Fue este 25 último, el día de Navidad, en la plaza céntrica de Roca.
Una noche inolvidable por el buen tiempo y por la energía del lugar. Cientos de familias tiradas en el césped, relajadas, contentas, celebrando con los suyos y los demás en un contexto urbano bien festivo: el municipio local había armado en el lugar un gigantesco árbol navideño, más otras intervenciones de luces y adornos en otras plantaciones.
Con inversión y buen gusto, una vez más se proponía desde el gobierno local “un mimo” al ciudadano del Valle, que en épocas de Fin de Año hace tan bien al bienestar comunitario.
Para los vecinos de los barrios la propuesta bien valía un paseo “al centro”, donde la calidad de la ornamentación navideña oficial mejoró el espacio público, uno de los objetivos que se vienen registrando en los últimos cuatro años en esta gestión comunal.
De este modo, y una vez más, el desdén por lo popular y la dicotomía centro vs barrio queda perimida y sin sentido, vacía, sólo digna para quienes atrasan con respecto a las necesidades de gratificación que tiene y demanda la gente en general.
Nada desbordante, nada del otro mundo, ningún derroche desmesurado de energía, nada faraónico: simplemente una obra navideña en pos de vivir otro de los valores que a diario se pelea para no perder, la alegría.
Esta obra fue complementada con adornos lumínicos en casi toda la ciudad, sobre todo en los bulevares y rotondas. (H. L)
El editor de “eH!”