El valor del metro cuadrado de construcción debe ser la consulta más recibida por los arquitectos en los últimos años.
Y para aquellos ansiosos que rápidamente quieren conocer el importe de una construcción que aún está por definirse, no hay buenas noticias.
Es ciertamente arriesgado hablar de un precio del metro cuadrado, sin antes tener definido al menos el anteproyecto, ya que éste podrá ayudar a determinar las características de la construcción y un costo estimado lo más cercano a la realidad o presupuesto, pero “si y solo si” se hace referencia al tipo de materiales y terminaciones que se establezca en el mismo.
Por ejemplo, el costo dependerá del tipo y cantidad de las aberturas, calidad y número de sanitarios, techo y cubierta, revestimientos, sistema de calefacción y refrigeración, instalaciones eléctricas, estructura y muchos factores más por el estilo.
Se debe tener presente que la dificultad también radica en que una obra tiene un tiempo de producción, que por lo general y en base a lo que suceda durante la misma hay condiciones que pueden cambiar, tanto por factores “externos” como “internos”.
En el primer caso se ubican aumentos de materiales o de la mano de obra, disponibilidad de aquellos y su incidencia en el plazo de la obra, entre otros.
En cuanto a los “factores internos” influye mucho que con el correr de los trabajos se comienzan a realizar cambios a lo inicialmente programado, y que en definitiva distorsionan el valor original, y por lo general en demasía.
La construcción tradicional, mayoritaria aún en nuestro país, y a diferencia de un bien de consumo ya elaborado, padece estas situaciones, y esto dificulta y relativiza muchas veces la estimación más certera.
Lo que los arquitectos hacemos habitualmente es establecer un precio de referencia y esto tiene que ver muchas veces con la última construcción que se realizó, con sus características y particularidades.
De acuerdo a las posibilidades de cada cliente, existen posibilidades para abaratar el costo, ya sea optimizando el anteproyecto a partir de decisiones como el planteo de mas de una etapa, o estudiando otras variables.
Por ejemplo, una forma de bajar el costo en solados y revestimientos se da mediante el uso de pisos de alisado de cemento y estucos en las paredes a modo de terminaciones en baños, cocinas y lavaderos.

AHORRAR O ABARATAR

Si bien todo tipo de análisis que permita rever el costo de una obra es importante, se debe tener presente que economizar no es lo mismo que abaratar.
El primer caso consiste en buscar la solución que más se adapte a los requerimientos de cada caso en particular tratando de gastar lo menos posible. En el segundo caso, sólo se busca el precio sin medir las consecuencias. Y esto significa un riesgo importante.
Tomando en cuenta el rubro carpinterías, que por lo general en todos los análisis está dentro de los que más incidencia tienen, la elección no sólo se debe fundamentar en el costo inicial. Así como en la mayoría de los rubros, un menor costo inicial puede significar en el mediano plazo una mayor incidencia en cuestiones como mantenimiento y conservación, parámetros que aún hoy no se encuentran demasiado incluídos en un análisis de la obra.
Si no se puede acceder a carpinterías de madera de calidad, conviene ir pensando en otro tipo de aberturas, ya que si la madera no es buena o no está bien estacionada en realidad se compra un problema a futuro, sin dudas.

LOS MAS TIENEN

En general los rubros de una obra que emplean más mano de obra se reparten entre las tareas de lo que se denomina “obra gruesa” como capas aisladoras, revoques, hormigón armado y contrapisos por un lado,  y las terminaciones por otro.
Los revoques pueden tener hasta una incidencia del 15 por ciento del total de la mano de obra en tanto que pinturas se ubicarían en segundo lugar con una incidencia de alrededor del 13,5 por ciento del total mencionado. Luego siguen en orden decreciente el hormigón armado, la mampostería y los contrapisos.
Esto permite deducir que en la medida que se pueda disminuir las incidencias de estos rubros mediante distintas alternativas habrá una variante a estos porcentajes. Es allí donde se puede recurrir a alternativas como los revoques cementicios o plásticos que ya incorporan el fino y la pintura. Esto significa ahorrar por lo menos un paso en este rubro.
Otro tanto ocurre con los materiales. Las carpinterías son por lo general uno de los rubros más caros de una construcción de estándar medio superando el 12 por ciento del total del presupuesto.
Esto las convierte en uno de los  ítems que más habrá que evaluar en cuanto a su cantidad, diseño y calidad; cuestiones  que deben ajustarse lo máximo posible a las disponibilidades.
En función de estos parámetros muchas veces se ven edificaciones con carpinterías de cerramiento sin persianas o postigos, que pueden colocarse después. Esta es una forma de bajar el costo inicial de un rubro tan importante.