Es un hotel donde la calidez, elegancia y personalidad resisten el paso el tiempo y subyugan sin límites. Esto es lo que ocurre -con total intensidad- cuando el huésped vive ese momento en el Llao Llao Hotel & Resort Golf-Spa, especialmente en su flamante Ala Moreno inaugurada este verano último y que "eH!" recorrió y disfrutó en su totalidad para compartirlo ahora. Este nuevo sector incluye un conjunto de 43 habitaciones con visuales privilegiadas al Lago Moreno y al Cerro Tronador. El diseño arquitectónico prestó especial atención en lograr una perfecta integración de esta nueva ala con el histórico edificio diseñado por el arquitecto Alejandro Bustillo y con la naturaleza circundante. Las 43 nuevas habitaciones representan un aumento en la capacidad del hotel del 25%, pensada especialmente para aquellos turistas y visitantes que viven ávidos de diseños contemporáneos y serenos, en paisajes paradisíacos.
La mayoría de estos huéspedes provienen de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y Argentina.
El Estudio de los Arquitectos Malbrán, Orol y Abruzzini -de Bariloche- proyectó los 7.000 m2 cubiertos en 6 módulos de habitaciones de 3 y 4 niveles, una recepción, un bar, puentes, escalera y ascensores recostados sobre la ladera que mira hacia el Lago Moreno y por debajo de la línea del basamento del hotel, teniendo un especial cuidado de que el nuevo volumen de edificios no interfiriera con las visuales desde el hotel existente hacia el lago y los cerros.
El desarrollo del conjunto está compuesto por 23 “Studio Lago Moreno de Lujo”, con hall de acceso y un ambiente de 40 m2 más una terraza-balcón de 11 m2, y 17 “Suites Lago Moreno de Lujo”, de dos ambientes, con una superficie de 60 m2 y una terraza de 13 m2. El Ala Moreno se completa con dos “Suites Master”, de 80 m2, y terraza de 25 m2, y la “Suite Royal Lago Moreno” de 105 m2 cubiertos. Todos los ambientes de las habitaciones permiten disfrutar de una vista única del Lago Moreno y el Cerro Tronador. Cuentan con todos los servicios acordes al nivel de exigencia: jacuzzi, baño compartimentado, aire acondicionado, TV de LCD, dos líneas telefónicas, internet Wi-Fi y caja de seguridad digital.
Asimismo, en dicho sector se encuentra el Bar Lago Moreno, un lugar único para disfrutar un trago o un almuerzo o un servicio de té con una vista insuperable.
En esta parte nueva la decoración es más despojada y moderna que la tradicional y lleva la firma de Francisco López Bustos. Hay toques autóctonos que nos recuerdan constantemente que estamos en Bariloche, pero la ambientación es más bien globalizada, justa para el visitante ansioso de hallar paz y serenidad.
Para conectar el Ala Moreno con el edificio principal, los arquitectos diseñaron un recorrido conformando una unidad entre ambos, transformando al mismo en un paseo, descubriendo distintas situaciones espaciales a medida que se lo recorre. Túneles, puentes, miradores, conectores y ascensores panorámicos van acortando la distancia con las nuevas suites incorporando, en el transitar, la generosidad del entorno y del paisaje circundante.
Si bien no dan ganas de salir del Ala Moreno -por su lujo confortable y su conexión con la naturaleza a través de ventanales y balcones que permiten respirar ese único aire cordillerano-, resulta imposible no vincularse con el hotel tradicional y con esa deco “tan Llao Llao” de Machi González Venzano y Marta Peirano. Allí puede degustarse un exquisito té o café en el Lobby Bar o el Jardín de Invierno con dos enormes hogares a leños y una vista panorámica al Nahuel Huapi; y si es de noche, escuchar música en vivo, con una copa de champagne en la mano. Más, todavía: si la noche está espléndida, con todas las estrellas posibles, como lo fue la semana pasada, hay que salir a la terraza, mirar el Llao Llao e inspirarse. Es sublime.
En el caso de satisfacer los deseos gourmet, los sofisticados platos hechos a base de faisán, merluza negra o cordero patagónico los encontraremos en Los Césares y la cocina más informal en el "Café Restaurant Patagonia", un lugar acogedor, resuelto en tonos de madera de nogal. Una cena allí, tranqui, de trucha grillé con papas al natural y un Luigi Bosca en la copa va bien.
Reposar con un libro en la sala de lectura, ver un programa imperdible en la sala de televisión o distraerse lúdicamente en la de bridge son otras opciones para disfrutar en el Llao clásico.
En junio de 2002 se renovó y amplió el Spa Llao Llao. Desde sus ocho gabinetes vidriados se aprecia una imponente vista a los lagos, bosques y montañas. Tiene una espectacular piscina climatizada de 420 m2 al aire libre, cuidadosamente incorporada a la ya existente cubierta. El servicio gourmet aquí, una vez más, es imperdible. Reconforta.
Cuando el sol es fuerte se hace difícil abandonar el agua cálida. Y dormitarse en una reposera, con un martini al lado, es un gusto, realmente. Es parte del sueño de estar en este Llao Llao que vive renovándose para parecerse a sí mismo pero más joven.
La deco del Ala Moreno
El prestigioso arquitecto Francisco López Bustos estuvo a cargo de la ambientación del sector ampliado, y fue quien explicó a "eH!" como fue la gestión de diseño y luego su implementación.
* "El criterio que se adoptó cuando abordamos el ejercicio de diseño de los interiores del Ala Moreno fue recuperar, en la medida de lo posible, a partir del conocimiento del proyecto de interiores del edificio original, el espíritu que animó a los diseñadores que trabajaron con el arquitecto Bustillo cuando la apertura del hotel en 1938. En las áreas públicas, el poder de la arquitectura del edificio existente influyó en nuestra adopción de los revestimientos de madera, aunque con el uso de la lenga pudimos trabajar con un esquema de colores más claro que el original, lo cual se aprecia también en nuestra elección de los textiles que tapizan las paredes y en el mobiliario.
Asimismo, para la iluminación ornamental en general nos apoyamos mucho en los artefactos realizados en hierro forjado patinado negro, las pantallas de cuero de potro y en algunos casos las astas de ciervo”.
* "Si bien el material gráfico de la época era escaso se pudo determinar que en muchos casos las propuestas de los diseñadores eran de una depurada modernidad. Bustillo llamó a la casa de decoración Comte, de los hermanos Finocchieto, quienes a su vez contaban con la colaboración, desde París, del diseñador de interiores Jean Michel Frank. Es sobre todo en las habitaciones donde se ha intentado rendir homenaje a esos diseñadores trabajando sobre algunas versiones reinterpretadas de sus creaciones. En todo el nuevo edificio hay elementos, tanto revestimientos como decorativos, que mantienen un diálogo directo con sus homólogos del edificio original, pero en ningún caso se imitó”. Auténtico. Y noble. Hasta en los detalles.