La cifra genera preocupación. El gobierno nacional sumó el año pasado algo más de 70.000 millones al stock de deuda intraestatal, la que según distintos estudios privados superaría los 300.000 millones de pesos. No hay estadísticas oficiales, sólo proyecciones de consultoras, ya que sobre este manejo la administración K no está dispuesta a abrir los números para "mostrar resultados".
Distintos estudios estiman que en proporción con el PBI la deuda pública del país pasó de representar el 74% en el 2005 a un 44% proyectado para el cierre del 2010.
Sobre una proyección de un total de 164.000 millones de dólares que el Estado debía a fines del año pasado, alrededor de 75.000 millones correspondían a deuda intraestatal, sumando las acreencias con el Tesoro que tenían la Anses, el Banco Central y otros organismos públicos como PAMI, AFIP y Lotería Nacional.
O sea que, si no se computara la deuda intraestatal, la deuda pública habría quedado acotada a unos 90.000 millones de dólares.
El proceso de desendeudamiento con el sector privado y los organismos internacionales anunciado por CFK se está cumpliendo a rajatabla. Pero como contrapartida está aumentando la deuda de organismos del Estado con el mismo Estado.
¿Cómo es esto?
Tomemos un ejemplo de la Anses. Este organismo cuenta hoy con un Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que se constituyó con los activos de las ex AFJP y acumula 180.000 millones de pesos.
Desde el punto de vista contable, estos activos existen en la Anses. Pero un análisis económico nos muestra que en el FGS de la Anses existe hoy menos de un 40% del monto señalado, ya que más del 60% restante son títulos públicos; es decir que se trata de una acreencia de un organismo del Estado con el mismo Estado. Trazando una analogía con una empresa, es como si en el activo de la compañía figurara un pagaré de la misma firma: su importancia en los balances sería neutra ya que en la contabilidad habría como contrapartida un pasivo equivalente que compensaría "resultados".
Es decir: el gobierno nacional toma fondos disponibles de los organismos nacionales y como contrapartida les da títulos y bonos para que contablemente sus cuentas no se vean afectadas.
Ahora bien, ¿qué pasa si esos organismos necesitan el dinero? La disponibilidad de esos fondos no existe.
Este escenario, que muestra el alto nivel de endeudamiento del Estado nacional, genera un gran margen de incertidumbre fiscal en el mediano y largo plazo y se conforma así un frente de tormenta muy importante. El gobierno nacional toma deuda promoviendo el desfinanciamiento de los organismos que son afectados por esta medida.
La estrategia de tomar recursos de otros organismos -y hasta de algunos ministerios- se viene implementando desde hace cuatro años pero se ha profundizado en los últimos dos años para equilibrar las cuentas y hacer frente al constante aumento del gasto público.
El problema, según los especialistas, es que se está recurriendo en forma constante a organismos que dependen mucho de los fondos a futuro, como es el caso de la Anses, algo que empieza a generar un frente de tormenta muy pesado para los próximos gobiernos por el desfinanciamiento que muestra el sistema previsional y la incertidumbre sobre recursos disponibles para los futuros jubilados. (Redacción Central)