El predio del ferrocarril que hoy se quiere embellecer, en Roca, ha tenido quien se ocupara de él, o al menos de un pequeño pedazo en la esquina que supo formar la avenida Roca con la Veinticinco de Mayo, hoy parte de la rotonda conocida fríamente como “de la vía”. En la década del 70, con mayor precisión después del 76, en plena “época de plomo”, una persona apostó por la vida plantando los olmos -hoy extirpados- donados por la municipalidad. También formó la palabra “ROCA” con lavandas, de modo que los pasajeros que entonces llevaba el tren lo pudiesen ver y adornó con otras flores que él adquiría o cultivaba. El doctor Federico Luis Frugone vivía en cercanías del lugar y día a día, infatigablemente, en soledad y sin esperar retribución alguna, cuidó ese lugar tan especial. Lo hizo durante aproximadamente 20 años, hasta su fallecimiento. Creo que un justo homenaje de nuestra ciudad sería darle su nombre a la rotonda.