| | Lo usaba Al Capone, Winston Churchill y también Ernest Hemingway. Después Sean Connery. Estamos hablando del sombrero de panamá que tradicionalmente se produce en Ecuador. El elegante sombrero hecho de finas trenzas de fibras de palmera fue durante muchas décadas un símbolo de elegancia. Luego, el sombrero en general pasó de moda, también los modelos latinoamericanos. "Pero hoy en día hay muchos a quienes les gusta algo elegante y se compran un sombrero de panamá", dice muy satisfecho Andreas Voigtlaender, el presidente de la Asociación de Sombrereros Alemanes (GDH) y dueño de una sombrerería en Wiesbaden. El tipo de sombrero que también protege elegantemente del sol es un accesorio muy apreciado en las boutiques del boulevard Kudamm de Berlín o el "Koe" de Duesseldorf. Voigtlaender añade: "Nunca más volverá a ser un producto de masas como en los años 20, pero bien se puede hablar de un come back", una tendencia que satisface a Kurt Dorfzaun, oriundo de Baviera y dueño de una empresa en Cuenca, Ecuador, en la que se produce esta elegante prenda desde hace varias décadas. "Los jugadores de golf son los que aprecian nuestros productos de manera especial", cuenta Dorfzaun en su taller en la región andina ecuatoriana. El espigado señor de más de 80 años de edad sigue estando bien informado. A pesar de su salud deteriorada sigue siendo responsable de la empresa familiar K. Dorfzaun. Pertenece a los grandes fabricantes de sombreros de este país sudamericano. Allí provee al mercado nacional e internacional con sombreros listos, pero también exporta a todo el mundo y en especial a Alemania la llamada horma, es decir en su forma bruta, aún sin el correspondiente refinado. El nombre "sombrero de panamá" proviene de cuando la mercadería se almacenaba, antes de ser embarcada, en ese país centroamericano. La familia Dorfzaun debió abandonar su patria, Alemania, en 1938, a raíz de la persecución a los judíos. Hasta hace pocos años, el dueño de la empresa viajaba regularmente a Alemania para presentar a sus clientes nuevos colores y formas de trenzado. "He vivido allí momentos muy agradables", comenta el jefe senior cuando recuerda esos viajes. En el interín, esos viajes son realizados por el hijo Alberto. Durante el último mes de diciembre, el sombrerero de 50 años de edad visitó Baviera y la empresa Mayser en la ciudad de Lindenberg. "Desde hace décadas trabajamos con la firma Dorfzaun", comenta Klaus Rock, jefe de ventas de esta firma, de vieja tradición. (DPA) |
