n pleno verano, una de las preocupaciones principales es cómo proveer de agua a nuestras plantas. Esto se ve enormemente agravado por las carencias que estamos sufriendo en las principales ciudades de nuestro Alto Valle, por causas que ya hemos analizado anteriormente y además son de conocimiento público.
Pero lo que muchos “locos por las plantas” muy posiblemente no tengan registrado, es que no solamente se trata de regar, sino de ver la forma de retardar la salida del agua -en forma de humedad- del suelo. Vamos a poner un ejemplo fácil: al atardecer, después de un día de calor, usted levanta un ladrillo (o varios, claro) y podrá observar que debajo de ellos está más húmedo que a su alrededor, con mayor razón si el sector está a pleno sol.
La razón es obvia y no merecería mayores explicaciones ... el o los ladrillos están amortiguando el efecto de los rayos solares sobre el suelo, con lo cual éste se calienta menos y como consecuencia hay menor evaporación de agua. O sea que si el agua es escasa, la poca que hay estará más a disposición de las raíces de una planta.
Bien. Ahora traslademos este ejemplo a un césped en el que usted quiere que el agua permanezca más tiempo a disposición de las plantas que lo componen, pero obviamente no va a poner ladrillos ... En ese caso, lo que usted necesitaría es un material que cumpla similares funciones de protección, pero permitiendo la vida normal del césped. Esto se puede hacer con bastante facilidad en nuestra región.
ASERRÍN DE ÁLAMO
Tenemos la fortuna de que en todo el Alto Valle abundan los aserraderos que trabajan con madera de álamo para la confección de cajones bins, jaulas de verduras y cajones para la fruta. Esa madera tiene la gran virtud de ser libre de todo tipo de conservantes, o sea que es celulosa pura.
Esa celulosa no tiene virtudes como alimento de las plantas, pero es un material muy aislante de los rayos solares. La viruta o el aserrín de álamo, entonces, es un material económico, limpio, sin semillas de malezas, liviano de trasportar y fácil de aplicar sobre el suelo.
La primera pregunta que seguramente surgirá, es qué pasa si se lo aplica en un jardín y luego soplan esos vientecitos que solemos tener en nuestra querida Patagonia. La respuesta es ... nada ... no sucede nada.
El aserrín, aplicado en una capa generosa sobre el césped, de modo que queden al descubierto sólo las puntas después del corte, se moja con el riego y resbala hasta el suelo, se compacta y al mismo tiempo se unen, se apelmazan sus partes, de forma tal que el viento no lo levanta. Tampoco hay peligro de que fermente y produzca un calor excesivo que “queme” el césped, pues la capa no tendrá el espesor suficiente para eso.
Pero sí esa capa será lo suficientemente espesa como para amortiguar los rayos del sol y evitar la incidencia del viento sobre el suelo, con lo cual éste estará más fresco que en los sectores sin cobertura. Ergo ... el agua de riego se evapora con mucha más lentitud y estará más a disposición de las plantas, lo cual significará menor volumen de agua por riego o mayor intervalo entre riego y riego.
Todo esto no es poca cosa cuando de salvar la situación se trata, o de capear el temporal ... de sequía en este caso. Si aún le quedan dudas, haga la prueba sobre un sector del jardín. Le sugiero que elija el más expuesto al sol o el que acuse mayor daño por falta de agua y, si el método lo convence, inclúyalo en todo el jardín.
Obvio es decir que el que mayor beneficio recibirá es la superficie con césped, que es la primera que se deshidratará y la que con más facilidad impedirá que se vuele con el viento, porque se formará una intrincada malla entre las hebras del césped y el aserrín (o viruta).
Pero también se puede usar para cubrir canteros de florales e incluso al pie de arbustos y árboles, aunque tal vez con mayor riesgo de que se vuele.
He mencionado el aserrín de álamo, pero es obvio que hay muchos otros materiales que nos pueden ser muy útiles.
En primer lugar todos los yuyos que sacamos del jardín y la huerta y -por supuesto- el pasto de cada corte de césped.
De última, si tiene temor de que se vuele al pie de los arbustos y árboles, allí si puede usar los ladrillos, sólos o combinados con los materiales ya citados.
Como decía un amigo mío: “Todos los problemas tienen solución ... los que no tienen solución, son los hombres con problemas”.
CARTA DE LECTORES
• AROMO FRANCÉS
Estimado Teodorico: a principios de octubre de 2007 me dirigí a usted por este medio para hacerle varias consultas, una de ellas vinculada con un aromo presuntamente afectado por las fuertes heladas del año pasado, las que me respondió puntualmente.
Respecto de ese árbol me aconsejó que esperara un poco para ver si rebrotaba y que una vez que viera bien cuáles ramas se habían secado por las heladas, procediera a cortarlas.
Con relación a ello le digo que al poco tiempo de dirigirme a usted advertí el nacimiento de nuevas hojas o flores, pero sin la intensidad de los años anteriores -en que el árbol lo hacía plenamente- y paulatinamente un ennegrecimiento de las ramas afectadas por la helada.
Por entender que este último proceso está finalizando, procedí al corte -o podado- de las ramas secas -como me aconsejó- y al hacerlo comprobé que sufrieron un daño similar al que padecen las parras en las heladas. Nunca pensé que estuvieran totalmente secas.
Como los cortes los hice en las partes muertas de las ramas, la copa quedó obviamente sin forma.
Entonces las consultas son dos: ¿Después de la poda tengo que realizar alguna otra tarea sobre el árbol o esperar a la próxima temporada para ver cómo evoluciona? ¿Si evoluciona favorablemente, la copa en algún momento recupera su forma?
Atentamente Carlos.
El proceso que ha tenido su aromo y los cuidados que usted le ha prodigado, son los adecuados. El "aromo francés" (Acacia dealbata) es una planta poco longeva entre nosotros, ya que en nuestra Patagonia Norte, debido a la intensidad y calidad lumínica, crece mucho más rápido que en el centro del país (por ejemplo) ... al cabo de 15 años, suele mostrar síntomas de decrepitud. Esto se acelera si se lo poda, por lo que le recomiendo que se limite a quitar definitivamente todo lo que está seco, sin dejar muñones, para que las heridas cicatricen, y no toque la nueva brotación, al menos por este año ... la poda en sí no le gusta para nada. En el que viene, si la planta brota normalmente en primavera (no creo que florezca todavía), limítese a despuntar aquellas ramas que crezcan en los sitios no deseados, dejando sin tocar las deseables. El despuntado de la yema apical de una rama induce la detención del crecimiento en longitud y favorece su engrosamiento, sin afectar mayormente la fisiología del árbol. Así, de a poco, podrá ayudar a que se restablezca su forma original.
CARTA DE LECTORES
• PÁJARO DEL PARAÍSO
Soy de San Antonio Oeste. Antes que nada quisiera felicitarlos por el suplemento, me es de gran utilidad!
Quisiera solicitar información sobre la flor del pájaro, su origen y mantenimiento: riego, fertilizantes aptos, etc, y cualquier detalle particular de ella, para mejorar su cuidado. Desearía publiquen la nota en el suplemento.
Desde ya muchísimas gracias, los felicito nuevamente.
Atentamente, Elsa. San Antonio Oeste
Su nombre técnico es Strelitzia reginae, conocida como "pájaro del paraíso". Debe su nombre científico a la reina Charlotte de Mecklenburg-Strelitz, esposa del rey Jorge III. (Strelitzia=Strelitz y reginae=reina)
Es una planta del tipo tropical o subtropical, perenne, con las hojas alargadas típicas de las monocotiledóneas. Es nativa de Sudáfrica e introducida en Europa en 1773, en el jardín botánico de este rey de Gran Bretaña.
Prefiere suelos ácidos y ricos en nutrientes, por lo que en nuestra Patagonia Norte, de suelos alcalinos y minerales pero pobres en materia orgánica, es recomendable preparar una mezcla de partes iguales de arena de construcción, guano de vaca bien descompuesto, viruta o aserrín de álamo (de aserraderos que fabrican cajones de fruta, por ejemplo). Puede ser una carretillada de cada uno de estos elementos, a los que se les agrega entre 1 a 2 kilos de azufre en polvo (que se usa en los viñedos). Se mezcla bien en el suelo y se coloca en una zanja excavada en el lugar indicado, del que hay que tener certeza previa de un muy buen drenaje.
El lugar de plantación es a media sombra de árboles y con la precaución de que esté reparado de las heladas invernales, a las que es sensible, aunque a medida que van pasando los años aumenta su capacidad de rebrotar desde las raíces. Para eso, la precaución principal es cubrir el suelo con una buena capa de mulch, que puede ser de viruta de álamo a la que todos los otoños se le agrega una buena dosis de azufre en polvo y guano de vaca bien maduro.
Por el tipo de suelo ácido y húmedo y media sombra, comparte perfectamente el espacio con azaleas (que resisten mejor el frío), y por su mismo origen sudafricano, jazmín celeste (Plumbago capensis) y jazmín del Cabo (Gardenia spp). Si se la combina con rododendros, tener en cuenta que éstos ocupan mucho más espacio en el cantero.
También se la puede cultivar a pleno sol en el jardín, pero en ese caso sólo con jazmín del cielo. Con buen sol, serán más numerosas las flores pero menos vistoso el follaje y, a media sombra, viceversa.
En interior se debe elegir un sitio con muy buena luz, o sea bien cerca de un ventanal que se oriente preferentemente hacia el este, para recibir el sol de la mañana, que es menos intenso que el del atardecer. En invierno se deben reducir los riegos, pues la planta entra en reposo. Alcanza con que el suelo esté levemente húmedo y no la afecta si se seca por un corto período. En primavera se retoman los riegos diarios.
La propagación se hace en primavera, por división de matas. También se puede multiplicar por semilla.