En el comedor predomina un decidido color rojo dado por la puerta corrediza que separa este sitio de la cocina, dándole un tono audaz y moderno al espacio.
La madera clara de los muebles y las líneas precisas y funcionales transforman al lugar en una muestra de vanguardismo puro.
Finalmente diseñó una vivienda de dos sectores bien demarcados, dejando abajo hall de entrada, living-comedor, cocina, escritorio o sala de "multimedia" y servicios de lavadero, depósitos, sala de máquinas y despensa.
El otro sector es la parte privada de la casa en planta alta con un dormitorio principal con vista a la laguna y vestidor y baño en suite, tres dormitorios para los chicos (dos varones y una niña), un baño para los menores y el playroom, que a su vez también funciona como dormitorio de huéspedes.
En total la superficie cubierta es de 358m2.
En cuanto al exterior, las fachadas responden a la idea de "crear ambientes".
Por esto, su diseño responde a la voluntad de continuar los muros de la casa desde adentro en los espacios principales hacia fuera y de generar atmósferas al exterior donde las personas puedan encontrar diferentes actividades sintiéndose a gusto, como terrazas, estares semicubiertos, jardines, patios y piscina.
Pensando igualmente en la armonía entre sensibilidad por la modernidad y la funcionalidad se escogieron materiales nobles y maleables como la piedra, la madera y el revoque con color.
El vidrio, por supuesto, fue fundamental para sustentar el concepto interior - exterior, permitiendo que el paisaje entre en diversas zonas de la casa.
A través de las transparencias el arquitecto hizo énfasis en ligar espacios interiores y exteriores como la cocina y la parrilla, el living y la terraza, el baño principal y el dormitorio con su terraza, el acceso y el hall.
Para Brave, al igual que para los socios de su estudio, es fundamental hacer una arquitectura sustentable, adaptada al cliente y a la ubicación particular, siendo lo más contemporánea posible.
En cuanto a los interiores, equilibra igualmente el gusto por lo avant - garde y la naturalidad con la que se implantan en lo cotidiano.
"Me gustan los interiores que responden bien al uso y las necesidades para los que fueron concebidos. Aquellos donde uno siente comodidad. No forzamos las cosas para hacer algo escenográfico porque creemos que la decoración debe responder a las necesidades y gustos de cada uno. Lo que sí tratamos de hacer es de crear ambientes, de que cada lugar sea una experiencia", afirma el arquitecto a "eH!".
Por esto, este hogar está vestido de mobiliario, obras de arte y objetos coleccionados por sus propietarios a través de los años.
Ellos no creen en una decoración preparada y construida sino en la adaptación de los espacios a medida que la familia se va desarrollando, con objetos de valor sentimental y de significado para cada uno de sus miembros. Tampoco se confían a tendencias preconcebidas de diseño: su guía es su propio estilo de vida, lo que los hace sentir bien y corresponde a su identidad propia y única.
Para la pareja la casa es un éxito desde que la viven con intensidad, disfrutando de la distribución ideal de los diferentes ambientes que se adapta a sus hábitos.
"Creo que el arquitecto Brave logró muy bien tener una casa concebida para una familia con tres niños, pero que puede adaptarse a medida que los hijos van creciendo y cambiando sus necesidades de espacio y privacidad. Otra de las ventajas de la casa es que supo suplir el requerimiento de poder acomodar visitas por tiempos cortos sin interrumpir el desenvolvimiento cotidiano de la familia", dice el propietario.
Y agrega: "Uno de los mayores placeres que nos da esta casa son los asados. El lugar es perfecto".
Una vez más una propuesta bien "eH!", donde se destacan detalles que desde este suple nos parecen fundamentales:
* no ser esclavos del diseño sino del confort,
* pensar más en nosotros mismos que en los demás (por eso de aparentar más que "en ser uno mismo"),
* y no perder la pasión por los detalles que hacen la diferencia.
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