| Una vivienda mal aislada, además de brindar un estándar inferior de confort, necesita más energía. En invierno se enfría rápidamente y puede tener condensaciones en el interior, y en verano se calienta más y en menos tiempo, demorando a su vez mucho más para enfriarse. Esto dependerá de cada caso en particular, según la situación y exposición a los rayos solares, vientos y agentes atmosféricos. Algunas mejoras en el aislamiento, pueden significar ahorros energéticos y económicos importantes en calefacción o aire acondicionado, un dato relevante en estos momentos cuando se busca el mayor cuidado en los recursos disponibles de todo tipo. Y esto, vale decirlo, debe contemplarse desde el mismo momento del proyecto a través de un correcto diseño y adecuada selección de materiales, condicionantes no tan simples de resolver ya que por lo general tienen bastante que ver con aspectos culturales y económicos. Si esto no se resuelve desde el inicio, con posterioridad se deberá recurrir a paliativos que en general resultan en una mayor erogación económica, a la par de un menos criterioso uso de los recursos. También hay que señalar que, a veces la búsqueda de una menor inversión inicial lleva a la utilización de soluciones técnicas que en una primera instancia minimizan el problema, trasladando hacia delante una respuesta definitiva. Tanto es así que nos encontramos con paredes de ladrillones como cerramientos externos que en general no cumplen con las mejores condiciones de aislación, o techumbres con espesores de maderas y aislaciones que antes buscan el ahorro momentáneo que un buen funcionamiento en el tiempo, como se expresa antes. Un caso muy común son las estructuras con machimbre de pino que no deberían ser de menos de una pulgada de espesor para los techos, frente al uso generalizado de medio o tres cuarto de pulgada. El menor gasto inicial condiciona estas decisiones. Si bien a esta altura de los tiempos nadie debería objetar el uso de equipos climatizadores de aire, por la mejora que indudablemente representan para el confort interior de una construcción, la mirada debería estar puesta en qué medida se puede reducir su uso con diseños acordes a las particularidades de implantación de toda obra, principalmente en zonas como la nuestra, con un clima tan particularmente condicionante. PUENTE TÉRMICO En cuanto al tipo de carpintería, son de destacar las denominadas de rotura de puente térmico, que contienen material aislante entre la parte interna y externa del marco. Conviene procurar que los taparrollos de las persianas no tengan rendijas y estén convenientemente aislados, de esta manera también se ahorrará energía. Para tapar las rendijas y disminuir las infiltraciones de aire de puertas y ventanas, se pueden emplear medios sencillos como la silicona, la masilla o el burlete. Los especialistas insisten en la posibilidad de un ahorro concreto en este caso de entre un 5 y 10 por ciento de energía. Hay que utilizar láminas adhesivas de material plástico transparente para pegarlas a marcos y acristalamientos. Así se conseguirá disminuir de forma considerable las pérdidas de calor (si se colocan en el interior) o las ganancias (si se colocan en el exterior). Si en la casa hay chimenea es conveniente cerrar el tiro de la misma cuando no se esté usando. PUNTOS CLAVES Todos los materiales resisten al flujo del calor, pero algunos son mejores aislantes que otros. Entre los aislantes térmicos más adecuados se encuentran en el mercado la lana de vidrio, el telgopor, la espuma rígida de poliuretano, perlas de EPS aditivas, foil de aluminio puro, además de recursos constructivos como la doble pared con cámara de aire, o las fachadas ventiladas, por citar algunos. Un buen aislamiento de los muros que separan viviendas contiguas, además de disminuir el ruido, evita pérdidas de calor. La instalación en paredes y techos de una capa de 3 centímetros de corcho, fibra de vidrio o poliuretano tiene la misma capacidad aislante que un muro de piedra de un metro de espesor, por ejemplo. La cubierta de techos supone la mayor superficie de intercambio de calor entre el interior y el exterior de una construcción. Es por donde se pierde o gana más calor, si no está bien aislada. Por ello una correcta ejecución de los techos debe buscar no sólo impedir el paso del agua hacia el interior sino bajar al máximo posible la transmisión térmica; esto se logra con productos adecuados dentro de la confección de las techumbres como láminas finas como foils de aluminio o polietilenos, o aislantes de masa como el telgopor o la lana de vidrio. Dentro de este esquema también deben contemplarse los controladores de vapor (VCL) que cumplen con la función de liberar un porcentaje de la humedad que se pueda generar dentro de los ambientes. En los muros perimetrales de una casa se debe también concentrar la mirada, a los fines de configurar paredes con bajos coeficientes de transmisión, que generalmente no se logra(como se expresa en la nota central) mediante el uso de muros simples de ladrillones. Si bien es más costoso, el doble paramento es uno de los recursos más usados cuando las condiciones climáticas son más extremas. Hasta se puede construir un doble muro con ladrillos huecos de 12 centímetros de espesor cada uno y una cámara de aire intermedia que se puede adicionar con alguno de los productos mencionados o algún otro, de acuerdo al criterio profesional del arquitecto que se consulte. Las aberturas también son un punto muy importante en la transferencia de temperatura. Durante el invierno, por ejemplo, a través de un cristal simple se pierde, por cada metro cuadrado de superficie, la energía contenida en 12kg de gas. Los sistemas de doble cristal o doble ventana reducen, prácticamente a la mitad, la pérdida de calor con respecto al acristalamiento sencillo y, además, disminuyen las corrientes de aire, la condensación de agua y la formación de escarcha, por lo que es un recurso cada vez más usado en lugares de inviernos muy intensos y crudos como en Caviahue y Copahue, por ejemplo. PISOS QUE “TRANSPIRAN” Si el contrapiso es de poco espesor, en invierno puede transmitir a la superficie del piso la baja temperatura del terreno natural, lo que ocurre por capilaridad. Esto puede provocar la aparición de condensación superficial, lo que en la práctica significa que los pisos "transpiren". Una de las formas de evitarlo es haciendo un contrapiso de por lo menos 15 centímetros de espesor o uno doble de menor espesor individual pero con una membrana intermedia de plástico negro no menor a 200 micrones. Para abaratar también se puede realizar un solo contrapiso de más de 10 centímetros con la colocación previa de la mencionada membrana de plástico. Cuando se haya terminado el contrapiso se aconseja la realización de una capa de aislación hidrófuga que debería estar vinculada con los muros exteriores para lograr continuidad de confinamiento. También se puede utilizar telgopor desgranado incorporado en la misma mezcla del hormigón en proporciones sugeridas por cada fabricante. ALUMINIO PURO Hay en el mercado un producto de origen neocelandés que se fabrica en nuestro país, compuesto por láminas de aluminio puro y pulido de 10 micrones, polietileno de baja densidad y burbujas de aire estanco de 10 milímetros de diámetro. Esta lámina puede ser utilizada, según sus fabricantes, "protegiendo techos, paredes, pisos, ductos de aire, de frío, calor, humedad, ruidos y fuego". Un amplio espectro que obedece a "que el sistema de aislamiento térmico funciona mediante la reducción de la transferencia de calor por radiación y masa. Dicha reducción es proporcional a la emisividad de la superficie del material de la barrera radiante". Vale aclarar que la radiación es la causa primaria de toda transferencia térmica que recibe o emite una construcción. Sin ella no podrá generarse transferencia por conducción ni por convección, las cuáles constituyen formas secundarias de transmisión de calor. Arq. Jorge Paneiva arqpan@arnet.com.ar |