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Domingo 27 de Mayo de 2007
 
 
 
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  INJERTO DE YEMA EN PARCHE
CON este metodo se reemplaza un trozo de corteza del ”pie” por un   escudo con yema de la planta que usted desea multiplicar.
 
 

Se diferencia del injerto del domingo pasado, de yema en escudete, porque se remueve por completo un trozo rectangular de corteza del “pie”, que es
reemplazado por un parche del mismo tamaño que lleva una yema de la planta elegida para reproducir. Es algo más lento y difícil que el de “T”, pero se puede usar con más éxito en especies de madera gruesa, como nogales y árboles tropicales, en que los labios de la “T” suelen ajustar poco por su espesor.

Como en todos los injertos de yema, la corteza debe desprenderse con
facilidad y por eso lo común es hacerlo al fin del verano o comienzo del otoño, pero también se puede hacer en primavera. Para hacer cortes idénticos del pie y del parche, se utilizan navajas especiales de doble hoja, que pueden fabricarse en forma casera.

 

INJERTO DE OTOÑO

Usando la navaja de dos hojas, se hacen dos cortes trasversales (arriba y abajo) a través de la corteza del vástago de un año (llamado “chupón”) y luego los dos laterales, de modo que el pedazo de corteza quede como un cuadrado de alrededor de 2,5 centímetros (1 pulgada). Es importante que este  cuadrado de corteza sea deslizado hacia un costado y no arrancado, para que quede un hueco del lado interno de la yema con un núcleo de madera que es el que la alimentará y promoverá su crecimiento, y que seguramente se perdería si es levantado o arrancado.

Una vez removido del vástago o “chupón”, el parche debe ser insertado inmediatamente en el “pie”. Es buena medida colocarlos  mientras tanto en un pequeño bol con agua, para evitar cualquier deshidratación.

Como ambos cortes habrán sido hechos con la misma navaja, habrá certeza de que el ajuste será bueno, pero lo importante será siempre que sea perfecto arriba y abajo, que son las zonas del tejido de crecimiento llamado “cambium”, y no tanto en los costados. Con frecuencia la corteza del pie es más gruesa que la del parche, lo que dificultará un buen ajuste en la atadura, en cuyo caso hay que rebajar su espesor, de modo que quede a la misma altura o incluso un poco más fina que la del injerto.

Cuando hay dificultades de lograr un buen prendimiento, se puede hacer un pequeño truco. Unas tres semanas antes del injerto, se corta el trozo de corteza en el “pie” pero no se lo quita hasta que la yema a injertar esté lista para ser insertada. Con ello se logra que se inicie el proceso de formación de “callo” en el cambium, de modo que al colocar el parche éste cicatrice con mayor rapidez.

Al envolver el parche con la yema, se debe usar un material que no sólo lo
mantenga firmemente en su lugar, sino que también cubra todas las
superficies cortadas, para evitar la entrada de aire debajo de él, con la
consiguiente desecación y muerte de los tejidos. La yema siempre debe quedar libre.

Luego de dos o tres semanas, por lo general será necesario hacer un tajo en la cinta del lado opuesto al injerto, para evitar estrangulamientos.

 

INJERTO EN PRIMAVERA

Para hacer este tipo de injerto en primavera, en el “pie” se debe despegar la corteza pero la yema a injertar no tiene que haber comenzado a hincharse.

Para ello se pueden hacer dos tipos de triquiñuelas.

En uno, los chupones con yemas se seleccionan en reposo invernal y se
guardan a bajas temperaturas (alrededor de 4ºC, junto con la verdura en la heladera), envueltos en tela húmeda para que no se sequen. Unas tres semanas antes de injertar, se llevan a un cuarto templado y se los coloca en agua por sus bases o se dejan dentro del paño, que debe estar siempre húmedo.

La temperatura hará que la savia de los vástagos cortados entre en actividad y pronto la corteza resbalará lo suficiente para obtener las yemas, especialmente las del sector medio del “chupón”.

El otro método, es obtenerlas del árbol que se desea reproducir, pero al mismo tiempo de ejecutar el injerto. Si se inspecciona con cuidado la planta o el árbol elegido, se podrá observar que no todas las yemas de los “chupones” del año anterior tendrán el mismo grado de desarrollo y que, junto a unas a punto de reventar en la punta, habrá otras en el estado ideal y
generalmente más cerca de la base.

Para este método, se debe recordar que es más fácil que esto suceda en
plantas jóvenes que tuvieron un desarrollo vigoroso, que en los viejos.

 

TEODORICO HILDEBRANDT
eljardin@rionegro.com.ar 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
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