n general se aconseja limpiar y desinfectar los tanques de agua una vez al año como mínimo, aunque lo ideal sería cada seis meses, porque cuando éstos se limpian menos de lo debido aumenta la cantidad de partículas inertes en el agua, que pasan a las cañerías y las ensucian. Esto termina perjudicando en definitiva la salud de los habitantes de la casa.
El mantenimiento periódico del sistema sanitario, que también se lo conoce sintéticamente como “limpieza del tanque”, debería incluir, entre otras cosas, la verificación del funcionamiento de válvulas, colectores, flotantes mecánicos y automáticos si los hubiera, así como la constatación del buen funcionamiento de griferías, tapas de inspección, y los diferentes elementos que componen el sistema de provisión de agua de la casa.
Claro está que al realizarse una verificación estricta es probable que aparezca la detección temprana de fisuras en los tanques o problemas de apertura o cierre en sus tapas, por ejemplo, lo que le quitaría estanqueidad y favorecería la formación de colonias de algas u otros microorganismos nocivos para el consumo del ser humano.
Hay que considerar que una revisación completa ayudará a anticiparse a los clásicos problemas derivados de un mal funcionamiento del sistema que puede provocar desbordes de los tanques por fallas en los flotantes o pérdidas de agua por un mal cierre de algunas válvulas que al estar en el techo solo se percibe tiempo después de que se comenzara a producir, y cuando el deterioro lo sufre algún sector de la cubierta o los cielos rasos.
Si bien cada vez más se utilizan en viviendas los tanques de materiales sintéticos de alta performance, y provistos de capas que hasta aumentan la durabilidad en contacto con los rayos solares, todavía existen aquellos de hormigón armado que por lo general suelen presentar fisuras o microfisuras.
Estos tanques se encuentran en edificios de mayor porte por lo que son afectados en mayor medida por las defecciones que pudieran tener las estructuras ya que son de conformación más rígida.
También se los construye como tanques cisterna enterrados por lo que también se encuentran expuestos a los asentamientos diferenciales o movimientos estructurales.
Para estos casos existen productos nuevos de empresas como Prokrete o Sika, que permiten el sellado de fisuras mediante su impermeabilización interior.
Por su parte, según los especialistas, los tanques de materiales sintéticos o aquellos de acero inoxidable requieren menos mantenimiento.
Como sus paredes son muy lisas, evitan bastante la acumulación de sarro y suciedad, así como el desarrollo de microorganismos que serán nocivos para el ser humano.
Un detalle importante para tener en cuenta es que con un buen diseño integral de las instalaciones se mejorará sustancialmente el mantenimiento y conservación de todo el sistema, previendo los accesos necesarios y con los materiales más adecuados para tal fin.
UN BUEN FUNCIONAMIENTO
En el caso de las redes de distribución de agua, el mantenimiento se verá beneficiado por un buen proyecto de las mismas.
Luego del cálculo de los diámetros de las cañerías, es importante que se puedan sectorizar los diferentes tramos de las cañerías para que, en el caso de la aparición de alguna avería, se pueda cortar el suministro a ese sector pero el resto pueda seguir funcionando.
En esta situación se encuentran las instalaciones en baños y cocinas cuando se deben realizar reparaciones en las griferías, por ejemplo.
Con la colocación de llaves de paso en lugares estratégicos como alimentación al lavatorio, y al inodoro y bidet, el sistema podrá seguir funcionando mientras se produce la reparación.
Cualquiera sea el tipo de tanque, siempre hay que verificar que se haya previsto la pileta de patio, una pequeña cámara con una rejilla, conectada al desagüe, para evacuar el agua en caso de desborde.
En lo posible, los tanques deberán ser recorribles en toda su extensión y deberán estar separados como mínimo 80 cm del eje medianero. Cuando no se encuentren en lugares de fácil acceso contarán con escalera fija, y una plataforma de maniobras cuando las tapas de limpieza sobrepasen 1,40 del piso, y en el caso de edificios de viviendas.
El diámetro de los colectores y el puente de empalme tienen relación directa con la cantidad y diámetro de las bajadas, para lo cual habrá que tener en cuenta las secciones de las mismas. Por lo tanto, la sección del colector y puente de empalme será igual a la suma de la sección de la bajada mayor más la semisuma de las secciones de las bajadas restantes.
El colector que sale de cada sector del tanque llevará una llave esclusa a modo de válvula de limpieza y el puente de empalme también tendrá dos llaves esclusas llamadas “de identificación”, que son para cerrar cada una el paso de agua correspondiente a su sector del tanque cuando se proceda el vaciado y limpieza, en el caso de tanques de hormigón armado sectorizados. Las bajadas que nacen del colector-puente y en forma de columna que alimentan los distintos servicios sanitarios también tendrán llaves esclusas para permitir el cierre de cada una en caso de ser necesario para cualquier reparación.