Gran parte del territorio argentino presenta regímenes de lluvia que no sobrepasan los 500 milímetros anuales, o sea que gran parte de las plantas de jardín necesitarán riegos adicionales para prosperar adecuadamente. Nuestra Patagonia, de la cual nosotros nos ubicamos en el límite norte, entre los ríos Colorado y Negro, no escapa a esta característica pero en forma dramática ... nuestras lluvias no exceden los 250 milímetros anuales.
De yapa, gran parte de estas lluvias se originan en el período frío, cuando la mayoría de las plantas están en reposo, es decir cuando menos la necesitan. Para tener jardines plenos de verde, deberemos regar diariamente y esto choca contra una realidad que no podemos evadir: no tenemos agua de buena calidad en la cantidad suficiente para abastecer de las mínimas necesidades al resto de nuestros vecinos.
Ante este panorama, que no parece tener solución en fecha cercana y por un elemental sentido de solidaridad ante la imprevisión, es nuestra responsabilidad restringir al mínimo el consumo para nuestras plantas. El césped es el que mayor riego requiere, no porque consuma más agua que un árbol, sino porque sus raíces son tan superficiales que viven en un perfil de suelo que pierde agua con rapidez y al poco tiempo comienza a deshidratarse.
Qué se hace en otras regiones que, si bien tienen el doble de lluvias anuales que nosotros, tampoco les sobra. Por ejemplo en las sierras de Córdoba, donde me he criado, la gramilla es sinónimo de césped, porque vive con muy poca agua y se ve aceptable casi todo el año, excepto unos dos meses de frío invernal, en que desaparece.
Qué hacemos nosotros. No queremos la gramilla, porque entre abril y casi octubre se pone amarilla y desaparece. Además, por su rusticidad, es tremendamente invasiva y coloniza rápidamente canteros de flores, de donde cuesta "un Perú" sacarla ... y no hablemos de cuando se mete entre los arbustos bajos como las rosas, donde hay que hacer cuerpo a tierra y trabajar con guantes para retirarla parcialmente.
Nosotros usamos preferentemente la festuca alta, que es muy resistente a sequía y salinidad y está verde casi todo el año. Pero la festuca, así y todo, necesita riegos diarios para lucir adecuadamente.
LAS FLORES
Por eso, el primer consejo es restringir el césped. El "xeriscape" o "jardinería inteligente", como es uno de los tantos nombres que se le da a la que se practica en zonas áridas, es buscar la manera de aprovechar en forma lo más eficiente posible el agua, sin renunciar a la belleza en nuestros jardines... no se trata de reemplazar el césped por un patio embaldosado o cubierto de grava, pedregullo o arena, pues en verano nos estaríamos cocinando a fuego lento y agregaríamos un elemento más al "efecto invernadero" de nuestras ciudades.
Por eso la propuesta de hoy es reemplazarlo por plantas que requieran menor régimen de riegos, sean fáciles de producir y nos ahorren trabajo. Tenemos diferentes opciones, pero comenzaremos por las florales, especialmente las anuales, porque no las tendremos que cuidar en el invierno porque se suelen helar.
TEODORICO HILDEBRANDT
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