stá levantada sobre un médano rodeada de un maravilloso bosque de pinos y acacias. Es el refugio de Marcela Petry y Carlos Lado, una pareja de arquitectos que ha construido decenas de casas, hoteles, appart hoteles y otros emprendimientos comerciales en Mar de las Pampas, un encantador pueblito de vacaciones, a cuatro horas de Buenos Aires, que reúne lo mejor de los dos mundos, un impresionante bosque implantado sobre dunas y anchas playas bañadas por el Atlántico.
Este dúo de profesionales, que maneja obras también en Buenos Aires como en el interior de la Argentina, decidió en el 2002 tener su propio pied a terre en Mar de las Pampas, una suerte de base de operaciones que también funcionara como casa para usar durante todo el año. Es aquí donde trabajan, es aquí mismo donde disfrutan de esta maravillosa y compacta vivienda de sólo 72 metros cuadrados, es aquí donde reciben a sus clientes.
"La idea era tener un lugar donde nosotros viniéramos a trabajar: pensamos en algo chiquito, para empezar y terminarlo rápido y después ampliarlo´. Pero después nunca más lo hicimos porque en realidad, nosotros estamos solos todo el año; llegamos viernes a la noche, o cualquier día a la noche, prendemos la salamandra, enseguida se calienta toda la casa y nos dimos cuenta de que no necesitábamos más espacio. Cuando están todos, durante el verano, es una casa informal, y se acomodan en cualquier lado; es una casa que se adapta muy bien".
La construcción les llevó entre seis y ocho meses, y está suspendida en un terreno de 450 metros cuadrados que da a dos calles de arena. Está poblado de pinos y acacias que crecen con extremo vigor y han alcanzado ya los 40 metros de altura. Respetuosos del entorno, decidieron tocar lo menos posible el bosque y armaron la casa evitando dañar la aroboleda, tal es así que uno de los árboles (que al construir la casa era diminuto) creció geométricamente engrosando tanto su tronco que este verano tuvieron que correr uno de los ventanales del estar unos metros hacia adentro por la presión que ejercía sobre la pared.
La casa está armada en tres plantas: en la primera conviven el estar, la cocina y el comedor, todo con enormes ventanales de vidrio y carpintería de madera. En la planta alta, se armó un pequeño entrepiso donde ubicaron el dormitorio mínimo desde donde se puede ver el estar y el bosque, constante en cada rincón donde uno se pose. Mientras que en el subsuelo, ubicaron un segundo y pequeñísimo dormitorio para cuando vienen alguno de los hijos y un baño completo que está encajado en la ladera del médano.
La casa se convirtió en un éxito desde que empezaron a levantar la mampostería, cada dos por tres recibían ofertas tentadoras para comprarla pero ellos se negaban. Sistemáticamente. Tenían mucha necesidad de tener su propio hogar en Mar de las Pampas.
Hay un concepto muy claro cuando estos arquitectos diseñan casas: "El programa surge de la necesidad de generar un espacio muy flexible y amplio con las premisas de incorporar el exterior al interior respetando las características del entorno: su planimetría y forestación. Nuestro criterio es que sean refugios. Acá contemplás el paisaje, sin necesidad de pisarlo. Nosotros decimos que no tenemos un terreno, sino que tenemos un espacio dentro del bosque".
"El principio con que nos regimos es que el bosque es de todos y entonces decidimos tocarlo lo menos posible, en altura, por eso estos tres niveles, cosa de no expandirlo. La planta es de 5 x 5 m y el cubo es de mampostería. Fue una implantación por eso hicimos tres niveles. Por otro lado, acá te sentís como protegido y estás netamente flotando: los pisos son todos flotantes. Nos implantamos sin tocar nada del terreno, ni los árboles, ni la planimetría que es lo primero que hicimos: el agrimensor hizo un plano, con las cotas de nivel y marcó todos los árboles. Con eso, nosotros empezamos a trabajar y aprovechamos los desniveles y los árboles. Y lo que tratamos de hacer es de apoyarnos, sin modificar nada", dijeron los arquitectos.
Todo el proceso de diseño fue fluido, sin contratiempos ni luchas de poderes entre ellos: lo principal era que se terminara lo antes posible.
La elección de los materiales fue otra clave del estudio: surge de los recursos de la zona donde se encuentran. "Tanto el aspecto formal de la vivienda como la elección de los materiales (texturas y colores) responden a la decisión de pertenencia e integración al entorno". Por eso hay revestimientos de durmientes de quebracho, un material económico que abunda en las zonas rurales cercanas. Usaron también piedra que proviene de canteras de Mar del Plata, ciudad a menos de una hora de distancia, otro material económico y de fácil colocación. También optaron por los ladrillos para reducir al mínimo el mantenimiento. Salvo la madera que tiene un tratamiento contra insectos y que deben repetir con frecuencia, el resto de los materiales son hiperesistentes a este clima de bosque marítimo.
La naturaleza se impone dentro de los interiores, poblados por apenas unos pocos muebles que compraron en Buenos Aires, algunos fueron herencia y otros fueron hechos por un carpintero, como las mesas del estar. Pero el mobiliario es un tema secundario, para estos arquitectos lo más importante es la búsqueda del espacio, que sea contínuo, que haya una excelente relación con el exterior. Lo que más les gusta de esta casa, a quienes varios amigos la comparan con una nave, con ese bosque que se mete dentro de la casa. Magnífica sensación por cierto.
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Texto: Inés Campodonico
Producción: M. Rapoport
Fotos: Daniela Mac Adden