i yo les cuento que conozco una casa con un programa de necesidades tan amplio como: en planta baja, un estar-comedor, cocina, lavadero, hall de entrada, toilette y la caja de escaleras y, en la planta superior, dos cuartos –uno con vestidor–, un baño completo y una generosa terraza... hasta acá, nada especial.
Pero si todo esto se emplaza en una superficie total de 100 m2, y no estoy hablando de una cabaña de alquiler turístico sino de una casa para una pareja que la utiliza como vivienda permanente...
Los arquitectos Victoria Larrazábal y Santiago Servente, que tienen su estudio en la ciudad de San Martín de los Andes, a través de un vasto estudio proyectual crearon este edificio de características compactas, con una fuerte carga de síntesis formal y funcional donde, gracias a la implementación de amplios ventanales, todos los ambientes se potencian con las maravillosas vistas del entorno andino.
Se trata de un equilibrado juego de las distintas espacialidades que se generan en el interior, sumado a la agradable sensación que se percibe en los espacios de transición entre el afuera y el adentro, donde se dispone, apoyada en un deck, una acertada reelaboración de la clásica pérgola para cobijar a sus moradores.
La composición visual de la vivienda habla de una clara decisión en la economía de materiales; utilizando piedra, madera y chapa articuladas con la apoyatura de la geometría de líneas rectas verticales y horizontales, dan como resultado fachadas con aromas propios del movimiento neoplasticista holandés, encarnados en la figura del arquitecto Thomas Rietveld.
La casa remata con un techo de fuerte pendiente a un agua que se quiebra hacia el lado del acceso generando un claro estímulo para entrar y, mientras lo hacemos, la cubierta se va abriendo hacia las majestuosas vistas de nuestra cordillera neuquina.
¿No me creen?
Entonces los invito, pasen y vean…
POR DIEGO FERNANDO SCURK, arquitecto, dscurk@fullzero.com.ar
FOTOS: PATRICIO RODRIGUEZ
www.patriciorodriguez.com
Memoria de autores
La casa A.C.H., uno de nuestros primeros encargos en San Martín de los Andes, se ubica sobre la ladera, en el Barrio Residencial Altos de Chapelco, con vista hacia el valle de la Vega y las montañas del cordón norte de San Martín de los Andes.
“Un programa muy simple de necesidades: para una vivienda de 100 m2 desarrollamos un estudio estético y espacial del vacío, la estructura y la abstracción de los elementos que componen la forma de esta particular casa. El techo es una placa continua cuya proyección sobre el suelo define el espacio virtual en el que se interrelaciona la sucesión de piezas que conforman los diferentes espacios interiores y exteriores. Esto se resolvió estructuralmente mediante vigas inclinadas y correas contenidas dentro del mismo espesor, la simplicidad y reducción de elementos lo convierte en un objeto de gran presencia estética y protagonismo en la obra. La fachada de acceso, orientada hacia el sur, se definió mediante un plano vertical de madera, que ejerce una fuerte tensión con la placa horizontal del techo que se encuentra a menor altura sobre este frente de la casa. Los vacíos laterales conformados a cada lado del muro por los grandes aleros de la placa-techo sirven para reforzar la idea de abstracción y vacío, mas abajo aparecen los volúmenes revestidos en piedra de la zona hacia el este y el oeste que enfatizan estos planteos.
“Hacia el norte la casa se abre hacia las mejores visuales. En planta los volúmenes laterales más sólidos y pesados revestidos en piedra se rompen y calan con grandes paños de vidrio, aprovechando las vistas hacia el valle y un asoleamiento ideal durante el día. Sobre estos volúmenes se destaca la presencia del cuerpo de madera del nivel superior, que a su vez desciende insertándose en la planta baja con los macizos de piedra gris. El espacio interior y exterior están en permanente relación.
“Los tres pilares de piedra exteriores son objetos de gran expresividad plástica, que ponen de manifiesto esta relación de continuidad interior – exterior. La estructura del entrepiso se proyecta al norte y al exterior en forma de pérgola buscando una escala intermedia entre el afuera y el adentro, estos elementos, objetos que intentan dar definición al espacio circundante y hacerlo participar del interior de la casa.
“La piedra exterior aparece conectada estéticamente con el hogar; ésta es una pantalla entre los distintos espacios de uso cotidiano, estar y comedor. La planta baja contiene el estar, comedor y cocina, sin muros que los compartimenten: esto permite tener una mayor amplitud y libertad vivencial. En la planta alta se dispusieron dos dormitorios y un baño, buscando cosméticamente una continuidad en la piel interior de la cubierta y muro unificando el revestimiento y unidireccionando a las mejores visuales.
“El deck-mirador del nivel superior también configura un vacío bajo la proyección del techo, que se va descubriendo en el recorrido completo de la casa, junto con el juego sucesivo de los llenos y vacíos. La estructura, los revestimientos y la forma están en una fuerte correspondencia constructiva. Esta vivienda y como en cada uno de nuestros proyectos van surgiendo por un modo de proyectar, generado por diferentes procesos y una constante búsqueda e inquietudes que pretendemos vayan evolucionando y se enriquezcan con nuevos temas, producido por diferentes del planteos de una amplia serie de problemáticas y estrategias creativas relacionadas con temas varios como la forma, la función, la tecnología y cosmética, entre otros.
“Buscando que en cada habitante de nuestra arquitectura experimente el espacio y la forma tanto desde la percepción racional como sensorial, siempre basada en la particularidad individual de cada proyecto; en la región en la que actuamos y el entorno urbano-natural donde se sitúa cada proyecto. A su vez pretendemos a la arquitectura como un objeto de uso para ser vivido y como objeto estético de la época contemporánea a la que pertenecemos y trascienda la misma sin figuraciones estilísticas”.