En la actualidad las aberturas de aluminio son cada vez más recomendadas por los arquitectos , ya que el mercado ofrece día a día una mayor oferta de productos con una mejora sustancial de sus propiedades y formatos.
Pero además se cuenta ahora con instancias superadoras también en lo que se refiere a las terminaciones de los perfiles utilizados para confeccionar las aberturas y hasta planchas para cubiertas.
Hay varias opciones disponibles para recubrir el aluminio que se utiliza en los rubros de una obra y, debido a la diversidad de usos y productos, la elección no es una decisión fácil.
El anodizado, el pintado líquido o en polvo se encuentran entre las terminaciones más aconsejadas para el recubrimiento de los perfiles de aluminio que después serán usados en la confección de aberturas, techos vidriados o fachadas del tipo “integral” en los edificios de altura.
El primero de los recubrimientos mencionados es un proceso electroquímico, desarrollado hace 50 años, en el cual se logra formar una capa protectora de óxido de aluminio (alúmina) sobre la superficie del aluminio base.
La vida útil de este acabado es proporcional al espesor de la capa anódica obtenida.
El óxido de aluminio es duro, estable y resistente a los agentes corrosivos del medio ambiente, de ahí su condición de protector del metal base.
La capa crece desde el aluminio debido al proceso electroquímico o sea que está integrada al metal, por lo que no puede ser escamada o pelada.
Como la estructura cristalina de la capa está formada por muchos poros hexagonales muy pequeños, se puede colorear utilizando el proceso de “electro coloración”, que consiste en depositar iones metálicos dentro de los mismos. Se obtienen distintas tonalidades según el metal utilizado y la cantidad depositada dentro de los poros, dado que estos factores influyen sobre la difracción de la luz a través de la capa de aluminio anodizado. Finalmente los poros se sellan llenándose de hidróxido de aluminio inerte, al hidrolizarse la alúmina
Entre las ventajas que los especialistas mencionan de este recubrimiento está que la capa de anodizado es más dura que la capa obtenida pintando con resina PVDF. Esta propiedad la hace más útil en zonas donde hay un gran tráfico por lo que es sometida a un abuso físico y en donde se utilicen limpiadores abrasivos. A su vez afirman que el anodizado le da al aluminio una apariencia de superficie metálica muy superior a la que se puede lograr con pinturas orgánicas.
Esto es así porque la capa es traslúcida y permite ver al metal base por debajo de la misma. Esta transparencia es la que contribuye al problema de la variación del color, aunque en estos últimos años se nota una mejora muy importante al incorporar equipos computarizados con los cuales se pueden programar los colores. A su vez no es afectado por la luz solar.
Sin embargo, todos los recubrimientos orgánicos pueden eventualmente fallar debido a la exposición a los rayos ultravioletas.
Asimismo, se señala que un anodizado con un mal sellado hará que este tenga muy mala resistencia química.
Además, si no se mide, no puede distinguirse la diferencia de espesor del anodizado dado que la apariencia de un anodizado nuevo de poco espesor es prácticamente igual que uno de gran espesor, con el agravante de que los anodizados de poco espesor no son adecuados para ser aplicados al exterior en frentes vidriados o en techos metálicos.
La ventaja de un anodizado de buen espesor es su durabilidad y gran vida útil.
Su mejor propiedad es precisamente la resistencia química.
Después de mucho tiempo la superficie de un anodizado también puede llegar a ser atacada por los contaminantes ácidos del medio ambiente. Las superficies anodizadas lo mismo que otros componentes del edificio, deberán ser protegidos de los ataques de los ácidos y álcalis usados durante la construcción.
Después de muchos años las superficies anodizadas pueden acumular suciedad y manchas que lucen en forma similar a la pintura que se ha atizado.
Aquellas pueden ser removidas con detergente combinado con un abrasivo.
Por otro lado están los revestimientos orgánicos como pinturas líquidas y en polvo.
Según los técnicos en la materia la performance de cualquier recubrimiento orgánico (líquidos o en polvo) depende del pre-tratamiento, las resinas y los pigmentos utilizados.
Cuando se recubre aluminio, esta es una cuestión de primordial importancia.
Esto es lo que obliga a que los recubrimientos orgánicos sean aplicados en las fábricas que cuenten con las instalaciones adecuadas.
Las resinas son a menudo el eslabón débil de la cadena.
Algunas, tales como las PVDF (Polivinil difloruro), han demostrado una alta resistencia a las exigencias del medio ambiente mientras que las resinas epoxi sólo pueden usarse en interiores.
Hay una variedad de resinas aptas para el uso en arquitectura tales como: uretanos, poliuretanos, uretanos alifáticos, poliésteres, poliésteres siliconados, Poliéster TGIC 8 (este último se usa para entrecruzar las cadenas del poliéster siendo su composición química Triglicido Isocianuro), PVDF, etc.
Sólo algunos de estos recubrimientos durarán inalterables por más de cinco años cuando son usados en construcción y están en contacto con el medio ambiente.
La American Architectural Manufacturer Association (AAMA), ha elaborado una serie de especificaciones que son excelentes para medir la performance de los recubrimientos orgánicos del aluminio, siendo la AAMA 605-2-92 la más exigente para los aluminios pintados usados en exteriores.
Las pinturas PVDF son normalmente formuladas con un setenta por ciento de PVDF y un treinta por ciento de otras resinas, siendo las acrílicas las más preferidas para este uso. Aunque se pueden conseguir pinturas con un cincuenta por ciento de PVDF en su composición, no pasan las performances exigidas en las normas AAMA 605-2-92 en todos los colores.
El poder de los recubrimientos con pinturas PVDF se basa en su resistencia química y a las radiaciones de la luz UV.
Es por ello que dominan el mercado de los frentes integrales y de los techos metálicos, precisamente por su capacidad de resistencia al medio ambiente y por la gran variedad de colores disponibles.
Como se señala al principio la elección del recubrimiento más adecuado para el aluminio debe ser evaluado por un profesional en la materia.
SEGÚN SU USO
La elección del recubrimiento depende de la aplicación, y no es solamente algo que esté relacionado con las preferencias personales.
El anodizado es lo más indicado para los frentes de vidrieras y en todos aquellos lugares donde se quiera tener una apariencia metálica. Los anodizados y los recubrimientos con poliésteres son los mejores para los frentes de vidrieras y pasamanos.
Los recubrimientos con PVDF son preferibles para los techos metálicos y los componentes de los frentes vidriados.
Los recubrimientos anodizados, PVDF, y poliésteres son usados generalmente en frentes vidriados, techos y frentes de vidrieras con resultados variables.
Fuente consultada: Cámara Argentina de la Industria del Aluminio y Metales Afines
LAS PINTURAS EN POLVO
La pintura líquida está compuesta por pigmentos, resinas y solventes. En tanto, la pintura en polvo es simplemente un pigmento encapsulado por una resina en polvo y es esto lo que la convierte en una pintura sin solvente.
Para los especialistas, los recubrimientos obtenidos con pinturas líquidas o con pinturas en polvo formuladas con las mismas resinas y pigmentos tendrán prácticamente la misma performance en sus características físicas. Para una determinada resina, la decisión de usarla como polvo o líquida es simplemente una cuestión de la tecnología de aplicación.
La principal ventaja de las pinturas en polvo es su menor contaminación ambiental comparando con la que producen las pinturas líquidas. Cuando las pinturas en polvo son curadas en un horno no emiten los componentes orgánicos volátiles que son tan contaminantes. Sin embargo, la desventaja radica en que debe ser producida en partidas de grandes cantidades. Los fabricantes son conscientes de este problema y algunos lo resuelven manteniendo almacenados stocks de distintos colores que luego distribuyen en pequeñas partidas.
Algunas compañías producen polvos con resinas poliéster TGIC para ser usados en los recubrimientos que van al exterior de los edificios. Estos son frecuentemente disponibles en una mayor variedad de colores que cualquier otro polvo, tanto es así que hay compañías que mantienen almacenados cientos de colores de dicho polvo.
Algunas resinas son más fácilmente producidas como líquidas y otras como polvo. Son identificadas en el mercado como de aplicación líquida o de aplicación en polvo, pero no es posible encontrarlas en ambos tipos de aplicaciones.
Un ejemplo son las resinas epoxy que se aplican preferentemente como polvo, pero no es posible encontrarlas en ambos tipos de aplicaciones (las resinas epoxy se aplican preferentemente como polvo mientras que las resinas PVDF históricamente han sido aplicadas como líquidas).
Muchas de las ventajas observadas en los recubrimientos obtenidos con pinturas en polvo sobre los obtenidos con pinturas líquidas, tales como dureza y brillo, son características propias de las resinas.