Ampliar un ambiente, colocar una nueva abertura o cambiar la existente de lugar, o construir una habitación sobre la losa de la planta baja, son cuestiones que por sí mismas implican la posibilidad de generar descompensaciones estructurales para una edificación.
Esto significa la necesidad de tomar todas las precauciones necesarias para cada caso, y que en particular se inician con la consulta profesional correspondiente, ya que conviene no minusvalorar las consecuencias por ínfima que sea una reforma hogareña.
Si bien depende del criterio técnico, en general toda edificación cuya documentación haya sido elaborada por un profesional de la construcción se ejecuta en base a un cálculo matemático, que dentro de sus premisas considera lo que se denomina una carga admisible máxima de las diferentes piezas de una edificación.
Superada esta “capacidad de resistencia”, la estructura puede sufrir profundas reacciones y hasta quedar inutilizada, lo que resultaría insegura para su uso, aunque esto no indique que necesariamente se caiga parcial o totalmente.
En este cálculo se suponen condiciones que el profesional determina inicialmente de acuerdo al análisis que haga de cada situación en particular, además de lo que dictaminan las normas técnicas que dan forma a los reglamentos, con sobrecargas adecuadas al uso de cada local.
Además conviene aclarar que estos valores “matemáticos” tienen lo que se denominan coeficientes de seguridad que condicionan aún más la admisibilidad de cargas de un elemento estructural; ahora esto no debe llamar a engaños, ya que estos coeficientes de seguridad en realidad se utilizan con el fin de contener situaciones no previstas en el análisis original, y que pueden desestabilizar una estructura de no ser así. Entre ellos figuran la variación en la composición química y física de los materiales, factores atmosféricos, dificultades en la ejecución, y otros pormenores adicionales, que técnicamente pueden ser previstos.
De esta manera cuando se efectúan reformas hay que tener cuidado, entre otros, con dañar sectores fundamentales como columnas, vigas o refuerzos, porque estos elementos son los encargados por lo general de cumplir las funciones de esqueleto estructural de toda edificación, ya que son los que harán los mayores esfuerzos por transmitir las cargas que recibe habitualmente una edificación hacia el suelo.
REPARACIONES
La tecnología ofrece hoy en día más alternativas a la hora de evaluar la reparación de una estructura dañada, como el caso de una viga con fisuras.
Una vez evaluado el daño y con asistencia profesional puede ser reparada con cementos epoxis para el aumento de las dimensiones estructurales, suplementos de hierro u otros mecanismos que aseguren su estabilidad en el tiempo.
Como por lo general las estructuras “avisan” antes de su colapso, conviene no dejar pasar el tiempo y consultar a un profesional ante la aparición de fisuras o rajaduras en diferentes sectores de una edificación.
ADINTELAR
Para evitar errores, como primera medida es importante la detección de la manera más precisa posible de la ubicación de cimientos, columnas y vigas en la edificación existente.
Esto dará una impresión de lo que se puede remover como paredes y aberturas, y de lo que no se puede tocar, salvo que un profesional de la construcción tome las precauciones debidas para el caso.
Estas podrían ser de dos tipos: por un lado las que sean necesarias para la ejecución del trabajo como refuerzos, apuntalamientos, y acodalamientos en los puntos más críticos y por otro, medidas de índole permanente como la inclusión de refuerzos como dinteles o encadenados horizontales y verticales para unificar el comportamiento estructural.
Ello no obstante, suelen ocurrir algún tiempo después de terminada una obra de este tipo, algunas marcas o fisuras en sectores como encuentro de paredes o cielos rasos, y que por lo general se refieren a un acomodamiento posterior de los diferentes componentes de una construcción luego de ser sometidos a nuevas condiciones de carga.
No está demás señalar la importancia de que un profesional de la construcción verifique esta situación con el fin de arribar a una conclusión definitiva.
INSTALACIONES
En muchos de los casos de colapso de estructuras o alguna fisuración expuesta, el origen está directamente vinculado con la poca atención prestada a estas acciones preventivas, y muy eficaces.
No menos importante es también la localización de instalaciones embutidas como electricidad, gas, agua o cloacas. En estos casos y una vez detectadas, conviene cortar el suministro en el sector donde se vaya a ejecutar alguna obra. Esto evitará accidentes muy frecuentes.
CONSULTAR LOS PLANOS
Un caso bastante común en cuanto a las reformas de la casa se produce cuando se dejó prevista una losa de “entrepiso” o techo de la planta baja que se estaría en condiciones de ser utilizar para una futura ampliación.
En estos casos siempre es prioritario contar con los planos originales de la construcción. De lo contrario igualmente un profesional puede realizar las verificaciones correspondientes con el fin de detectar si efectivamente se tomaron las previsiones desde el mismo proyecto de la obra.
Por ejemplo, si no se cuenta con planos del cálculo de la obra se pueden realizar “testigos” en sectores fundamentales de la misma a los efectos de comprobar las dimensiones que tienen los cimientos, columnas o vigas y además se pueden chequear cuantos hierros y de qué diámetro se colocaron originalmente.
Con estos datos se realiza una “verificación” estructural y de esta manera se puede determinar si la estructura resistiría una nueva planta.
Se debe tener en cuenta que con una construcción superior se le agregan sobrecargas de importancia a lo existente, y esto de alguna manera es “absorbido” por la edificación que debe a su vez, transmitirlo hacia el suelo natural de la mejor manera posible.
Habría que resaltar la necesidad en general de reducir, en la medida de lo posible, el peso de la edificación. Los ladrillos huecos para las paredes o los ladrillos de telgopor entre viguetas de una losa, por ejemplo, son una buena alternativa en este sentido, ya que “alivianan” considerablemente la estructura nueva.
REGLA DE ORO
Si bien hay una larga lista de precauciones a la hora de las reformas, la que no admite discusión entre los profesionales y se la considera como regla de oro principal es aquella que hace referencia a la necesidad de respetar desde el inicio los elementos estructurales por excelencia como columnas, vigas o encadenados en una construcción de tipo tradicional.
Lo que significa que no se deberán modificar sus dimensiones ni , por supuesto, cortar los hierros longitudinales o transversales bajo ninguna circunstancia, salvo que exista la asistencia técnica correspondiente que lo avale. Esto que podría parecer una perogrullada, en la realidad ocurre muchas veces y las consecuencias suelen ser problemáticas.