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Domingo 23 de Julio de 2006
 
 
 
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  Una aldea de madera y piedra
En Bariloche, un restaurante  combina naturalmente materiales extraidos de la  zona con gastronomía bien regional y los mejores vinos argentinos para crear un cálido ambiente para disfrutar del paisaje .
 
 

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Un nuevo restaurante abrió sus puertas en un predio que propone albergar una pequeña aldea de montaña. El complejo está emplazado sobre la ladera del cerro Campanario, a 17 kilómetros de esta ciudad y abarca una hectárea y media de terreno. A pocos metros de allí, en una amplia curva de la avenida Exequiel Bustillo, se encuentra la aerosilla del cerro Campanario, clásica excursión que recibe a centenares de turistas durante todo el año.
“Aldea Campanario” responde a la primera etapa de un proyecto que integrará paseos de compra con artículos regionales, locales con acceso interactivo, un parque infantil y un complejo de cabañas. El propósito del emprendimiento es crear un pequeño núcleo turístico en la ladera del cerro y dentro del bosque que lo rodea. El responsable del proyecto es el arquitecto Luis José Deleo quien aplicó los preceptos de la “arquitectura brutalista”, movimiento de la arquitectura contemporánea basada en utilizar los materiales “en bruto”, tal cual se encuentran en su medio natural. De esta manera, el restaurante fue construido con un 70 por ciento de elementos extraídos del lugar (madera de ciprés, piedra caliza y caña colihue) y combinó dos estilos de diseño: una línea clásica para los baños y la cocina y otra aborigen para el salón.
Un camino enripiado conduce hacia la entrada principal. La puerta es de madera y vidrio y tiene enclavada un asta de ciervo como picaporte. El recibidor, empotrado en piedra caliza, continúa la línea del diseño con el mobiliario de madera, tapetes de piel de oveja y arreglos en caña colihue. La barra tiene una longitud aproximada de 4 metros y combina en el centro una pared de piedra con los extremos trabajados en madera de ciprés. Sobre la barra, una estructura realizada en caña colihue, resalta los rasgos autóctonos y naturales del cerro.  Detrás de la barra se instaló una importante parrilla contenida por gruesos troncos de ciprés, con encastres de piedras picadas a mano, extraídas del predio. Hacia la izquierda una medianera fabricada con troncos de ciprés sujetos a tientos de vaca separa ambos ambientes y permite el ingreso al salón VIP destinado para eventos sociales especiales.
La bodega fue construida siguiendo la línea de estilo europeo: un compartimiento de cemento, contrastado por el color de la pintura y unido por una reja con barrales de hierro forjado.
Los baños contraponen al salón con un diseño clásico: combinan madera, un lavatorio de cerámica blanca y paredes de color bordeaux, que aportan sobriedad al ambiente. Uno de los compartimientos sanitarios está diseñado para personas con silla de ruedas.
En los laterales del comedor se ubica una hilera de boxes construidos con madera de ciprés. El respaldo de los bancos dividen los espacios con tientos de vaca sostenidos por dos varillas de caña colihue.
En el centro del salón, se distribuyen  mesas con sillas confeccionadas en ciprés y lonjas de cuero natural. Hacia el final de los boxes, un fogón de piedra y hierro, diseñado para caminar alrededor como reminiscencia del estilo aborigen.
Cerca del hogar los proyectistas ubicaron un pequeño “rincón de fuego”, rodeado por ventanales y bancos de ciprés, cubiertos con amplios tapetes de piel de oveja. Desde arriba, dos lámparas cilíndricas iluminan las mesas ratonas, encerrando un ambiente cálido para disfrutar a toda hora.
Los pisos son de pórfido patagónico, piedra que presenta una superficie natural de cantera y armoniza con la rusticidad del lugar.
La gastronomía integra un variado menú regional, con entradas frías, como las “brusquetas aldeanas” (filetes de salmón ahumado sobre pan tostado de campo y kenele de queso), o tibias, como las “empanadas del bosque” (hongos, echalotes y escamas de pescados).
La especialidad del restaurante es el “Chankato” (trucha asada y vegetales horneados, gratinados en fuente de barro) y el “Charkikan” (arrollado de cordero marinado con hierbas de la meseta sobre vegetales asados, bañado con suave salsa de cerveza negra).
Como opción vegetariana, la carta ofrece un “curanto a la olla de barro” (variedad de vegetales cubiertos con hojas de nalca o de maqui). También encontramos los tradicionales cortes de carne a la parrilla y pastas caseras cortadas a cuchillo. Los vinos pertenecen a bodegas provenientes de Mendoza, Salta y el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. El diseño de la cava permite exhibir algunas etiquetas para una más rápida elección.
A la hora del té, el maestro pastelero elabora delicias de la repostería sureña, especiales para acompañar con un chocolate caliente.
Jana Moreira
Fotos: Alfredo Leiva

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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