| Estimado Teodorico, como fiel lector de tu sección, ya que comparto devotamente el mundo de las flores y plantas (por estos días ya llevo dos columnas de mis palimpsestos en el diario dedicadas a los jardines y la literatura) me es perentorio realizarte una consulta ya que no tengo ni conozco ningún profesional para poder solucionar un problema de uno de mis cerezos. El año pasado comenzó a salirle una especie de "miel" del mismo color en el tronco, lamentablemente no le di importancia y ahora me encuentro que hay varias ramas afectadas y sin hojas, a estas ramas les sale a cada paso esta especie de miel, bastante dura. Desde ya muchas gracias. Saludos. Néstor =========== Lo que usted tiene (mejor dicho, su cerezo) se llama “gomosis” y no es una enfermedad, sino una reacción del árbol a una situación de estrés. Es como la fiebre en los humanos ... ambas denotan que algo no funciona. El exudado es un síntoma de disturbios fisiológicos de la planta y signo de debilidad que, si no se subsana, lleva a la muerte. Esto afecta casi con exclusividad a los frutales de carozo (almendros, durazneros, nectarines, damascos y cerezos), pero también se observa en cítricos, aunque en ese caso el exudado es blanquecino. Es el producto de disturbios en la función celular que provocan la formación de “goma”, especialmente en ramas jóvenes o insertadas en ángulos muy cerrados respecto de la principal. Las causas pueden ser de diferente índole, pero en los jardines casi siempre es causado por asfixia en las raíces. Esto se puede deber a apelmazamiento de la superficie que impide el ingreso de oxígeno, a la existencia de aguas subterráneas que mantienen las raíces sumergidas en agua o a suelos con capas subterráneas endurecidas cerca de superficie, a causa de no haber realizado una adecuada limpieza de escombros y punteado para romperla y así permitir el correcto drenaje del agua de riego. SOLUCIONES PRACTICAS Como no se trata de una enfermedad, no tiene sentido aplicar “remedios”, y menos que menos agregar fertilizantes, que sólo aumentarían el disturbio fisiológico. La solución es tomar un caño de 2 pulgadas y al menos 1 metro de largo, hacerle una punta y con él realizar perforaciones verticales a puro mazazo en todo el perímetro de la copa del árbol, en una línea imaginaria vertical desde la periferia hacia el suelo ... ojo, vaya moviéndolo luego de cada golpe, porque después tendrá que sacarlo. Se hace una perforación de aproximadamente 1 metro, se saca el caño y el agujero restante se llena con arena de construcción. Estas perforaciones se hacen a unos 30 a 50 centímetros una de otra en todo el contorno y luego se avanza hacia el interior de la copa de la misma forma. La diferencia entre una y otra perforación es que las que se ubican exactamente en la periferia y un poco más afuera, coinciden con la ubicación de las raíces finas del árbol y que son las que contienen los pelos absorbentes, por lo que el daño que se les produce es mínimo y son rápidamente “reparadas” por el árbol. A medida que nos acercamos al tronco, las raíces se vuelven más gruesas, porque se trasforman en sostén del árbol más que en absorción y allí puede haber daños mecánicos al clavar el caño, que de todos modos son menos peligrosos que la compactación o falta de drenaje existentes. Como medida complementaria y para evitar futuras compactaciones, es recomendable cubrir toda la zona mencionada con una capa de al menos 5 centímetros de arena de construcción y puntear con una laya (una suerte de horquilla) esa superficie, con el único objetivo de aflojar el suelo superficial y mezclar la arena con el suelo existente. También se puede hacer con una horquilla o una pala, pero nunca se invierte el pan de tierra como en el punteado tradicional, sino que sólo se le da un movimiento de vaivén para que se afloje y se mezcle la arena agregada con el suelo apelmazado, dándole así una estructura más posorosa, que permite el ingreso de aire hacias las raíces. OTRAS CAUSAS La gomosis también se puede deber a muerte de raíces por falta de agua al no tener suficiente perfil de tierra para prosperar o a riegos insuficientes, así como a heridas producidas por taladrillo o ataques de hongos patógenos, pero esto en los jardines es la causa menos frecuente. También suele ser producido por podas mal efectuadas. Para prevenirlo, se recomienda podar siempre inmediatamente después de finalizada la cosecha y cuando aún hay follaje en el árbol, porque las heridas cicatrizarán más rápidamente. No aplicar fertilizantes. La existencia de hojas es importante, para diferenciar lo verde de lo seco y así evitar lastimar aún más el árbol al cortar por error partes aún sanas. Entre otras causas, puedo también señalar a las podas demasiado enérgicas de ramas gruesas, en período vegetativo. Esto se ve cuando se desea “abrir” una copa y se cortan esas ramas gruesas sobre una lateral débil que se orienta hacia el exterior. El resultado es que ellas no pueden conducir toda la savia bombeada por las raíces, lo que producen notorias diferencias de presión de savia entre la rama gruesa amputada y la fina. Esto es puede corregir con el simple truco de dejar sobre la rama gruesa un muñón de unos 30 centímetros, de modo que el flujo de savia remanente pueda drenar por ese corte terminal, sin afectar a la rama débil. Al cabo del período vegetativo, este muñón se elimina.
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