Si bien la tendencia se viene manifestando en las últimas dos décadas, el uso de bloques para las paredes de una construcción de tipo tradicional experimenta un importante crecimiento en los años recientes. Y esto no es un dato menor habida cuenta de la importancia que reviste en una obra tradicional la incidencia de las paredes. En general en una vivienda de 100 metros la incidencia de las paredes en el costo total de la obra es cercana al 11% del valor, por lo que una reducción en los tiempos, mano de obra y economía de materiales resulta de particular importancia.
Y ahora además con el agregado de un mejoramiento en los bloques tradicionales de cemento con la incorporación del color y de terminaciones rugosas evocando la piedra natural, además del aditivo de nuevos productos que entran en esta gama, como lo son aquellas unidades de concreto celular y hasta los de yeso, que en los últimos años vienen ganando espacio en los proyectos de los arquitectos no sólo argentinos.
Dentro de los antecedentes de esta situación se puede citar que en nues-tro país, luego de la crisis del 2001 y con la paulatina aceleración de la economía en general, y de la industria de la construcción en particular, los nuevos productos de este segmento comenzaron a solicitar atención en función de que comenzaron a reemplazar de a poco a una parte de los ladrillos huecos, antes dominadores absolutos del mercado de la fabricación en serie de mampuestos; obedeciendo esto a que la demanda creció de manera exponencial y en poco tiempo, lo que llevó a hacer desaparecer los stocks de las fábricas, derivando directamente en la lógica escasez del producto. Y como consecuencia también directa a la suba abrupta del valor de los ladrillos huecos, que comenzaron a ser menos competitivos en la comparación con los bloques de cemento considerando el m2 de pared.
Al margen de esto y de manera paralela, comen-zó una mayor demanda en los proyectos arquitectónicos de los bloques de cemento y aunque menos también de los de concreto celular, por tener características estéticas y estilísticas que se acercan a las arquitecturas más funcionales y prácticas de los últimos años.
En definitiva y a pesar de la resistencia que todavía generan los bloques en muchos sectores, poquito a poco se confirma la tendencia mencionada, lo que permite visualizar en los próximos años un crecimiento sostenido de la demanda, avalado por una producción industrial de muy buena calidad.
 
SIN ENCOFRADOS

Los bloques de cemento tienen la cualidad de ser una estructura en sí mismos; por lo que admiten una reducción de la estructura de vigas y columnas, aunque es necesario igualmente realizar el calculo estructural dependiendo del tipo de obra y de las características técnicas de la misma.
Otro dato interesante es su peso: mientras que los muros de bloques de hormigón pesan algo más de 160 kilos por cada m2 construido, los de ladrillo común pesan 245 kilos aproximadamente. Con menos peso, se construirán fundaciones y vigas porta-muros menos robustas, lo que implica una economía en los materiales y la mano de obra.
Por la naturaleza ahuecada de los bloques, es interesante destacar que para colocar la instalación eléctrica, por ejemplo, no hay necesidad de hacer canaletas, ni de romper la mampostería. Justamente este mismo diseño ahuecado permite la introducción de materiales aislantes para generar una barrera contra el sonido. Esto ayuda además a disminuir la trasmisión térmica del muro.

INSTALACIÓN EN SECO

Aunque todavía los bloques de yeso no son tan utilizados en nuestro país, cada vez se conocen más sus cualidades.
Son recomendados para hacer reformas en casas u oficinas, para dividir ambientes, hacer despachos y salas de reuniones, entre otras cosas.
Su instalación puede realizarse en seco y sólo demanda una serie de adhesivos y juntas.
El yeso tiene además una terminación absolutamente lisa y espejada que no necesita revoques; lo que implica que su terminación, si está bien colocado, siempre será muy prolija.
Además el bloque de yeso puede apoyarse sobre todo tipo de piso como carpetas, losas de hormigón armado, contrapisos o cualquier otro que esté nivelado, desde cerámicos, alfombra, parquet hasta mosaicos, según sus propios fabricantes.
Claro que, a diferencia de los otros bloques que se mencionan, los de yeso no soportan la instalación de fijaciones de gran peso como las bibliotecas o grandes cuadros.
Pero este último bloque tiene a su favor un detalle que puede ser determinante al momento de elegir los materiales para realizar la obra, ya que se puede construir con relativa limpieza porque se colocan con adhesivos especiales.
Hay ciertas regulaciones de seguridad que alcanzan a estos productos que se ofrecen en el mercado argentino. Una de ellas es el comportamiento de los materiales ante el fuego.
A diferencia de los bloques de hormigón, que demostraron tener una buena resistencia a la transmisión del calor del fuego –que es más de cuatro horas–, los de yeso tienen una resistencia inferior.
Es por esto que su uso dependerá de las características de las terminaciones que se utilicen para cada caso en particular.

CONCRETO CELULAR

Como se menciona aparte los bloques de concreto celular son también cada vez más requeridos, ya que ofrecen una ventaja interesante: sus paramentos son lisos, lo que requiere un bajo espesor de revoque para su terminación. Además garantizan rapidez en la ejecución de la obra, ya que para completar un metro cuadrado de muro se necesitan sólo 8 bloques.
Por su tipo de fabricación (a simple vista da la impresión de tener millones de burbujas de aire en su interior), el concreto repele los líquidos, lo que evita problemas de humedad en los muros. Incluso en su colocación no es necesario el azotado hidrófugo.
Específicamente, la complejidad de su elaboración hace que el material sea inerte; incluso no permite que se alojen plagas en su interior y la industria provee actualmente de elementos como dinteles y refuerzos que reemplaza, de alguna manera, los elementos estructurales necesarios de ser fabricados in situ, según cada caso en particular.