Hoy voy a abordar un tema que es una mezcla de filosofía y jardinería, pero no crea que entro en el misticismo. Me refiero a una cosa muy simple pero intangible, esquiva para muchos e inalcansable para otros ... me refiero al concepto de bienestar.
Creo que todos copiamos adecuadamente esa palabra y la traducimos de acuerdo a nuestra forma de encarar la vida. Para algunos equivale a tranquilidad, para otros simplemente sentirse bien, otros pueden sentirlo teniendo mucho dinero en su cuenta bancaria y otros -aunque sin un mango- teniendo salud y alguien con quien compartir la vida...
La pregunta que usted se hará a esta altura del partido, es qué tendrá que ver con las plantas. "Dad is de question" (perdón por mi inglés nativo).
NO TAN DISTINTOS
Generalmente aceptamos que hasta los animales pueden sentir bienestar y cuando tenemos una mascota a la que procuramos alimentar adecuadamente y darle cariño, estamos brindándole parte de nuestro concepto humano de "bienestar". La pregunta es si una planta puede sentirlo e incluso de alguna manera retribuir esa sensación ... mi respuesta categórica es "sí".
Estoy convencido de que la separación entre animales y vegetales es arbitraria y sumamente relativa y que si a nosotros los humanos nos parecen dos mundos totalmente diferentes, simplemente es porque no tenemos la capacidad de entender a esos seres verdes que dan flores y frutos.
Esa diferenciación mental que realizamos proviene de hechos palpables y medibles con nuestros limitados sentidos. Si una planta tiene hambre y sed no emite sonido alguno y simplemente agoniza lentamente ... un perro en la misma situación nos dará a entender que algo le pasa y en su desesperación y como última instancia beberá o comerá lo que tenga a su alcance.
Una planta a la que se somete a malos tratos lucirá ajada, fea y morirá. Un perro apaleado se las "bancará" un tiempo, pero muy probablemente en algún momento morderá, se defenderá, o simplemente "se toma el buque" ... huirá.
Creo que con esto estoy dando ejemplos claros de cómo calibramos a uno u otro mundo y cómo reaccionamos ante ellos. Del perro que puede morder nos cuidamos ... de la planta ni nos preocupamos porque no representa peligro.
"DEDOS VERDES"
Por supuesto que no todas las personas asumen esta actitud diferenciada y creo que en eso radica básicamente lo que se llama "dedos verdes". Son esas personas que tratan de descifrar los "sentimientos" de sus plantas y procuran que nada les falte. Es decir, les procuran "bienestar".
Incluso les digo más ... hay personas a las que les resulta imposible cultivar determinada planta que a la mayoría les crece como yuyo. En esos casos -y sin pretender hacer juicio de valores- decimos que "no hay onda" entre ambas.
Otras veces el cultivo es posible cuando esa persona cambia su carácter o su actitud ante la vida. Hablo en sentido personal y les doy un ejemplo.
En una etapa de mi vida, en la que para mí lo económico llegó a ser "el" objetivo, vivía a los saltos "buscando ese mango que me haga morfar". Siempre adoré las violetas imperiales, esas de los ramitos tan perfumados, pero por más que sembrara o trasplantara no había caso ... no lograba una sola planta ni por casualidad.
El proceso terminó con un infarto, terapia intensiva, 30 días de rehabilitación y mucho tiempo para pensar. Hoy en día, 20 años después de aquel suceso "bisagra", las violetas me crecen solas, en todas partes e incluso en los sitios más insólitos.
Insólita es esta nota de hoy, dirá usted. Está motivada en numerosos correos electrónicos que he recibido con consultas de este tipo: por qué no me crece tal o cual planta, qué le puede estar pasando a mi planta que estaba espléndida y se me seca, por qué mi vecina tiene una planta preciosa y aunque me hizo una no la puedo sacar adelante ... Cada vez estoy más convencido de que es un tema de "sintonía" con determinada planta y eso nos ha pasado o nos pasa a casi todos.
Lógicamente que además de la "buena onda" personal hay otros factores que contribuyen al "bienestar vegetal". El más importante es procurarle una vida lo más natural posible, aunque esté en maceta dentro del hogar y eso sólo lo puede brindar el método orgánico, el que trata de imitar (jamás igualar) a la naturaleza.
Ese es el temazo que vamos a ir retomando en el trascurso de estas notas.
"Síganme los buenos".
TEODORICO HILDEBRANDT
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