Lo primero y más importante es tener conciencia de cómo es nuestro jardín.
Debemos saber que la parte que mira hacia el norte será la que más sol recibe. Le siguen en orden de calor en verano el sector del poniente (oeste), el del naciente (este) y ya con menos insolación el suroeste, el sureste y el sur.
A esto debemos agregar la fuerte influencia de nuestros vientos, que soplan preferentemente del sector suroeste y son tan desecantes como el mismo sol. Por eso es que pongo siempre especial énfasis en recomendar la creación de microclimas en el jardín, con la incorporación de arbustos y árboles estratégicamente ubicados, tanto como cortinas rompevientos como pantallas individuales. Si además todo esto se enmarca con muros, tendremos un espacio bastante aislado en el que podremos crear ambientes más propicios para nuestras plantas y para nosotros, que es en definitiva lo que más importa.
Para dar un ejemplo, en el sector norte, donde necesitaremos sombra especialmente en el verano, plantemos árboles de hoja caduca y resistentes a sequía. Evitemos las piedras o superficies absorbentes de calor y reemplacemos con algunos arbustos y especialmente flores.
Esto mismo vale para la orientación oeste y en menor medida la este.
Ya en la otra cara, la del sureste, sur y suroeste, donde posiblemente tendremos la sombra de los edificios y menor incidencia solar en general, la priorida será atemperar los vientos, como ya se explicó.
Por supuesto, estas son ideas generales, pero creo (espero) que le pueden servir para armar su jardín xérico o ir trasformádolo de a poco pára adaptarlo mejor a las situación imperante y tener además menos trabajo.