| | La oficina de estos tres profesionales, dos contadores y una abogada, funcionaba en una de esas casas antiguas que fueron construidas con la clásica disposición de ambientes “alargada”.
Aunque la casa tenía un piso superior, éste nunca había sido terminado de construir por lo que las tres oficinas se situaban en el piso inferior al igual que el baño y la cocina originarios de la vivienda. Con el tiempo estos profesionales se decidieron a rediseñar sus oficinas y replantear toda la edificación.
Para los arquitectos Francisco Canale y Graciela Vieites, quienes se reunieron para este trabajo, la obra tenía además la complicación de que el estudio debía seguir trabajando durante la construcción. Así fue como comenzaron con el piso superior y, una vez finalizado este sector, siguieron en el inferior.
En la planta baja se acondicionaron las oficinas para los tres profesionales (crearon una que no existía), la recepción, la oficina para los empleados administrativos, dos baños, una kitchenet y una sala de reuniones.
Pero también en este piso se diseñó un pequeño pulmón verde, un patio y un área de servicio que se transformó en depósito y archivo. En total se agregaron 36 metros cuadrados quedando una superficie de 112 m2.
Los arquitectos explican que el patio original era muy grande por lo que se decidió dividirlo en tres sectores. Uno de ellos se techó y convirtió en la nueva oficina mientras que los otros dos se transformaron en delicados parques que, con baldosones color ladrillo y piedra, continúan el diseño de los interiores y el frente. En el más pequeño se concentraron todas las salidas de aire acondicionado.
Siguiendo el estilo se hicieron en el piso superior otras cuatro oficinas. Estas oficinas se crearon con la idea de tercerizarlas por lo que también se construyó en este piso el tercer baño del estudio y una segunda kitchenet que permiten una mayor independencia. En todas estas oficinas se repitió el zócalo técnico y la iluminación con spots de luces dicroicas del piso inferior.
En ambos pisos hay luces de emergencia y la puerta se abre hacia afuera para respetar las normas de seguridad. Para la pintura de todos los ambientes se eligieron colores cálidos como naranjas y amarillos.
“Al ser una casa con la diagramación de las viviendas antiguas tenía ambientes muy oscuros -cuenta Vieites-. Por eso se reorganizó todo y para dar interconexión de espacios la decisión fue abrir paños vidriados que permitan a los profesionales descansar la vista en el verde de los patios”.
“La idea era trabajar con materiales tradicionales, de la zona, duraderos y de poco mantenimiento por eso es que decidimos colocar bloques que en ese momento, aquí en Cipolletti, prácticamente no se habían usado. En el exterior de la planta baja los propietarios no querían poner rejas por lo que se trabajó con vidrios laminados”, agrega su colega.
“Muchas cosas del diseño original de la casa se mantuvieron -explica Vieites- algunas por gusto y otras por necesidades técnicas. Un ejemplo fue que no se podían hacer aberturas muy grandes para conservar la estructura. Se conservaron los placares empotrados y las puertas del piso inferior que se modernizaron con apliques de vidrio. El mobiliario también fue reciclado cambiando tapizados para unificar los de todas las oficinas. En todo sentido tratamos de unificar criterios en el estudio y darle a todo un tratamiento similar”, concluye la arquitecta. |
