Una diseñadora de indumentaria armó su nueva vida en un loft ubicado en una vieja fábrica de chocolate reciclada por el arquitecto Edgardo Minond en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires cuya ambientación estuvo en manos de las arquitectas Margarita y Silvina Descole, que lograron una puesta en escena impactante donde se luce el blanco matizado con muebles desenfadados y géneros de color.
Para ambientar este loft de 340 m2 repartidos en dos plantas, la diseñadora llamó a las arquitectas Margarita y Silvina Descole quienes le propusieron una caja arquitectónica blanca como punto de partida para crear espacios de manera que la estructura tomara protagonismo, explican.
La planta baja acoge el salón a doble altura, el comedor, la cocina-breakfast, el área de servicio, además de una espléndida terraza de 127 m2 con barbacoa, zona de estar y pequeña piscina. En la planta alta se sitúa la suite principal, el dormitorio de los niños, play room, otro baño completo y dos escritorios: el de su esposo se asoma al living a modo de balcón. En este piso, los suelos se cubrieron con madera de lapacho, que aporta más calidez que el cemento alisado blanco de la zona inferior y atenúa la luminosidad en las áreas más privadas.
El trabajo marchó de mil maravillas desde un principio hasta el final; quizá una de las claves está en la forma de trabajar que implementan las arquitectas Descole, para quienes lo más valioso es
escuchar los deseos de sus clientes. "Es importante escucharlos, escuchar sus fantasías, sus deseos, cómo imaginan su casa. Hacemos que participen mucho, de esa forma los resultados son mejores, producto del trabajo en conjunto", dicen.
Le dieron hegemonía al blanco, presente en todas las paredes (salvo en el dormitorio principal que se enteló con rafia color natural acentuando la calidez y la escala), cielorrasos, carpinterías, incluyendo las cortinas de lino. Así generaron ambientes luminosos que compensaron con piezas de mobiliario escogidas, de aire desenfadado y toques setenteros.
La iluminación no fue un tema menor. Amantes de la luz cálida, optaron por dimerizar todos los ambientes para lograr distintos escenarios según el momento y la ocasión. Algunos artefactos, como en la cocina, están ocultos en rajas; los que se dejan al descubierto son colgantes y brillan por su diseño y suman un toque original a la deco.
El living -de doble altura (5.40 mts) y 36 m2- rompe con un modelo tradicional: las arquitectas pensaron este espacio como un "echadero". Pensado para gente joven, que busca tirarse más que sentarse formalmente, tiene una gran flexibilidad dada por la elección y distribución del mobiliario. Lo armaron con colchones en el piso, un sillón ultracómodo de varios cuerpos y dos sillones vintage. El comedor, de altura normal de 2.50, se vuelve más formal con la idea de recibir gente y agasajarlos. Colores neutros, gran mesa rodeada con sillas para 10 comensales y tres lámparas de madera cuelgan para iluminar el centro del espacio.
La cocina, súper luminosa por los grandes ventanales, fue diseñada a medida y ejecutada con gran precisión por la firma Arquimadera. Aquí el predominio de blanco se hace sentir. Una isla central de 2.70 x 1.10, en una parte es zona de cocina y termina en zona de desayunador con banquetas.
Un gran deck de lapacho en el balcón terraza, ubicado en el primer nivel, sorprende por su alegre combinación de materiales y colores. Sectores de pasto imitan el jardín de una casa, respondiendo al pedido del cliente, donde además se empotró una pequeña pileta y parrilla."La dueña nos pidió que recreemos en la terraza todas las actividades propias del jardín de una casa". Una súper mesa construida en lenga, donde disfrutan con bandas de amigos y el gazebo con sillón y mesa de lapacho es otro rincón delicioso.
Desde el living, una escalera que se mimetiza con la pared de sostén conduce a la planta alta, un espacio abierto donde se armó el escritorio del dueño. Desde allí se puede ver desde una "perspectiva área" todo el espacio del living, ya que balconea sobre el estar. El dormitorio principal, fue pensado bajo el concepto de "cuarto de hotel", con todo el confort que ello implica pero sin perder la simpleza en la decoración.
Trabajar para esta diseñadora resultó un trabajo de gran libertad y de comunión de ideas. Hablaban un mismo código desde el primer momento. No han seguido un estilo en particular, tampoco es un discurso de la modernidad, más bien una interpretación
del confort y de la vida misma de sus habitantes."Hubo una comunión muy grande con la estética que les gustó a ellos y a nosotras, eso fue súper importante. Alguien que se entrega; aporta y se hace un ida y vuelta interesantísimo del cual sale siempre un muy buen producto".
Y el resultado fue el esperado por todos: una casa para disfrutar producto de la fusión de dos estéticas, de dos áreas del diseño que mucho tienen que ver entre sí y de una deco que es sinónimo de libertad y flexibilidad.
TEXTO: MAIQUI JORGE
PRODUCCIÓN: MARIANA RAPOPORT
FOTOS: JUAN HITTERS