Vivir en una residencia diseñada por un artista es una experiencia fuera de lo común. En este caso, la casa Capotesta creada por el afamado arquitecto argentino Clorindo Testa entre 1983 y 1985 es una aventura de color y formas. Ubicada en Pinamar, la casa juega con el desenfado del tiempo de veraneo, siempre en la búsqueda de una composición geométrica inusitada y sorprendente. El terreno consistía en una duna cerca del mar, en medio de una arboleda. Dentro de un sencillo volumen cúbico en dos niveles se conforman los diferentes espacios de la vivienda, contando con otras tres prolongaciones, una suerte de tentáculos que rompen la monotonía, y un balcón terraza en el primer piso. Al interior, un mundo aparte se despliega. La construcción posee dos puertas de acceso en planta baja, que a través de corredores se comunican con tres dormitorios en suite y un escritorio sin puerta. En el primer piso Testa organizó el estar - comedor y una cocina. Las terrazas situadas en el techo de la construcción son como observatorios desde donde se divisa el océano y se contempla el vaivén de la playa.
La casa, cumpliendo con todo el programa de funciones de un lugar de veraneo típico, no tiene nada de convencional y es un derroche de imaginación.
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