Los arquitectos María Victoria Besonías, Guillermo de Almeida y Luciano Kruk -integrantes del estudio argentino BAK (www.bakarquitectos.com.ar)- han hecho de las construcciones de presupuesto e impacto ambiental bajos su especialidad. Ganadores de distinciones como el Gran premio de la 11ª Bienal de Arq. SCA/CPAU 2006 y los Primeros Premios de la Bienal de Arq. del CAPBA y del Concurso de Arquitectura Joven Argentina en el 2005, con este caso, la casa denominada XS, no hacen excepción a sus obras de alta calidad formal y conceptual. Bajo la consigna de construir una vivienda de fin de semana, integrada al paisaje, de costo reducido y de mantenimiento posterior casi nulo, contaron con total libertad para proponer un volumen simple -beneficiándose de un claro del terreno para tirar abajo la menor cantidad de árboles- que se abre generosamente con superficies vidriadas hacia el paisaje sin perturbar la intimidad de los habitantes.
Plantearon una construcción de 51 m2 construidos, de solamente dos ambientes: dormitorio y estar comedor cocina separados por un baño completo. Todo compacto pero con las comodidades suficientes para disfrutar en plenitud la paz que ofrece el hábitat de este paraje poco habitado, bajo el silencio de la naturaleza.
“Es necesario saber escuchar lo que el lugar nos comunica. Si bien llegamos al sitio con un objetivo que tiñe nuestra mirada, es importante captar aquellas atmósferas nos brinda el terreno y que sólo podremos percibir si nuestra vista está libre de preconceptos sobre el mismo. Para fundir arquitectura y paisaje es esencial dejarse invadir por esos datos y sensaciones e imaginar cómo el propio proyecto los capitaliza”, expresan los BAK.
Así, el estudio proyectó una sobria planta  de 6.90m x 14m cuyos materiales primordiales fueron el cemento armado, el vidrio y unos toques de madera proveniente del reciclaje de guacales. Haciendo gala de una mezcla de contemporaneidad urbana, por sus líneas sencillas y su aire de diseño estilizado, y por otra parte de la excelente aplicación de nociones ecológicas por su respeto hacia la naturaleza y su bajo choque ambiental, la casa XS es exitosa en su novedosa propuesta.
Una estructura de hormigón alargada, aprovecha del ligero desnivel del terreno para implantarse a manera de terraza, permitiendo que el perfil del médano apenas se modifique y no se interrumpa la vista desde los terrenos circundantes. Concienzudamente los arquitectos se empeñaron en que la vivienda se camuflara con los colores del bosque, no solamente por el tono grisáceo del cemento sino porque el techo se visualiza desde el entorno inmediato como un suelo cubierto del follaje seco de los pinos en permanentemente renovación.
El microclima reinante en este bosque marítimo, caracterizado por poseer buena sombra y escaso viento, hizo viable la construcción ideada por los arquitectos, muy práctica, de bajo costo y rápida ejecución tal como es la caja de cemento a la vista sin más complementos que mejoren el aislamiento térmico o la impermeabilización. “Para esto se utilizó hormigón agregándole un plastificante, es una mezcla con escasa cantidad de agua que al fraguar resulta muy compacta. Gracias a este procedimiento la losa del techo se realizó sin más complicaciones y con la suficiente pendiente de inclinación como para  que el agua de lluvia escurra sin problemas hacia sus cuatro lados”, explican los autores, demostrando que la aplicación de técnica y de concepto estético pueden ir de la mano en una obra de enorme creatividad.
 A esto agregan que “además, la calidad expresiva del hormigón visto y sus propiedades de resistencia e impermeabilidad, hacen innecesario cualquier tipo de acabado superficial, logrando también bajos costos de ejecución en las terminaciones y ningún mantenimiento futuro. Tanto al exterior como al interior del hormigón, sólo se requiere un acabado de lijado a mano para remover los pequeños sobrantes”. Gracias al conjunto de decisiones pragmáticas que llevaron a imaginar la XS, se hizo posible que el tiempo de construcción se acortara facilitando el proceso ya que el seguimiento se hizo a distancia.
La textura del hormigón armado realizado con la técnica de encofrado de tablas de madera, exhibe los trazos de la moldura en su superficie. Este sencillo detalle otorga a la arquitectura una presencia contundente con su personalidad contemporánea y a la vez discreta, ya que consiente que la obra se exprese en armonía con las emociones serenas del bosque. La calefacción en invierno, uno de los factores más complejos de atender en estas zonas agrestes en donde no existe sistema de gas natural, tuvo como respuesta una salamandra de gran talla e importante poder calórico para acondicionar el lugar de reunión, el dormitorio y el pasillo, colocada contigua a la puerta principal.
Por su parte, los baños se adecuaron con placas eléctricas asegurando la comodidad y el placer de disfrutar el tiempo en el hogar.  Al interior, la casa se deja impregnar por la belleza de la naturaleza exótica de los médanos. La integración de las áreas con el ambiente está dada también por la iluminación natural que aporta sensaciones en los distintos puntos de la vivienda según el paso del sol.
“Concebimos la obra como una especie de semicubierto y la envolvimos con grandes paños de vidrio en cada uno de los lados, desdibujando los límites entre interior y exterior. En la parte central, una lucerna baña de luz el espacio. Desde afuera, el juego de reflejos sobre los ventanales hace que la obra se mimetice entre los frondosos árboles y se diluya en la naturaleza”.
Los demás servicios como parrilla, garaje y solarium, están distribuidos por el terreno sin ser demarcados, haciendo hincapié en el concepto de integración con el medio. Así la casa se disfruta en su totalidad entre las percepciones que brinda el ecosistema, con la comodidad de cubrir todas las necesidades y la satisfacción de sentirse habitando una creativa obra de vanguardia. Los arquitectos explican su propósito: “Quisimos intervenir en el paisaje privilegiado de Mar Azul con una obra que le perteneciera, que pareciera que siempre estuvo ahí”.