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  Martes 22 de Febrero de 2011  
 
 
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  Junto al docente todo será mejor
Familia y escuela deben trabajar en comunión. .Así se podrá lograr un buen cimiento para el futuro.
 
 
 
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Dos conceptos fundamentales refieren al acompañamiento y a la corresponsabilidad. Ambos son referentes claves para analizar situaciones de abulia, aburrimiento y falta de objetivos claros en los adolescentes de este siglo XXI.

El adolescente del nivel medio necesita un acompañamiento familiar constante en toda su escolaridad. Pero este acompañamiento tiene su correlato justamente en las relaciones que se producen entre la familia y la escuela. Una actitud colaborativa entre ambas sería el cimiento en el que el sujeto adolescente va constituyéndose como tal.

La familia occidental se encuentra en un estado de transformación y crisis debido a los grandes e incesantes cambios que tienen lugar en nuestra sociedad. Muchos y diversos factores inciden en el futuro de la familia -cambio en los roles sexuales, incorporación de la mujer al trabajo, posibilidad de disolver el matrimonio, técnicas de reproducción asistida diversas, mayor presencia de familias monoparentales- y originan modos de organización familiar diversos y variados. A pesar de estos cambios, no parece que las familias vayan a desaparecer sino que continúan siendo los sistemas relacionales más estables, seguramente debido al carácter inalterable de sus vínculos genéticos y a los fuertes lazos afectivos y emocionales que se establecen entre sus miembros.

Es decir que la familia está en un proceso de transformación constante a lo largo de su historia vital, pero este proceso a veces no es compartido por la escuela. No obstante, hay que señalar que en la organización y dinámica escolar, aunque lentamente, se han producido cambios que pueden ser vividos como crecimiento o como conflicto, según que el sujeto adolescente y la familia puedan relacionarse con el contexto extrafamiliar.

La escuela -institución educativa-, como la familia, es un sistema abierto que se relaciona con otros sistemas y que sufre, también como en el caso de las familias, cambios en función de presiones internas o externas. A diferencia de la familia, la necesidad de cohesión afectiva y emocional como grupo no es tan fuerte; se pueden plantear cambios en la composición del grupo (se cambia de docente o se cambia de compañeros), aunque se requiere de cierta estabilidad y equilibrio para funcionar.

En cada institución hay un determinado clima afectivo y relacional que impregna las relaciones con los estudiantes, entre los docentes y con los padres. Este clima se crea a partir de su historia, la manera en que intenta solucionar sus conflictos y los roles profesionales que los distintos miembros van asumiendo. Cada escuela, como cada familia, es distinta y hay escuelas en que la relación con los padres es vivida de manera agradable y tranquila. Otras veces, existen dificultades y tropiezos. Aquí adquiere relevancia el concepto de corresponsabilidad, que implica asumir compromisos con los estudiantes desde la relación establecida entre padres y docentes. Buscar los instrumentos adecuados para garantizar un proceso de enseñanza y aprendizaje positivo es función tanto de la familia como de la escuela. Y esto no sólo para el nivel primario sino fundamentalmente para el medio: el interés por el estudio, las motivaciones, las metas, los objetivos a corto y mediano plazo dependerán de cómo se operativiza esta co responsabilidad.

La escuela tiene una función específica, que es la de enseñar. Pero enseñar los contenidos disciplinares no es el único aspecto de la tríada pedagógica. El sujeto que aprende y el sujeto que enseña -estudiante y docente- y su múltiples entrecruzamientos son los que podrían garantizar un proceso de aprendizaje sin conflictos extremos, que lleve no sólo al avance del conocimiento, sino también -para el estudiante- un buen cimiento en la búsqueda de su identidad.

Trabajar conjuntamente (flia. y escuela) desde una perspectiva construccionista y colaborativa sería una de las metas que posibilitan un mejor tránsito del estudiante en la escuela media.

(*) Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNC

   
   
 
 
 
 
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