Dos en uno, por un lado haras apodado Zafiartu dedicado a la cría y entrenamiento de caballos árabes de pura sangre. Por el otro, un refugio de fin de semana y vacaciones para la pareja conformada por los arquitectos Laura y Diego San Martín. El haras está ubicado en Capilla del Señor, a 78 km de la ciudad de Buenos Aires, en el corazón de la Pampa Argentina, famosa por sus anchas planicies. El terreno, de 180 hectáreas, tiene unas suaves ondulaciones que terminan en el curso de agua llamado Cruz, que es uno de los límites del haras.
El estudio de Diego Félix San Martín-Lonne desarrolla una intensa actividad proyectando obras arquitectónicas de edificios, tanto en la Argentina, Uruguay y ahora también en el Caribe. El haras representa el descanso, la recreación y el lugar de encuentro para Diego y Laura así como para sus cinco hijos, dos de la pareja y tres del primer matrimonio de Diego.
Cuando Laura y Diego compraron este campo, poblado de eucaliptos y árboles frutales, uno podía encontrarse con dos pequeñas construcciones de ladrillo de diverso estilo, con muy poca gracia. Pero no bien comenzaron a bocetar el proyecto, corría el 2001 y la Argentina entró en una de sus peores crisis económicas, por lo cual tuvieron más condicionamientos, exigencias, y esta situación intensificó las dudas acerca del diseño. En algunos momentos las dudas fueron mucho más intensas que las certezas. Este proceso se encuentra claramente plasmado en un cuadro ubicado en el living room de la casa, bautizado "Dudas y Certezas", en donde
se puede apreciar las diferentes etapas y posibilidades por las que atravesó el proyecto. Finalmente las certezas superaron a las dudas. Y, en lugar de partir de cero y hacer nuevas construcciones, los arquitectos se decidieron a rescatar lo que ya había en pie y el mayor desafío consistió en integrar en un lenguaje arquitectónico unificado todas estas estructuras totalmente desarticuladas entre sí.
Los San Martín necesitaban una casa principal, dos casas secundarias para el personal, establos, depósitos para las maquinas, herramientas y alimento de los animales, un silo para la avena, incluso una veterinaria. En la integración de los viejos edificios con los nuevos, surgió la idea de cubrir los edificios antiguos con chapas acanaladas de zinc, un material de uso habitual en las construcciones de campo. De esa forma se pudieron rescatar algunas construcciones hechas con ladrillos de adobe. Mediante estos dos materiales chapa acanalada y ladrillos se logró una expresiva síntesis de los edificios.
Laura y Diego adoran planificar el paisaje que los rodea por ello están siempre abocados a mejorarlo. Robles, montes de eucaliptos, almecinas, se cuentan entre los 6.000 nuevos árboles de variadas especies, especialmente seleccionados con la ayuda de Rosa María Ricci y Estefany Collazo, dos renombrados expertos paisajistas y entrañables amigos de los San Martín. En estos días Laura está muy entusiasmada con el diseño y el inicio de su huerta de vegetales, frutas y hasta flores. Como ya es su costumbre, cada nuevo desarrollo en el campo pasa por un cuidadoso y planificado diseño por parte de la pareja de arquitectos.
La veterinaria es el sitio de reunión entre Diego y Don Manuel Rodríguez Abreu, nacido en Uruguay y capataz del Haras. Allí, mientras comparte el mate, la bebida típica del Río de la Plata, se planifica la actividad de los caballos. Rodríguez Abreu fue también el capataz del primer Haras que Diego y Laura compartieron en La Barra, Punta del Este, Uruguay, luego vendido a la Condesa Italiana Paola de Marzotto. Muchos de los muebles provienen de aquella casa y otros, los acompañan de otras vidas, e incluso de la infancia de Diego, como el par de sillones Chesterfield que estaban en la casa de sus padres.
En varias oportunidades le han preguntado a la pareja de arquitectos, qué es lo que más disfrutan del Haras y la respuesta siempre ha sido la misma: "hemos logrado armar un sitio de reunión familiar, un lugar donde reunirse con amigos, y por sobre todo un espacio donde es posible encontrarse con la naturaleza, el necesario descanso de la intensa y a veces sofocante vida urbana".