En el sitio oficial de la Asociación Argentina de Luminotecnia se hace referencia a una publicación del diario La Nación respecto a una experiencia piloto en el tema de iluminación pública que fuera llevada adelante por expertos del Laboratorio de Acústica y Luminotecnia de Gonnet (LAL), perteneciente a la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC).
La experiencia en cuestión se realizó en Olavarría, mediante la aplicación de un plan de reconversión eléctrica del sistema público de iluminación de la ciudad. Allí aconsejaron, como primera medida, reemplazar las viejas lámparas de vapor de mercurio de 250 vatios (aproximadamente el 77% de las instaladas) por las más eficientes de vapor de sodio.
Habitualmente se emplean en este cambio lámparas de sodio de 150 vatios, pero el estudio de las características de las calles céntricas de la ciudad, anchas, poco arboladas y con edificación baja, concluyó que podían utilizarse lámparas de 100 vatios. Se mantuvo el número existente de cuatro columnas de alumbrado por cuadra, ya que daban una iluminación uniforme, y con ello se bajó el consumo por cuadra de 1.000 a 400 vatios por hora.
Un factor importante en el sistema de alumbrado son las "luminarias"; es decir, los artefactos que contienen las lámparas. Su misión es distribuir la luz a lo largo de la calle y proteger la lámpara de la intemperie, de los golpes y de pájaros e insectos.
Como una lámpara no emite la misma intensidad de luz en todas las direcciones, el diseño de una luminaria es específico para cada tipo de fuente de luz.
De este modo, el simple reemplazo de una lámpara por otra más eficiente no necesariamente mejora la situación, ya que las diferencias en forma, tamaño y posición generalmente alteran el modo en que la luminaria distribuye la luz sobre el área a iluminar, como se menciona en la publicación.
Por eso, los profesionales del LAL colaboraron con los de la cooperativa local Coopelectric, en la confección de los pliegos de licitación para cambiar las luminarias por otras más eficientes.
Para seleccionarlas se hizo una prueba con todos los modelos ofrecidos, en una calle que tenía las dimensiones físicas y las columnas de alumbrado típicas del trazado de la ciudad.
En esta "calle promedio" se montaron consecutivamente, en una noche, todas las luminarias, lámparas y accesorios ofertados con tensión controlada y se midió la iluminación que emitían.
Los equipos que cumplían las condiciones pedidas se ensayaron en el LAL para comprobar que tenían la resistencia mecánica, a la corrosión y la hermeticidad requeridas.
Luego se efectuó una licitación entre los productos y los finalmente seleccionados fueron controlados nuevamente en el laboratorio.
ARQ. JORGE PANEIVA
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