La iluminación urbana tiene gran importancia en la seguridad vial y ciudadana, para el desplazamiento seguro y confortable de personas y de vehículos, como así también para la reducción de delitos, y la mejora de la sensación de seguridad de los habitantes. Por otra parte la iluminación urbana contribuye a crear un ambiente atractivo que favorece al comercio, fomenta el turismo y la industria produciendo un entorno de sensación de bienestar general", explicó a "eH!" el doctor ingeniero Eduardo Manzano de la Universidad Nacional de Tucumán.
El especialista en iluminación fue invitado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Comahue para brindar un curso de posgrado en Neuquén, entre cuyos objetivos estaban proporcionar a los participantes las bases conceptuales para manejar las variables luminotécnicas, preservando el medio ambiente y mostrar las metodologías y las técnicas de aplicación disponibles para realizar cada caso de estudio, junto con el entrenamiento en las herramientas informáticas de última generación empleadas para el diseño luminotécnico.
El profesional invitado es docente e investigador del departamento de luminotecnia, luz y visión de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la Universidad Nacional de Tucumán (FACET-UNT).
"Nuestra tarea engloba un servicio a la comunidad que debe ser provisto con calidad, continuidad, economía y con el menor impacto ambiental posible. Las instalaciones de iluminación urbana debido a sus características de funcionamiento y a la exposición al ambiente exterior se deprecian con el tiempo, por lo cual es necesario revertir esto con controles y gestiones adecuadas", afirmó Manzano. Además mencionó que, por ejemplo, "la duración de las luminarias debe ser evaluada tanto como su diseño, ya que si son artefactos que pueden sufrir un deterioro muy rápido en cuanto al tiempo de funcionamiento se puede volver poco conveniente su uso porque la iluminación que se pensó iba a
proyectar en determinado tiempo perderá eficiencia, y por lo tanto será baja la calidad y cantidad de luz que se vaya a emitir".
"Además en nuestro país está muy difundida la cultura de no invertir ni prever el mantenimiento de las instalaciones en general, agravado en el caso del alumbrado público por la exposición a los agentes climáticos y eventuales hechos de vandalismo". "En toda obra se debe prever un seguimiento posterior durante todo el tiempo de funcionamiento de cada instalación con el fin de anticipar la conservación en las mejores condiciones técnicas de todas sus partes. Pero para ello hace falta prever el destino de fondos, y es ahí donde en general defecciona nuestro sistema", explicó Manzano.
En realidad en toda obra se debería evaluar, junto con el presupuesto de su realización, otro referido a su mantenimiento y conservación durante el período que la ciencia y la técnica indiquen para cada caso en particular.
El profesional norteño se refirió también a la actual situación energética explicando que "es un efecto del crecimiento de la economía". Por ello, destacó que "la iluminación tiene un rol principal en esta cuestión, por dos motivos: en primer lugar, porque buena parte de la generación eléctrica, prácticamente el 26%, se disipa en los circuitos de luz y, en segundo lugar, porque con medidas de eficiencia energética se podría ahorrar la mitad de la energía que actualmente usamos en iluminación".
"El embellecimiento de las ciudades mediante el uso de la iluminación es una posibilidad cierta de alcanzar un mejoramiento en las condiciones de confort y bienestar en la misma, aunque no se nos escapa que la cuestión de la seguridad parcialmente se encuentra incluida en nuestras propuestas; hay una cuestión social de fondo que obviamente escapa a las amplias posibilidades de aportar mejores condiciones para la población mediante un correcto alumbrado público".
"De todas maneras, una ciudad bien iluminada es más segura porque transmite la sensación de bienestar necesaria al poderse observar los
distintos lugares, paseos, edificios patrimoniales y de gran valor arquitectónico de una manera diferente, en algunos casos resaltados mediante el uso de la iluminación y el color, conformando un escenario placentero para el habitante ciudadano".
Además de aumentar la seguridad de las personas y evitar accidentes "un alumbrado público eficiente disminuye notablemente el gasto de energía eléctrica, algo que actualmente constituye un objetivo prioritario para el país. Para lograrlo existen especialistas que determinan las características que debe cumplir el sistema de alumbrado en calles y caminos", afirmó Manzano. "Si el sistema está bien diseñado, se obtienen los valores medios y la uniformidad de iluminación indicados en las normas nacionales y se logra una buena visión al menor costo posible", afirmó el doctor ingeniero tucumano.
Luego agregó que "si para ahorrar energía se apagan fuentes de luz o se baja la potencia de las lámparas arbitrariamente, la iluminación deficiente puede ocasionar accidentes o favorecer hechos de violencia. Por otra parte, aumentar la iluminación por encima de cierto nivel incrementa mucho los gastos sin mejorar la visibilidad".
Para considerar, entonces.