Estamos finalizando setiembre y en nuestra región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén tradicionalmente comienza a hacer calor. Claro que siempre estamos expuestos a una helada "tardida", como suele decir nuestro hombre de campo.
Si nos atenemos a lo que es "normal" climáticamente hablando, no cabe duda que el tema de aquí en adelante será el riego. Asistimos a uno de los tantos contrasentidos e incongruencias de nuestro país, pues a la vera del río de cuenca interna más caudaloso de la Argentina ... nos falta agua en las ciudades, tanto por un manejo con sentido puramente energético de las represas que nos restringen su caudal como por la irresponsabilidad de nuestros dirigentes políticos, que no han sabido planificar ni prever el crecimiento de las principales ciudades de la región.
NUESTRO APORTE
Como según el dicho "el hilo se corta siempre por lo más delgado", era de esperar que se nos pida a nosotros, los "locos por las plantas", que restrinjamos el uso para riego. Creo que con esto se suma otra miopía más porque los jardines, árboles y espacios verdes en general no son un lujo ni un "berretín" de cierto sector de habitantes, sino que son los únicos elementos capaces de absorber la polución ambiental y mitigar el "efecto invernadero" que cada ciudad produce. Sólo las plantas verdes, a través de la fotosíntesis, pueden trasformar los gases tóxicos en oxígeno y "atar" a sus hojas las partículas en suspensión
... amén de otros "pequeños" beneficios que no viene al caso mencionar hoy. Pero como "es lo que hay", debemos fijar prioridades en nuestro jardín.
Los vegetales consumen agua de acuerdo a su tamaño y velocidad de crecimiento y por eso un árbol necesita más agua que una planta de festuca. Pero a su vez el árbol puede chupar agua de capas freáticas y en cambio el césped no ... por eso, en síntesis, un césped requiere más riego que una arboleda.
En una escala intermedia se ubican los arbustos, por supuesto de acuerdo al tamaño que tengan y a las características fisiológicas de cada especie. No será lo mismo un árbol o arbusto originario de selvas húmedas que otros de zonas áridas ... y al paso que vamos, es hora de que nos interesemos más por aquellas plantas xerófilas, o sea capaces de resistir sequía, especialmente en lo que al arbolado urbano se refiere.
PLANIFICAR EL CONSUMO
Lo que nosotros podemos hacer para prevenir lo que se viene, es planificar nuestros jardines, tal como lo han debido hacer desde mediados del siglo pasado numerosas ciudades de los Estados Unidos que ya para esa época tenían este problemón.
Si va a hacer un jardín nuevo o tiene la posibilidad de reformar el ya existente, el primer consejo es sembrar lo menos posible de césped, porque requiere riegos diarios y utilizar especies resistentes a falta de agua y a salinidad, de las cuales la más recomendable es la festuca alta (Festuca arundinacea), de la cual se han creado variedades especiales para césped, de menor altura de crecimiento y más macolladoras, o sea con capacidad de emitir nuevos brotes laterales y expandirse ... por supuesto, la semilla de estas selecciones no es la más barata.
La reducción de los espacios de césped se puede compensar con arbustos o herbáceas resistentes a sequía, para evitar demasiada superficie con pavimento, pedregullo u otro material que refracte calor en verano. Los lugares que necesiten sombra, se podrán cubrir con árboles también resistentes.
Con estas precauciones es seguro que podremos afrontar mejor lo que se viene y cumplir cabalmente con nuestra obligación de solidaridad hacia nuestros vecinos, que necesitarán el agua para sus necesidades más vitales. Ellos tampoco tienen la culpa de la situación.
En próximas notas le podré arrimar ideas más concretas, con detalles de aquellas plantas citadas como resistentes en la bibliografía que circula por Internet y que la experiencia dice que se pueden conseguir y hacer prosperar en nuestra región. Seguramente quedará sorprendido de la diversidad existente.
Las fotos que adjuntamos son de zonas áridas de los Estados Unidos, pero bien podrían haber sido tomadas en muchas partes de nuestro país, considerando que las regiones semiáridas y áridas abarcan prácticamente el 60% del territorio argentino ... incluyendo a nuestra Patagonia, con excepción de una angosta franja cordillerana, de grandes lagos y abundantes lluvias.
TEODORICO HILDEBRANDT
eljardin@rionegro.com.ar