Llaman la atención las importantes diferencias existentes durante la gestión Sapag entre los presupuestos presentados y sus reales ejecuciones.
- En el 2008, primer año de gestión de la nueva administración, el Ejecutivo provincial preveía un resultado financiero (que es el resultado de la diferencia entre ingresos totales y gastos totales, a los que se les suma el pago de deuda) deficitario del orden de los 340 millones de pesos. Los números finales muestran que ese año se terminó con un déficit de 310 millones. Una modesta diferencia.
- En el 2009, la administración Sapag trabajó sobre la base de un presupuesto con un déficit financiero proyectado de unos 245 millones de pesos. Las estadísticas oficiales (presentadas ante la Nación por la ley de Responsabilidad Fiscal) muestran que ese año las cuentas fiscales cerraron con un superávit de 250 millones de pesos. Es decir: existió una diferencia cercana a los 500 millones de pesos entre lo proyectado y ejecutado.
- El 2010 tuvo un comportamiento similar al año anterior. El Ejecutivo proyectó un déficit de 730 millones de pesos, mientras que el ejecutado provisorio -no está el cierre definitivo- se ubicaría con un superávit superior a los 150 millones.
¿Cuál es la causa de estos importantes desvíos?
En principio, lo mismo que hace la administración K con el presupuesto nacional, el objetivo podría ser contar con partidas de fondos disponibles para manejarlas en forma discrecional sin que estas pasen por el control de la Legislatura.