Las paredes exteriores de la casa deben ser, de manera excluyente, confiables barreras protectoras de las agentes climáticos y físicos de la más variada índole. Y como agregado no menor, deberían exigir el menor mantenimiento posible a lo largo del tiempo.
Dentro de estos parámetros los materiales que se elijan deberían estar más allá de la simple estética de una edificación, aunque el estilo arquitectónico muchas veces condiciona su elección, si se tratase de diseños con un marcado acento en el aspecto tecnológico, como ocurre con aquellos vinculados con los materiales “en bruto” como el hormigón armado a la vista, por ejemplo.
También están los aspectos culturales que radican en el concepto, a esta altura en cierta medida superado, de que una buena edificación solo se concebía con una pared de sólidos ladrillos; en este sentido y como consecuencia de una evolución importante en el aspecto técnico, se fueron cambiando conceptos básicos, como el de la aislación térmica por masa, que permitió en determinados sistemas constructivos una reducción en el espesor de los paramentos externos, con la misma condición aislante, según el caso.
Aunque lo cierto es que no siempre se tienen en cuenta estas consideraciones básicas; sea por cuestiones económicas incorrectamente evaluadas o por desconocimiento técnico, muchas veces las construcciones en nuestra zona no consideran en su real valor estos parámetros, tan importantes cuando el ahorro energético que se está volviendo relevante, y todo indica que en los próximos años será clave.
Así las cosas y dependiendo de estas consideraciones, la oferta de materiales es considerable y deberán efectuarse las evaluaciones necesarias para cada caso en particular, dependiendo en buena medida de las condiciones de exposición de los distintos paramentos que envuelven una edificación en nuestra zona. Es por ello que una correcta configuración de ellos comienza en el mismo momento del proyecto de la casa.
LAS CARAS DEL LADRILLO
Según una tradicional descripción del ladrillo macizo común, sus caras tienen nombres diferentes: así, el “hundido” es el nombre de la depresión de una de las caras del ladrillo, “tizón” se denomina a los lados cortos, “asiento” es cada una de las caras largas del ladrillo y “soga” es cada lado largo.
Los diferentes colores de los ladrillos tienen que ver con el tipo de arcilla empleado en su fabricación.
En algunos casos también intervienen en el color la adhesión de algún mineral y la temperatura de cocción.
No es raro encontrar ladrillos oscuros, blancos, amarillos o rojos.
En cuanto a las texturas, éstas dependen de los moldes utilizados en la fabricación, por lo que pueden ser de lo más variadas: ralladas, punteadas, con motivos decorativos, etc., y tener dibujos en una sola de sus caras o en todas.
Una correcta fabricación exige proporciones en su formato, como por ejemplo: el largo debe ser igual a dos ladrillos “de punta” más una junta; y el ancho debe ser igual a dos espesores más una junta.
En la zona no es fácil conseguir productos con estos estándares de formato.
BLOQUES DE HORMIGÓN
Los bloques cementicios se caracterizan por tener un tamaño más grande que el tradicional ladrillo cocido y permiten levantar paredes con mayor rapidez y lograr una gran variedad de formas, tamaños y texturas con diferentes tipos de diseños, que en algunos casos traen aparejada la economía del revoque.
Se fabrican en diferentes dimensiones y formas adaptables a distintos usos, y permiten alcanzar una forma arquitectónica expresiva con los distintos modelos disponibles en cuanto a colores y terminaciones como la texturada.
La composición clásica de estos bloques responde a una mezcla de arena, cemento y agua, que es vertida sobre moldes metálicos. Una vez fraguada la pasta, se desmoldan y dejan estacionar para su distribución y colocación en obras. Los bloques utilizados en muros, según su colocación, pueden ser portantes cuando trabajan juntamente con varillas de acero ubicadas en el interior de sus cavidades, que son rellenadas con hormigón, conformando un todo monolítico de alta capacidad estructural. A la economía y rapidez naturales de este tipo de bloques hay que relativizarla porque en realidad absorben humedad y en general es necesario reforzar el aislamiento térmico; para esto último los fabricantes recomiendan aplicar revoques aislantes hidrófugos en la cara interna de los muros exteriores y además, sugieren para las mezclas de asiento el uso de aditivos plastificantes. Otro punto importante son las juntas constructivas que se deben realizar a los fines de evitar fisuraciones en paños de ciertas dimensiones.
Una variante de los tradicionales bloques de hormigón es la que se realiza mediante la incorporación de grava volcánica, complementada al cemento natural puzolánico, la arena y el cemento industrial, para obtener un bloque de acabada terminación superficial logrado por un óptimo vibrado y prensado.
LOS MÁS TRADICIONALES
Prácticamente en las últimas tres décadas, si hubo un material que por excelencia ganó terreno en nuestra zona fue el ladrillón. Por su facilidad y economía este mampuesto se utiliza en paredes interiores y exteriores de la más variada índole, aunque si no se diseña el cerramiento correctamente puede adolecer de una serie de falencias relacionadas con el tema principal de aislamiento; una solución que algunos arquitectos ponen en práctica es la combinación con un tabique interior liviano de yeso como terminación sin revoque tradicional y un aislante intermedio, o el uso de ladrillos cerámicos de 8 centímetros de espesor “enchapando” el ladrillón con una cámara de aire intermedia. De esta manera se mejoran las condiciones de estos paramentos. Otro punto en contra del ladrillón radica en sus discontinuas y poco proporcionadas medidas.
Por su parte el ladrillo común, cuando está bien proporcionado en su confección, es otra alternativa tradicional que, al menos en nuestra zona, no es tan utilizado en comparación con otras regiones de nuestro país. Como alternativa para exterior se lo usa configurando una teórica pared de 30 centímetros, que dependerá en gran medida de los productos que se utilicen en su terminación para mejorar sus condiciones de aislamiento térmico y su conservación manteniendo su propiedades originales.
Otro ladrillo que ya se considera tradicional es el cerámico hueco con cámaras interiores horizontales o verticales, según sea el tipo cerramiento o portante. Se trata de una pieza de arcilla o tierra arcillosa moldeada mecánicamente y cocida, en forma de un paralelepípedo o prisma regular.
De acuerdo con el uso, el ladrillo hueco se clasifica en tres tipos : D, E y F, pudiendo utilizarse en muros portantes, tabiques divisorios no portantes y relleno de losas alivianadas. Según las normativas el ladrillo hueco tipo D, tendrá una resistencia mínima a la compresión de 50 kg/cm2 y la absorción máxima de humedad será de 16%; el tipo E, tendrá una resistencia mínima a la compresión de 40 kg/cm2 y su absorción máxima de humedad será de 18%. En tanto que el ladrillo tipo F, tendrá una resistencia mínima a la compresión de 30 kg/cm2. La absorción máxima de humedad será de 25%. La dimensión real de un ladrillo común debe ser tal que, sumada al espesor de la junta, permita una medida modular. Si bien tienen un costo sensiblemente superior, las paredes exteriores con cámara de aire ofrecen en general mejores condiciones de aislamiento de la edificación; y dependiendo del factor económico y estético las combinaciones actuales que usan los arquitectos varían en los materiales para los dos paramentos que se conforman: las hay dobles de ladrillos comunes, así como uno de ladrillos huecos y otro de comunes con las correspondientes aislaciones internas en la cámara y en la cara externa de la pared exterior.
CELULARES
Dentro de los bloques cementicios de gran tamaño, se encuentran también los compuestos por hormigón celular, que se originan de la mezcla de cemento, cal, arena, agua y aluminio en polvo, como los de la marca Retak.
Esta mezcla produce una reacción química controlada, con la que se genera un gas que forma las microburbujas que lo caracterizan. Estos bloques de aspecto macizo se cortan y modulan antes de su endurecimiento y se terminan de tratar con un curado con vapor saturado a alta presión, con lo que se asegura un producto estable y listo para usar. Se los trabaja como a las piezas de madera; son livianos, con gran aislación térmica, absorción acústica y resistencia al fuego.
PLACABLOCK
Los paneles de cerramiento vertical del tipo de “placablock” o similares(en el mercado nacional hay una amplia oferta), es otra de las alternativas que se ofrecen de elementos prefabricados para la construcción en general.
Dentro de las características más destacadas por sus fabricantes está el aprovechamiento del compuesto de hormigón con piedra granítica, cemento, agua, y agregado ultraliviano (poliestireno expandido, con granulometría variable entre 2 y 8 mm.), vibrados, lo que le confieren bajo peso, que significa un hormigón de 350 a 400 kg /m y aislación térmica. También se destaca la reducción de ruidos desde un valor promedio que es de 45 dB a una frecuencia de 500 hz.
En tanto que la resistencia a la compresión es de 19kg por metro cuadrado según sus fabricantes.
Los ahuecamientos verticales en su cuerpo, además de incrementar dichas ventajas, le otorgan la posibilidad de vaciar concreto por la continuidad de alguno de ellos en todas las hiladas de pared y cimientos y hasta pasar hierros, constituyendo almas de refuerzo cuando dichas paredes están comprometidas por esfuerzos laterales.
Por otra parte el “placablock” permite toda variedad de terminaciones exteriores como interiores con materiales tradicionales. En este se destaca el bajo peso, pudiéndose realizar el montaje con cualquier operario, sin ningún equipo. El costo de transporte y de manipuleo se reduce, pudiéndolos realizar sin equipos especiales.
Fuente: construcciones Verellen