Esta vivienda unifamiliar se encuentra situada en un barrio cerrado a 30 kilómetros de Buenos Aires, en un terreno de 20 mts. de ancho por 50 de largo con 3 mts. de retiros laterales a cada lado y una increíble vista al lago que debía explotarse al máximo.
El análisis del sitio marcó ventajas y desventajas que debían considerarse a lo largo de todo el proceso de diseño: las inmejorables vistas al lago se daban en el contrafrente del terreno, mientras que la mejor orientación estaba al frente: "El terreno que se nos presentaba angosto, el entorno construido nos enmarcaba las visuales...", recuerda hoy el exitoso arquitecto regional Andrés Remy.
Ante un programa de necesidades sencillo, para una pareja socialmente activa sin hijos, "entendimos la importancia que tendría en esta casa la resolución de las áreas públicas, dando lugar a un esquema pensado en corte donde trabajamos el programa social divididos en dos", refuerza el arquitecto nacido en General Conesa, Río Negro -y neuquino luego por adopción-.
Por un lado se dispuso el programa de uso cotidiano, como la cocina y comedor, y por otro lado el living, más próximo al lago. El fuelle de agua que los separa permite bañar de luz indirecta a los ambientes, a través del reflejo que genera el sol del norte sobre él, evitando el recalentamiento de los mismos. De esta manera, la luz está presente en todos los ambientes de la casa, pero nunca de forma directa.
Ambos programas se conectan a través de un trayecto sobre el agua, materializado por un puente de vidrio que parecería no estar mientras el canal corre bajo nuestros pies.
El living, de 10x5 metros, libre de divisiones y totalmente vidriado, se resolvió en desnivel respecto del resto de la vivienda, permitiendo así una permeabilidad visual de los ambientes por sobre él, y acaparando la inmediatez de la laguna.
La resolución de la planta alta, mantiene el mismo criterio de diferenciación de sectores, hacia el frente se dispusieron los dormitorios de los futuros hijos con dos ventanales posteriores hacia el lago y a modo de puente, entre los dos volúmenes de planta baja, se ubicó la suite, con un gran voladizo que conquista las mejores visuales, pareciendo flotar sobre el lago.
Una casa de una sobriedad casi provocativa, donde los ambientes diáfanos de un blanco impoluto contrastan, hasta emocionar, con el exterior totalmente negro, recordándonos el mordisco de una manzana.
Una fuerte impronta que ha terminado por bautizar la casa.
PROYECTO
ANDRÉS REMY ARQUITECTOS:
EQUIPO DE PROYECTO
Andrés Remy
Hernán Pardillos
Julieta Rafel
Marcos Pozzo
Agustina Barthes
DIRECCIÓN DE OBRA
ANDRÉS Remy asociado
Hernán Pardillos
INTERIORISMO
Andrés Remy
Carlos Arellano