Europa siguiendo el estilo de un chalet europeo. “Fue un edificio moderno en su época”, dicen los entendidos. De hecho contaba con un sistema de calefacción central a leña, y también con enormes tanques de agua que abastecían el consumo de la casa a través de un molino de viento que estaba en el jardín de la casa.Según recopilaciones sobre su historia: la casa estaba erigida en un generoso terreno de unos 5.000 metros cuadrados de terreno, allí había tupidos jardines, quintas, juegos de niños, y la estructura original tenía dos comedores –uno diario y otro para fiestas-, cuatro habitaciones de dimensiones extraordinarias, un corredor de 13 metros de largo, un hall de entrada, sala de espera, pieza de planchado, dos baños, una cocina, dos sótanos y una despensa. También contaba con un espacioso entretecho con pisos de madera antigua.Más fotos en:www.rionegro.com.ar/blog/eh |