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Domingo 17 de Septiembre de 2006
 
 
 
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  EL JARDIN DE CASA!
  Se vienen las glicinas
Dentro de poco estarán en plena floración. Para disfrutar de su belleza, se deben tener ciertas precauciones y esmerarse en la poda.
 
 

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Van a estar en plena floración entre fin de este mes y mediados de octubre, por lo que es más que oportuno hacer algunos comentarios acerca de esta bellísima enredadera. Por lo espectacular de su floración primaveral, seguramente muchos la querrán colocar en su jardín pero como hasta el camino al Edén suele tener espinas, es preciso hacer algunas advertencias para que el disfrute sea pleno.

DOS ESPECIES

El nombre técnico de la glicina es Wisteria y hay dos especies. La que nosotros cultivamos en nuestros jardines, al menos las que yo he visto en el Alto Valle, es la glicina japonesa, Wisteria floribunda, que produce largos racimos por lo general celestes o azules, pero que también pueden ser blancos o rosados.
La otra glicina, que no sé con certeza si se comercializa en nuestro país (estimo que sí) es la glicina china, cuyo nombre técnico es Wisteria sinensis (sinensis=china). Esta también tiene flores de colores similares a la japonesa, pero la principal diferencia entre ellas, al menos para el lego, es que la japonesa se enrosca en el sentido de las agujas del reloj, de izquierda a derecha, en tanto que la china lo hace al revés, o sea de derecha a izquierda.

PRECAUCIONES

Esta bellísima enredadera -sea china o japonesa- también tiene sus bemoles, como ya se ha dicho. La principal advertencia que puedo hacer es que tenga cuidado dónde la planta y sobre qué soportes se va a enroscar.
Por lo general, su mayor uso es para armar pérgolas y glorietas o incluso para adornar los frentes de viviendas. Para todos estos usos, prevea una distancia mínima de un metro (algunos hasta lo amplían a dos metros) de todos aquellos sitios o elementos frágiles o sensibles, como pueden ser desagotes pluviales, cañerías de agua o gas, barandas o columnas de madera y tendidos de cables.
El daño sobre estos elementos se produce no sólo por el peso que alcanza la masa vegetal a medida que crece -y lo hace rápidamente y a gran altura-, sino que ejerce una gran presión sobre dichos soportes, como si fuera una boa gigantesca. Si la conduce sobre alambre o algo similar, se recomienda desenredar anualmente y reemplazarlo hasta que el tronco alcance la resistencia suficiente para autosostenerse como si fuera un árbol.
En ese sentido, yo sugiero usar como guía un largo puntal de álamo, alejado 2 metros de los sitios potencialmente sensibles. Permita que se enrosque tan sólo una o a lo sumo dos guías, de modo que rápidamente aumenten su diámetro y se autosostengan al cabo de pocos años y cuando el puntal ya haya desaparecido en el abrazo.
De esta forma puede producir crecimiento tipo arbolito con follaje péndulo, si crece libremente. La otra alternativa, es armar estructuras estables de hierro, al estilo antenas triangulares o postes de cemento con alma de hierro.

LA PODA

La poda de la glicina es otro aspecto fundamental para tener en cuenta, sea cual sea la forma de conducción. Si es en glorieta, para evitar un ramerío infernal y si es en forma vertical cerca de lugares sensibles, para evitar daños futuros.
Durante el invierno forma dos tipos de ramas. Las ramas cortas, son brindillas con yemas florales, las que se identifican fácilmente por su tamaño ... son bien regordetas y no hace falta tocarlas (ver foto).
El otro tipo son ramas largas, tipo chupones, que son las que ocasionan el ramerío posterior si no se las corta. En general, se recomienda una poda invernal al estilo parral, respetando los brazos principales y cortando a 30 ó 40 centímetros todas las laterales, incitando a la formación de brindillas para el próximo año.
A esta poda invernal deben seguir como mínimo tres podas de verano. La primera se hace una vez finalizada la floración, cortando a 2 ó 3 yemas toda la madera florífera, con lo cual se alienta una segunda floración.
Las otras dos podas -como mínimo-, se realizan sobre todas aquellas ramas que evidencien un vigor excesivo, especialmente si amenazan con dirigirse a sitios no deseados. Algunos especialistas recomiendan incluso podas cada 20 días.

MUCHAS, POCAS O NADA

Frecuentemente me preguntan por qué hay glicinas que tardan muchos años en florecer e incluso por qué algunas no florecen nunca. Ambas preguntas son pertinentes.
Si se quiere tener la certeza de que su glicina va a ser bien florífera, lo más adecuado es comprar una planta que ya tenga botones florales o esté en plena flor. Como segunda precaución, ya que se puede reproducir por estaca herbácea en primavera, cortar algunas inmediatamente después de la floración de plantas que lo hayan hecho profusamente, o hacer estacas en invierno, como con la viña.
Evite plantar si no tiene certeza de esta cualidad. Menos que menos, le recomiendo hacerlas de semilla, porque va a tener que esperar por una “pila” de años (para no decir “pilón”) para ver formar los primeros botones florales ... e incluso puede darse el caso de que no florezca nunca y para eso no hay una explicación plausible.
Si le pasa esto, la opción puede ser injertar sobre ella, yemas de una buena productora de racimos florales.

   
Teodorico Hildebrandt
eljardin@rionegro.com.ar
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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