| Es un estudio de abogados elegante, clásico con toques de modernidad acertados, ubicado en el centro de Viedma. Sobre la base de una vivienda en planta baja de poco valor arquitectónico, el estudio de los arquitectos Tarantino-Rodríguez Robles, el ingeniero González y la participación en el proyecto del arquitecto Sarramone elaboraron una propuesta de fuerte impacto visual y de clara resolución técnica. El pool de los abogados Suárez, Ceballos, Ajalla, Rodríguez Frandsen y Amalfitano, clientes de la obra, solicitó un programa que por sus características pudieron separarse en sectores. Uno, bien definido que serían los despachos de dichos abogados y otro que fuera factible "armarse" según las necesidades que fuesen surgiendo con el tiempo. Fue así que en la vivienda existente, tras reciclar la totalidad de sus ambientes, se ubicaron las oficinas mencionadas, recepción y secretaría. Además se amplió hacia el frente en un hall de ingreso y escalera. En planta baja se armó una sala de reuniones y un amplio espacio flexible capaz de alojar oficinas de tamaños diversos. Volumétricamente, el edificio se concibió con una fachada plana en línea municipal que toma toda la altura. El tratamiento que se le dio a este frente fue el de una "pantalla unificadora" en la que aparecen -enfatizadas por cuñas emparentadas a las existentes en el Banco Nación, ubicado a metros de la obra- las carpinterías de las oficinas, balcones de planta alta con sus barandas y un gran espacio de doble altura enmarcando un cilindro que contiene la escalera. Los interiores de los despachos y ambientación general fue realizado por las decoradoras Silvia Balda y Carolina Taborda. (H. L) Fotos: Marcelo Ochoa |