Tanto los revestimientos cerámicos de pisos como de paredes requieren de una serie de precauciones y cuidados al momento de su colocación, con el fin de evitar problemas en el futuro no lejano.
Y esto tiene que ver no sólo con la colocación en si misma de las cerámicas y su posterior protección durante la vida útil sino con algo no menos importante como una correcta ejecución de la base sobre la cuál se van a colocar las baldosas.
El listado de prioridades para asegurarse una buena performance del revestimiento también tiene que ver con una mano de obra calificada, con los mejores materiales para una buena adherencia, además de la resolución de su punto más frágil que tiene que ver con la gran cantidad de juntas que se van conformando.
La experiencia indica que por lo general, habiéndose cumplido con las reglas del arte de la construcción, la causa más habitual de los desprendimientos de un revestimiento es la presencia de humedad.
Y si la misma está estancada es peor aún el resultado.
El motivo principal radica en que la humedad generada por diversas causas previas como fisuras en las juntas o ingreso por la cara opuesta del revestimiento no logra evaporarse y es ahí donde se producen los mayores inconvenientes.
Otra de las causas se da en paredes que aún conserven, por la necesidad de adelantar plazos de obra, humedades internas tanto de las mezclas como de los ladrillos humedecidos durante la ejecución.
Así, cuando se colocó el revoque grueso se “carga” con más humedad lo que, si no se dispone de tiempo lógico para su evaporación, provocará los daños antes mencionados.
De esta manera el material de agarre de las cerámicas pierde el agua que necesita para fraguar, que es tomada por la cal del mortero para compensar la pérdida que ha experimentado, y no puede cumplir su misión adherente.
Como resultado se producen en el revestimiento los clásicos “hinchamientos”, que produce el desprendimiento del material por deficiencias del producto adherente.
Para lograr una buena y duradera colocación con mezcla adhesiva, recomiendan extender con llama dentada, macizando la pieza y utilizando el doble encolado cuando sea necesario.
Un detalle importante se presenta, por ejemplo, cuando el material adhesivo queda al descubierto después de haber sido colocada la cerámica.
Es probable que las piezas hayan estado demasiado tiempo en agua antes de ser colocadas, un detalle para no perder de vista en toda obra.
Finalmente, por lo general se afirma que cuando al cabo de un cierto tiempo de haber sido colocadas las piezas de un revestimiento se desprenden del soporte, puede darse rápidamente un diagnóstico elemental observando el reverso de las baldosas caídas.
Si aparece limpio, dejando el material adherente sujeto a la pared, se puede suponer que no ha fraguado y que la causa del fallo está en el propio material de agarre.
Por el contrario, cuando el mortero se desprende con la pieza, quedando sujeto a su cara posterior, el defecto debe buscarse en el soporte.
NO MÁS DE 5 MILÍMETROS
Aconsejan realizar una previa y minuciosa verificación de las superficies donde se vayan a colocar revestimientos cerámicos o de cualquier otro material, ya que de presentar fallas de importancia es prácticamente seguro que en no mucho tiempo aflorarán inconvenientes por escasa adherencia del revestimiento.
Conviene verificar que además de una buena estabilidad mecánica la superficie esté plana, sin desniveles. Esto se puede verificar con una regla de 2 a 3 metros. El defecto de “planeidad” no debería superar los 5 milímetros, según se aconseja.
Por otro parte si los defectos exceden del 15 por ciento de la superficie total tomada sobre 1 metro cuadrado, se considera que son localizados; en tanto que si los defectos exceden estos límites, se los considera generalizados.
Otra cuestión a tener en cuenta es la no presencia de sectores donde pudieran aflorar manchas de humedad o descascaramientos. Esto provocaría en breve el desprendimiento de las piezas involucradas en estos sectores. Una forma de constatar la estabilidad y dureza de la superficie es rayando con un clavo u otro metal en diferentes puntos. El soporte es duro si la rayadura es superficial.
De manera contraria conviene desprender todo el material que pudiera no ser lo suficientemente duro hasta encontrar una capa sólida. Después se evaluará si es conveniente la ejecución de un nuevo revoque grueso para recibir el cerámico.
LA COLOCACIÓN
La colocación de los cerámicos se realiza habitualmente con la ayuda de una mezcla hidráulica, un cemento rápido o compuestos de resinas sintéticas.
Los industriales dedicados a la producción de este tipo de materiales ofrecen una gran variedad de productos y cada vez más específicos para las distintas funciones. Es por ello que siempre es recomendable la consulta y evaluación para elegir el material más adecuado para cada situación en particular.
Dentro de las formas más aconsejables de colocación de las cerámicas en revestimientos están la ejecución en capa gruesa de hasta 20 milímetros, en capa fina de hasta 10 milímetros o los encolados simple o doble.
El primer caso es el método más antiguo y consiste en colocar la cerámica directamente sobre la pared de ladrillos comunes o huecos, o el contrapiso, utilizando como material de agarre un mortero cementicio con dosificación variable. Esto dependerá muchas veces de la prolijidad con que esté confeccionada la superficie donde se vayan a colocar los cerámicos.
También está el método denominado en capa fina, que se refiere a la colocación sobre soportes planos como revoques, tabiques de cartón yeso, y utilizando mezcla adhesiva de agarre.
Finalmente se menciona también a los distintos métodos de encolado tanto simple como doble. En el primero de los casos el material es extendido “peinándolo”, con la ayuda de una herramienta o llana dentada. Mientras que el encolado doble por su parte es la aplicación del material de agarre tanto en el soporte como en el reverso de la pieza a colocar, asegurando así un completo macizado y una perfecta adherencia.