Como se sabe, una casa bien aislada ayudará a reducir gastos de energía y aumentará en gran medida el confort interior, fundamentalmente en los meses de temperaturas extremas.
Contrariamente una vivienda mal aislada necesita más energía, ya que en invierno se enfría rápidamente y puede tener condensaciones en el interior, y en verano se calienta más y en menos tiempo, demorando a su vez mucho más para enfriarse, dependiendo esto de la situación y exposición a los rayos solares y vientos, que tenga la construcción.
Aunque siempre es conveniente destacar que esta situación se produce habitualmente cuando no se cuenta con el desarrollo de un proyecto adecuado, ya que la aislación de una vivienda no debe ser un parámetro considerado separadamente, sino incluido desde el mismo diseño de la casa.
Tanto es así que con un proyecto acertado y la elección de los materiales más adecuados se minimizarán los condicionantes naturales que pudieran afectar las necesarias condiciones de confort y bienestar interior.
Si bien la tecnología actualmente aporta innumerables soluciones y materiales con alto poder aislante, la mejor solución técnica y económica es la que se estudia previamente y para cada caso en particular, revalorizándose así el carácter de idea integral del proyecto, que contempla las variables que tienen que ver tanto con la estética como con las ciencias de la edificación.
Así las cosas el proyectista, privilegiando orientaciones, apelando a recursos o protecciones como aleros y galerías, control en las superficies vidriadas tanto de paredes como de techos, entre otros numerosos y quizá más valiosos parámetros, reduce las situaciones técnicamente complejas de resolver desde el punto de vista de las aislaciones térmicas, acústicas o hidráulicas.
Esto muy diferente de aquellas soluciones estéticas que lucen tan bien en las publicaciones especializadas, y que muchas veces solo logran repetir errores o en el mejor de los casos confirman que las mejores soluciones técnicas para otros lugares no siempre repiten resultados cuando se las utiliza fuera del contexto en el cuál se concibieron.
PERLAS DE AIRE
Otro de los materiales aconsejados por los profesionales son las perlas vírgenes de EPS isopor aditivadas que se utilizan como agregado liviano para morteros u hormigones de tipo ultraliviano, con elevadas propiedades aislantes térmicas y acústicas.
El aditivo, presente en la perla de EPS, confiere a la mezcla una muy buena cohesión entre perla y pasta cementicia, sin necesidad de agregar arena y con solo 200 kg por m3 de cemento. Las perlas no flotan ni segregan; la mezcla es fluida, estable en el tiempo y homogénea, y su retracción durante el fragüe es mínima. El hormigón resultante es de propiedades físicas y mecánicas uniformes y puede ser aplicado en grandes superficies sin necesidad de realizar juntas de dilatación.
MAYOR AISLACIÓN
Comparado con otros materiales aislantes extensamente usados, la espuma rígida de poliuretano presenta una conductividad térmica muy baja. Esto significa también que una capa de aislamiento térmico de poliuretano resolverá especificaciones locales en capas de menor grosor que las capas de aislamiento fabricadas con otros materiales.
TECHOS PLANOS
Uno de los factores más importantes a tener en cuenta en la construcción de techos planos es su correcta impermeabilización.
Una falla en este aspecto podría provocar inconvenientes como deterioro de los revestimientos de interior (cielos rasos, pintura, empapelados, etc.) debido al paso del agua de lluvia, disminución de la aislación térmica debida al humedecimiento del contrapiso, o excesivas dilataciones y contracciones de la losa, motivadas por la insuficiente aislación térmica.
Tradicionalmente, para la impermeabilización de este tipo de techos se utilizaban materiales asfálticos, frecuentemente aplicados en caliente, con varias capas de fieltro o fibra de vidrio intercaladas de manera de formar una membrana armada de gran resistencia.
Posteriormente se los cubría con un embaldosado, si se trataba de una terraza transitable, o con pinturas reflectivas, si el techado no era transitable.
Con el desarrollo de nuevos materiales, aparecieron también nuevos productos que fueron reemplazando paulatinamente los techados asfálticos. Los más utilizados son las membranas asfálticas premoldeadas, con o sin terminación de aluminio, membranas premoldeadas de materiales sintéticos, y las cubiertas continuas aplicadas en el lugar y formuladas a partir de resinas sintéticas, con o sin fibras incorporadas.
Esta última categoría abarca productos particularmente indicados cuando lo que se busca es una excelente relación costo-desempeño, facilidad de aplicación y sencillez de mantenimiento.
El uso de componentes de última generación en la formulación de los impermeabilizantes acrílicos con fibras incorporadas los convierte en productos de interesantes cualidades, ideales para proteger techos tanto de cemento como de baldosas.
Una característica exclusiva de algunos de estos impermeabilizantes es su proceso de reticulación por acción de los rayos ultravioletas del sol, lo que les confiere alta resistencia al ensuciado y gran lavabilidad.
Tienen un amplio rango de temperaturas de trabajo (-15ºC hasta 60ºC) sin que pierdan elasticidad, se pongan rígidos ni se ablanden.
Además, debido a sus componentes químicos y a la presencia de fibras sintéticas incorporadas, forman una película elástica con memoria, es decir que pueden dilatarse o contraerse acompañando los movimientos estructurales, pero vuelven luego a sus dimensiones originales, sin quedar deformados, lo que asegura un adecuado espesor de película.
Su resistencia a la abrasión permite aplicarlos en cubiertas transitables, siempre que el tránsito sea moderado. Por otra parte, poseen un adecuado poder cubritivo, una aplicación rápida y sencilla, y un excelente acabado final. Se aplican como pintura, utilizando pincel o rodillo, y pueden diluirse con agua, la que también se usa para la limpieza de las herramientas.
La terminación es ligeramente satinada, y se fabrica en diversos colores (blanco, rojo cerámico y verde). El blanco rechaza los rayos solares, ayudando a mejorar la aislación térmica, y a la vez disminuyendo la posibilidad de fisuras o grietas debido al menor calentamiento superficial. Además puede entonarse con entonadores universales o bien con el sistema tintométrico de la fábrica. El mantenimiento también es sencillo: basta con limpiar la superficie para eliminar polvo o restos de revestimiento semidesprendidos y luego aplicar el impermeabilizante sobre la parte a reparar, en dos o tres manos, prolongándose de esta manera en forma sencilla y económica la vida útil de la impermeabilización.
Fuente: Departamento técnico de Plavicon
QUÉ LUGAR NECESITA MÁS ATENCIÓN
Los techos son la mayor superficie de intercambio de calor entre el interior y el exterior de una edificación ya que es por donde se pierde o gana más calor si el edificio no está bien aislado. Es por ello que una buena resolución de la cubierta minimizará la influencia de los agentes climáticos.
Pero si no está bien resuelta la aislación de una construcción, antes de comprar los materiales necesarios y de empezar a trabajar, es necesario saber en qué parte de la casa necesita el aislamiento o cuánto y qué tipo de material se debe comprar.
Las familias generan cierta cantidad de humedad que proviene de la ducha, el lavado de ropa y otras actividades.
Es importante evitar que esa humedad atraviese los muros, ya que puede condensarse sobre las superficies más frías y causar problemas.
Todos los materiales resisten al flujo del calor, pero algunos son mejores aislantes que otros.
Entre los aislantes térmicos más adecuados se encuentran la lana de vidrio, el telgopor, la espuma rígida de poliuretano, perlas de EPS aditivas, o recursos constructivos ya mencionados como aleros pronunciados que protegen los muros más expuestos, la doble pared con cámara de aire, o el revoque proyectado con amianto, por citar algunos.