Una casa que va a albergar la vida de una familia con niños, debe ser espontánea, cálida y acogedora. Debe tener lugares para momentos de reunión y de esparcimiento donde cada uno de los habitantes, en sus distintas edades se sienta cómodo en la vivienda. ¿Cómo cumplir con tantos requerimientos sin perder el estilo, la elegancia y la unidad arquitectónica? Para el equipo de arquitectos Gustavo Maneiro - Gustavo Vásquez fue todo un reto. En este proyecto finalizado en el 2004 tuvieron el desafío de crear la vivienda ideal para un matrimonio joven, amante del diseño y los objetos, y sus dos hijos pequeños. En un terreno con el bellísimo entorno natural de los bosques de Cariló en la costa atlántica Argentina, los arquitectos lograron una vivienda plena de arquitectura y diseño, que se relaciona activamente con el paisaje y llena de espacios pensados para disfrutar en pareja o en sociedad, y donde los chiquitos pueden correr y jugar libremente.
El proyecto duró un año de trabajo en equipo ya que el cliente estuvo comprometido en cada detalle. La construcción nace de un terreno de 800 m2 que presentaba cierto desnivel hacia el fondo y sobre uno de los costados, además de un enorme árbol de pino emplazado justo en el centro del lote. A partir de estas condiciones se planteó una casa de dos plantas con grandes ventanales para dejar penetrar el verde al interior. “El sol venía desde el frente, del acceso. Al ser un lugar tranquilo y poco transitado, decidimos mandar la casa hacia el fondo con las zonas sociales hacia el frente recibiendo la luz. La vista hacia esta parte es muy linda, con la trama de los árboles y una callecita que nace justo ahí”, explican los arquitectos. Fue también así como decidieron contornear el árbol de pino integrándolo a la casa. “Podés estar parado ahí debajo de ese árbol y decir ‘bueno, queremos aprovechar esta vista desde la casa’ y, a partir de ahí, la casa surge fácil porque con esas condicionantes principales los resultados son más lindos al utilizarlas a favor”, agregan.
El árbol de pino se convirtió en un personaje, gracias al sentido orgánico de la construcción. Un deck de madera de lapacho, extensión del espacio integrado entre el comedor y la cocina, lo rodea y se beneficia de su sombra.
Justo al lado, una escalera en piedra acompañada por dos franjas de plantas, conducen al interior. “La idea era primero, que el acceso se vaya descubriendo desde el jardín, que el visitante se vaya guiando hacia la escalera por el muro de piedra. Estamos en una casa de vacaciones y está el bosque, el tiempo es otro. Por esto quisimos una puerta de apariencia fina que no se robara las miradas, muy sutil”.
Al interior, la casa se abre cálida, espaciosa, aireada. “Nuestro cliente tenía en claro los materiales que quería utilizar: combinación de madera de incienso, hormigón a la vista, mucho vidrio y cerramientos de aluminio anodinado. El incienso nos encanta porque tiene ese tono medio amarillo musical que con el hormigón queda fantástico”. A esta conjugación de materiales y elementos arquitectónicos de carácter fuerte que Maneiro - Vásquez definen como “difíciles de vestir” se unió el trabajo de la arquitecta especializada en interiorismo Ana Laura Biren. Ella, quien conoce a los clientes de larga data, supo escoger la justa cantidad de elementos balanceando entre modernos y antiguos para disfrutar en comodidad la vivienda. “Como en esta casa para donde se mire hay verde de la naturaleza, decidí incluir otra gama para generar contraste: los rojos, violetas, borravino, que se llevan muy bien con la madera por su calidez y potencia. En cuanto a los muebles, la mayoría los traje de Buenos Aires y otros fueron hechos a medida por carpinteros de Mar del Plata. En toda la casa busqué que hubiera diseño y confort al máximo”, explica.
Estructuralmente la construcción también fue pensada para la familia. El estudio Maneiro - Vásquez fueron pioneros en el país en utilizar un sistema de cerramiento a través de paneles entretelados que permiten hacer casas muy vidriadas, que se integran al bosque, pero seguras, evitando utilizar enrejados que empobrecen la arquitectura. “Empezamos a trabajar con paneles de blindex o madera que se deslizan adentro de los muros permitiendo que la casa se vea de puro vidrio pero que cuando se cierre quede totalmente hermética. En esta casa, en planta baja hay tres cuartos de los cuales dos, de los niños quedan justo debajo del cuarto principal. En estas áreas dejamos dos puertas corredizas escondidas, que cierran esa ala de la casa. Así durante la noche queda sectorizada la vivienda, para mayo seguridad.”, explican.
Igualmente pensando en la seguridad de los niños, se tomaron medidas de precaución en la alcoba principal y la sala de estar que balconean sobre el playroom donde los pequeños pasan la mayor parte del tiempo. “Sobre el extremo que balconea diseñamos un mueble muy bajo ya que si lo hacíamos más alto tapaba la vista hacia el fondo. Pero por los chicos, le hicimos una baranda de blindex. La otra ventaja de que sea transparente, es que los padres pueden vigilar a los chicos desde la alcoba principal, incluso cuando están a puerta cerrada hacia el salón”.
Los arquitectos se muestran satisfechos con su obra pero más satisfechos aún se encuentran de haber respondido con una casa hermosa y confortable a la confianza que el cliente puso en ellos: “La verdad que lograr en este lugar, alejado de la tecnología de Buenos Aires, este tipo de casas nos cuesta bastante esfuerzo puesto que acá no hay mano de obra especializada. Tenemos que estar detrás de cada detalle constantemente. Cuando ves el resultado y la gente contenta, ahí tomás conciencia de que el trabajo valió a pena!”.
La chimenea metálica, con su fuerte presencia, es una escultura en sí misma. Este tipo de trabajos realizado por la dupla Maneiro - Vásquez fue una de las principales motivaciones de su cliente para contratarlA. El fondo, un juego de geometrías en concreto, presenta su estructura a la vista: “En realidad, esos agujeros son los tensores interiores, necesarios en el armado de la estructura, pero en lugar de taparlos los explotamos dejándolos a la vista para que formen parte del conjunto”. Ana Laura Biren, la arquitecta a cargo de la decoración, pensó este lugar COMO un espacio de descanso y relax: “Preferí escoger pocos objetos para que no sea un salón recargado: Un sillón súper cómodo para tirarse a leer, dormir o contemplar el bosque o el fuego de la chimenea; Dos sillones individuales para cuando se quiere conversar sentados junto al hogar Y una mesa baja con forma irregular en medio de todo tan geométricamente cuadrado para distensionar”. EN la estructura que soporta los ventanales se trabajó una doble carpintería de aluminio y madera para contrarrestar la frialdad del metal y el hormigón, que son los que técnicamente soportan el vidrio, con la madera, que sirve más bien de marco. Resultado final: La vista hacia el bosque y la callecita que se pierde.
Aire, sol, frescura. En el comedor Ana Laura Biren manejó Con gran destreza las líneas puras y la paleta depurada. Eligió una mesa con tapa de mármol de Carrara y base de madera, diseÑo de Net, sillas de madera con los asientos tapizados en cuero de Santorini y lámpara con pantalla de tela color rojo de Fabrica de Luz. Los muebles que separan el comedor de la cocina, vajillero y mesón, resultan visualmente tranquilos y muy prácticos para la organización del hogar. Fueron diseÑados a medida, con el propósito de darle a este punto de transición un aspecto más design de estar que de cocina.
La cocina está integrada al comedor, dando lugar a que AMBOS ESPACIOS SE relacionen sin interrupción. En este LUGAR, los arquitectos siguieron instrucciones del propietario al utilizar mármol boticcino, aunque no SEA ideal para una cocina debido a su porosidad, que se marca con el limón. “Le dimos EL gusto al dueÑo porque en realidad él lo quería y, además, queda precioso”, afirman. En cuanto al enchape de las paredes, Maneiro y Vásquez prefirieron utilizar la misma mesada, subiendo con un zócalo alto para proteger las paredes y que la cocina FUERA un espacio de la casa con diseÑo. En combinación con el mármol se utilizARON melamina DE color marfil y madera lustrada, elementos neutros que dan la sensación de limpieza requerida para dejar fluir la creatividad de un chef de vacaciones.
Ana Laura Biren puso tonos cálidos en el dormitorio, en sintonía con el resplandor de la madera: “El respaldo de cama y LAS mesas de luz están colgados de la pared. Un par de elementos más, el perchero de madera Y la banqueta tejida en tiento, confiere autenticidad y comodidad al lugar. La elección de acolchado y almohadones de colores fuertes contrasta con el verde reinante afuera”. Roperos Alutecnic ultra light, con vidrios esmerilados. La pared es un revestimiento cementicio un poco más fino y sutil que el hormigón. Para la iluminación se pensó en luz halógena, con lámparas incrustadas en el cielo raso.
Despertar en el bosque: El balcón de la alcoba principal está hecho en lapacho, una madera dura que no necesita tratamiento, no se pudre. En el caso de este balcón, está protegida con una pintura que evita que varíe de color hacia el grisáceo. Las sillas escogidas por Biren, en cambio, son de lapacho sin protección,
por lo cual toman un tono grisáceo acorde con el ambiente marino referente a las costas de Carilo. La baranda de madera con tensor de acero evita que alguno de los niños puedA asomar la cabeza o caer, sin perder la transparencia que permite disfrutar el paisaje.
El recurso de los estanques que dan paso al jardín, con el exotismo de las plantas acuáticas, ES uno de los favoritos de los arquitectos. ”Por un lado, el agua te transmite tranquilidad y relax. Por otro, se intenta aprovechar la lluvia para transformar un problema en un recurso.
El tronco del gigante pino fue rodeado con arpillera y enredaderas para evitar que suelte resina, que podría manchar el tablado del deck. Un par de asoleadoras sencillas y modernas ES perfectO para disfrutar DE la frescura del campo al aire libre. El trabajo de paisajismo es una obra en conjunto entre los arquitectos y un vivero local. Al llevar la casa hacia el fondo y dejar grandes superficies vidriadas se tomaron las precauciones para cuando crezca una casa atrás: una pared de sauces eléctricoS apretados cierra la propiedad. Hacia el frente, una tira de fresnos oculta la casa de miradas vecinas. Una colección de plantas aromáticas en distintos lugares complementa los jardines.
El terreno es un médano, arena marina recubierta de césped. El muro de piedra que conduce al acceso es paralelo a la longitud del terreno, haciendo las veces de contención del médano además de soporte de la escalera. Las casas sobre médanos no necesitan cimientos muy profundos ya que la arena cuando se encuentra compactada se comporta como la roca.
La escalera es una especie de alfombra de hormigón, dejando arena en los costados para plantar verde. Luego ese verde se continua en el deck de madera, que, en un gesto ultra contemporáneo, porta maceteros de zinc colgando. La cochera semicubierta tiene una puerta corrediza que se abre totalmente para integrarse con el playroom durante los días de verano.