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Domingo 11 de Febrero de 2007
 
 
 
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  QUE NO “PANDA EL CUNICO”
Convivimos con una crónica falta de agua en el verano. Actuando con criterio, podemos minimizar el estres en nuestros jardines.
 
 

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Hace mucho calor, en casas y oficinas están prendidos a pleno ventiladores y equipos de aire acondicionado, los perros andan con la lengua afuera y hasta los pájaros abren las alas en busca del aire fresco. Estas son todas imágenes que vemos a diario en el verano ... pero cómo hacen las plantas para refrescarse ... o en todo caso, cómo hacen para defenderse de la deshidratación.
Me parece interesante que echemos un vistazo hacia el interior de ellas, para tratar de comprender cómo hacen para refrescarse ellas y de paso a todo el ambiente que las rodea.

CICLO DEL AGUA

Vamos a tomar como ejemplo más típico a un árbol, pero lo debemos hacer extensivo a todas las plantas verdes, desde el césped en adelante.
Un árbol hunde sus raíces en las capas del suelo hasta cierta profundidad, la que está determinada por la genética misma del árbol y las condiciones físicas del suelo donde crece, especialmente la profundidad del agua subterránea y calidad de ésta, sin olvidar obstáculos como formaciones naturales cementadas.
El agua y los nutrientes ingresan por las raíces y ascienden por el centro del tronco del árbol hasta los sitios más lejanos ... hasta la última hoja. Allí, con la luz solar iluminando la parte verde formada por la clorofila, se trasforma mayoritariamente en almidones y azúcares y regresa en sentido descendente por la corteza, para llevar la energía del alimento a todas las partes.
Cuando se lastima la corteza y se interrumpe este ciclo descendente, el árbol se seca por inanición y no por sed.
Estamos privando a la raíz de la comida que la planta ha elaborado y es así que se va muriendo lentamente de hambre.

“DESTAPE” VEGETAL

El agua absorbida del suelo es fresca y refresca a todo el árbol, bajando la temperatura de los tejidos y el vapor que emana de sus hojas, ayuda a bajar la temperatura exterior. Cuando el calor se hace excesivo, se suspende todo el proceso biológico de la fotosíntesis ... el árbol se “sumerge”, por así decirlo, en una especie de letargo hasta que las temperaturas externas le permiten reanudarlo.
El agua absorbida por las raíces es traspirada por la planta a través de los estomas, unas aberturas ubicadas principalmente en las hojas. A medida que el agua en forma de vapor sale por dichos estomas, se produce en el interior de los tejidos del árbol un vacío que “succiona” y ayuda a subir al agua por el centro del tronco, pero cuando hay amenaza de desecación porque la traspiración se hace mayor que la capacidad de ascenso, los estomas se cierran totalmente, no sale más vapor de agua y no hay más “succión” interior.
Contrariamente a lo que comúnmente se cree, la resistencia de los árboles y el resto de las plantas no está dada tanto por una mayor capacidad radical, que es importante, sino por una adaptación de su sistema aéreo a situaciones de calor extremo. En pleno desierto -por ejemplo- las plantas tienen las hojas de tamaño muy pequeño y muchas veces recubiertas de una capa cerosa que las protege de la desecación (nuestras jarillas, por ejemplo). En situaciones extremas hacen “streap tease” ... se despojan de todo su follaje, el que vuelve a nacer cuando la situación climática lo permite.

COMO ENFRENTARLO

Toda esta introducción ha tenido por finalidad ayudarnos a entender qué sucede en nuestros jardines cuando el agua escasea y así poder ayudar a nuestras plantas a pasar el mal rato. Comprender, por ejemplo, que no es lo mismo un olmo que un duraznero, especialmente por la capacidad de adaptación.
El olmo se defiende tirando hojas y emitiendo otras más pequeñas, que evaporan menos agua.
En el duraznero, si la falta de agua es paulatina, veremos cómo se “queman” primero los bordes y, si es repentina, cómo todo el follaje se vuelve amarillento para terminar cayendo totalmente, de acuerdo a la duración de las condiciones adversas.
En lo que se refiere al riego, en épocas como ésta de escasez de agua, no debemos desesperarnos por los síntomas que vemos en el follaje. Debemos tomarlo como un aviso.
Lo verdaderamente importante es tratar de conservar la humedad del suelo, para que las raíces de todas nuestras plantas no se deshidraten. Si las raíces no sufren daños o éstos son mínimos, las plantas se recuperan una vez que desaparecen las condiciones adversas.
El mulch, tal como se explicó en notas anteriores, es una forma muy efectiva de mantener la humedad del suelo.

SOLUCION DE FONDO

“No hay mal que por bien no venga”, dice el dicho popular. Las crisis pueden abrir oportunidades ... al menos eso nos dijeron hasta el hartazgo después de la crisis del 2001 y parece que han tenido razón, al menos hasta la próxima.
La incomprensible carencia de agua a la vera de ríos como los nuestros, debería servir para que la clase política comience a planificar en serio para solucionarlo de una vez y para siempre.
 Lo ideal sería que se haga lo que en ciertas ciudades de los Estados Unidos, donde hay dos redes presurizadas: una para el agua potable y otra para el agua cruda, destinada al riego de forestaciones, parques y jardines.
¿Una utopía? ¿es que acaso no son las utopías y el afán de alcanzarlas lo que le da sentido a la vida?

   
TEODORICO HILDEBRANDT
eljardin@rionegro.com.ar
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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