elgado, con un mate en la mano, de mirada penetrante y aire despreocupado, Federico Navarret recibió a eH! en su pequeño taller. En este microcosmos, emplazado en Viedma, este artista realiza la antiquísima tarea de trabajar con plata.
“Hace doce años que empecé con la platería. Antes hacía collares, anillos de alambre, aros. Después cambié a todo lo que es orfebrería. Recuerdo que todo empezó cuando entré a un negocio a ofrecer mis artesanías, que eran trabajos de pinzas y alambres. El dueño del negocio me ofreció participar en sociedad de cincuenta y cincuenta, a cambio de sólo exponer mis trabajos. Era un verdadero personaje, más que un empresario o un dueño de negocio. En un momento, quiso ir a ver a su familia, que vivía en San Pablo. Me vendió todas sus herramientas que es, a fin de cuentas, todo el taller que utilizo ahora”, relató el orfebre.
El camino para conocer los secretos del material se realizó en solitario luego de la partida del mentor.
“Después que adquirí las herramientas me puse a trabajar en casa. A través del método de prueba y error me fui haciendo en los pormenores de la técnica. Mi ex socio era muy celoso de sus elementos. Tuve que esperar a tener todo en mis manos para aprender a utilizar cada cosa. Pero yo estuve mucho tiempo observando lo que él hacía. La mayoría de los oficios se aprende mirando. Así aprendí en un principio este trabajo”.
Los trabajos con los distintos materiales van dejando su cúmulo de aprendizaje en el artesano. Cada elemento tiene sus cualidades y sus propios desafíos ocultos.
“En un principio trabajé con alpaca debido al tema de los costos y porque es un material que funde a muy alta temperatura. Es muy difícil equivocarse con la alpaca. La aleación de plata, en cambio, se funde muy rápido. Esto significa que para cuando la soldadura llega a fundirse, ya falta muy pocos grados para que se funda la pieza entera. Por esto este trabajo requiere de precisión. Pero esto se adquiere con el tiempo, y porque en realidad, lo aprendes porque perdés una pieza en cada error. Si bien la plata la fundís nuevamente y la volvés a emplear, lo que se desperdicia es el tiempo y el trabajo que utilizaste en el primer intento”, agregó Navarret.
Los diseÑos
“En general, en cuanto a los diseños, tengo que cambiar constantemente. No me conformo con repetir las piezas. Siempre la imaginación va mucho más allá de lo que uno es capaz con las manos. Entonces te dan ganas de perseguir y buscar cosas nuevas, buscar nuevas técnicas, texturas. Entonces, forzosamente, para hacer con gusto mi trabajo, tengo que variar los diseños”, dice un joven Navarret, mientras expone su delicados trabajos.
“Actualmente vivo de esto. Parte de lo que hago lo envío a Rosario, a una joyería y a una talabartería. Después, trabajo mucho con lo que es el mercado local: encargos, arreglos y diversas piezas. Trabajo en la medida de las necesidades que la gente me va planteando. Si me dicen, por ejemplo, ‘necesito una virola de plata para el cabo de un cuchillo’, la hago; si me dicen una hebilla, es una hebilla; si quieren un anillo, es un anillo. En realidad, lo cierto es que no me restrinjo. Si un día me dicen ‘quiero una olla de plata”, bueno... veré cómo la hago. Pero la voy a hacer. Con esos trabajos es donde aprendés, no repitiendo en serie pieza tras pieza”, agregó el platero rosarino.
Con respecto al material con que elabora sus distintos diseños, el orfebre guarda un secreto vínculo, que casi se podría traducir como una interpretación filosófica del elemento. “Trabajar con plata tiene la característica de que siempre se puede volver al principio. Un poco de fuego y se está como cuando se empezó. No quiero decir que empezás algo como pensando que vas a volver. Pero trabajás con un material que como que fluye. Es un material más que noble. En el aspecto religioso, la plata tiene para muchas culturas, un valor especial. Incluso se podría decir que tiene como una energía particular. Yo creo que la plata es como una mujer. Requiere y reclama un trato particular”, concluye un sonriente Navarret.
Con la paciencia y la constancia que requiere un orfebre, este joven nos despide para seguir trabajando en ese mágico material que es la plata. Aquí en Viedma.