| En las presentaciones en París para la temporada otoño/invierno 2007/08, Karl Lagerfeld ofreció en el ambiente de ensueño de un parque una colección de alta costura de perfección arrebatadora, sofisticada y al mismo tiempo joven, elegante y sumamente moderna. El modisto alemán cortó vestidos y trajes de tweed blanco, estrecho, pero de volumen ligero, muchas veces con mangas tres cuartos. Con profundo dominio de la técnica destacó algunos aspectos de los diseños con lentejuelas, metal o cristales sobre fondos negros, crema, rojo o azul oscuro. Todo se combina con botas que superan las rodillas y tienen tacones enormes. Un vestido de cóctel con mangas cortas en color berenjena se abre en la falda en una cascada de seda, mientras que los vestidos de noche negros con capucha semejan sueños hechos tela de encaje y tul. Las plumas como tocados, en cuellos o laterales fueron un leit motiv de la colección, que recordaba vagamente al ballet “El pájaro de fuego” del compositor Igor Stravinsky, amigo de Coco Chanel. |