El arquitecto Alejandro Brave diseñó esta vivienda para una pareja de jóvenes profesionales con tres niños, dentro de una línea vanguardista, sin perder objetividad en el confort. Ubicados en un barrio cerrado en Pacheco provincia de Buenos Aires, la familia está estrenando un estilo de vida relajado y moderno, con una arquitectura versátil que se adapta a los cambios de la rutina y los proyectos a futuro.
Brave, con un extenso bagaje de conocimiento adquirido como socio de la firma Brave/Arquitectura, instalada en Houston, supo aplicar a este proyecto de vivienda su puntual experiencia adquirida en los Estados Unidos para lograr el hogar perfecto, entre sofisticado y cálido.
Un sentido del diseño depurado y elegante, más las soluciones estructurales de vanguardia arquitectural se pusieron a disposición de las verdaderas necesidades de la familia que lo contrató. Siendo consecuente con que los espacios iban a ser vividos y disfrutados en casa, para plantear el proyecto de vivienda Brave involucró activamente en cada decisión a sus clientes, que tenían conceptos precisos de lo que esperaban de su hogar.
Implantándose dentro de un barrio privado en un extenso terreno de 922 m2 sobre la costa de una laguna artificial, la familia empezó a soñar con la casa que supliría todos sus requerimientos y daría un espacio cómodo y funcional a la dinámica de todos y cada uno de los miembros.
Ciertos elementos estaban muy claros en mente de la pareja: querían tener una cocina que se pudiera integrar y separar del sector social de la casa, según sea el caso de una reunión o de días cotidianos en familia.
Indispensable en un hogar en las afueras, un sector semicubierto para la parrilla, bien conectado con la cocina para mayor comodidad.
Una chimenea al exterior, que brinda magia en una terraza en las tardes de invierno, llama la atención.
Una pequeña excentricidad: la pareja quería una terraza o patio directamente conectado al baño principal.
En cuanto a conceptos generales sabían que lo que más se acomodaba a sus costumbres era tener la zona social en la planta baja y la zona privada, incluyendo el playroom, en planta alta. También estaban firmes en que la relación con el exterior desde el interior fuera muy intensa.
"Así fuimos armando el espacio interior, a partir del programa de necesidades del proyecto y de las ideas de ambientes que nos pidieron los clientes. La idea es que la casa fuera práctica para vivir pero a la misma vez abierta y funcional para recepciones", explica Brave.