Aunque sea algo reiterativo voy a tratar nuevamente el tema de las camelias, que hace ya unos 15 días han comenzado a florecer. Es que la curiosidad fue más fuerte y me decidí a averiguar de una buena vez por qué se caen las flores muchas veces antes de abrir y en otras ocasiones sucede con algunas flores y otras no en una misma planta, tal como me está sucediendo a mi en esta primavera.
Cuando se entra en Internet, esa maravillosa herramienta que afortunadamente tenemos a disposición, lo que se encuentra es profusa referencia a una enfermedad producida por un hongo específico de las camelias, o sea que el único huésped es esta hermosa planta, hermana de la planta de té (Camellia sinensis). Si usted quiere rastrear más información, el nombre técnico del hongo es Ciborinia camelliae.
En el recuadro que acompañamos le hago una pequeña descripción de este hongo, pero sólo para completar la información. Me apuro a decirle que por lo que yo he observado, afortunadamente no es el causante en nuestra región.
La característica principal de su ataque, que los de habla inglesa llaman "Camellia Flower Blight", es que se produce principalmente en la base del pimpollo antes de abrir y una vez que la flor se va desplegando, la invade totalmente hasta que adquiere una tonalidad marrón a marrón oscuro y la hace caer. Lo que yo observo en mi jardín y que es lo que lo distingue del ataque de hongo es que las manchas marrones del pimpollo son externas y en cuanto a los pétalos se ve afectado principalmente el borde de éstos. Esto induce a pensar que se trata de razones meramente climáticas.
PERÍODOS DE RIESGO
Como explicaba en esas notas anteriores, la camelia necesita una ubicación a media sombra, protegida de los vientos predominantes de nuestra región, del suroeste, fríos y secos. El suelo debe ser similar al de azaleas y rododendros, o sea mullido y capaz de retener humedad para que el área de sus raíces nunca sufra falta de agua, pero con buen drenaje y
-ante todo- de reacción ácida, lo que se logra con el agregado de azufre en polvo o mojable (muy usado en los viñedos de la región).
La formación de los pimpollos se produce desde aproximadamente febrero en adelante, para comenzar a abrir entre fines de julio a fines de agosto, según la variedad. Este detalle por lo general no se tiene en cuenta y es por eso que son frecuentes los olvidos otoñales e invernales. El aborto de pimpollos bien formados y sin abrir son el resultado de estos descuidos. Si las raíces han sufrido desecamiento
por falta de riego no debemos asombrarnos de que tire sus pimpollos en el momento en que ya nos preparamos a disfrutar de la floración. Otro período de riesgo es al llegar al final del invierno, que en nuestra región yo lo ubico en la segunda quincena de julio. Los pimpollos ya gorditos y bien formados necesitarán el último "toque" para abrir. Ese "toque" depende casi exclusivamente de las temperaturas del aire y de los vientos, siempre y cuando el suelo se mantenga siempre húmedo, por supuesto. La temperatura ambiente ideal ronda entre los 10 a 15ºC y cualquier golpe de calor que supere los 18ºC los afecta en su fisiología. Del mismo modo, los fuertes vientos desecantes o alguna helada muy fuerte, inusual dentro de nuestras ciudades. Los vientos desecan los pétalos y las heladas las "queman" pero no producen la caída ... al menos por lo que pude observar en estos años últimos.
Tengalo en cuenta entonces, si quiere disfrutar de esta hermosa planta, de flores en distintos tonos del blanco al rojo y de larga duración, pues pueden permanecer más de 20 días a un mes sin perder su belleza.
TEODORICO HILDEBRANDT
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